jueves, 7 de julio de 2011

Ahora, rápido

Ahora, rápido, sin revisar, sin corregir, sin pensar, escribir en línea recta hacia el desastre, hacia el glorioso, hermoso, acaso fingido desastre, porque vivir es caer, caer hacia el principio, hacia el arjé, la materia, la matriz, el estallido, el caos, el desastre originario, justo después de la nada, porque al principio era la nada, más originaria aún, la nada tuvo que ser creada (Valente), después el caos y depués el verbo, el logos, la luz, el verbo ser sin el cual todo habría permanecido mudo (Foucault), en las sombras, en la mudez de las sombras, porque el ser humano lo es sólo por la palabra, que es luz, que es exilio: existir ahí, ahí afuera, extática existencia (Heidegger), aunque tenemos las alas rotas, o cortadas, quién sabe, una nostalgia de lo que nunca fue, un deseo de lo que no tiene nombre y se muestra, y el arte no es más que la aventura que va de los hechos al sentido (Alguien), y el sentido es producto, multiplicidad (Deleuze), palabra errante hermana del grito, del desgarro glorioso, del dulce desgarro de la carne que pide a gritos fundirse con el sol desmayado de la tarde, con el viento, con la materia, pulsión de muerte (Freud) o voluntad de poder (Nietzsche), no sé, el ser desvelado un instante, tan fugaz, y luego sobrevivir a lo vivido (Valente) no es fácil, pero igual saltar hasta romperse, deshacerse, devenir soplo o huracán, con las manos alzadas como antenas hacia el cielo, las antenas del ser alzadas, con alegría, sin esperanza.

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