Todo el mundo puede ser activista. Solo hay que añadir una bandera arcoíris a tu perfil de Facebook, o increpar a una persona mayor que no entiende lo que significa «no binario», y ya estás mejorando el mundo.
jueves, 23 de diciembre de 2021
Cultura woke (incluye un comentario bastante enrevesado sobre lo no binario)
Ser es ser un artificio (apuntes de ontología cristiana)
Para un cristiano no hay nada parecido a un espacio natural. Todo es artificial, todo ha sido hecho por el Artífice Supremo, la Gran Causa Eficiente.
Para un cristiano ser es ser un artificio.
Breve y ponderada crítica de Matrix 4
La peor película del siglo XXI. Una estupidez estratosférica y detestable. Todo, absolutamente todo, está mal. Los personajes son insoportables, las escenas de acción son tan rápidas que no se ve una mierda, no hay nada ni remotamente parecido a un argumento... En fin, una infamia absoluta. Deplorable.
miércoles, 22 de diciembre de 2021
Demasiados libros
No solo hay ya demasiados libros, sino que constantemente se producen en abundancia torrencial. Muchos de ellos son inútiles o estúpidos, constituyendo su presencia y conservación un lastre más para la humanidad, que va de sobra encorvada bajo otras cargas.
Ortega y Gasset, Misión del bibliotecario
lunes, 13 de diciembre de 2021
viernes, 10 de diciembre de 2021
La falacia afectiva y la falacia intencional
La falacia afectiva consiste, más o menos, en considerar que una película, por ejemplo, es pretenciosa si no te gusta o si no la entiendes.
La falacia intencional consiste en creer que el significado de la obra está determinado por la intención del autor.
Pero —Derrida dixit— la obra, una vez publicada, queda abandonada a su esencial deriva.
jueves, 9 de diciembre de 2021
Ideas para títulos de libros aún no escritos y que probablemente nunca lo sean
1. He escrito tontapolleces, luego existo
2. Deconstrucción de tontapolleces metafísicas (Derrida explicado a los niños)
No se me ocurren más.
Breves consideraciones en torno a Feria, el tan afamado y polémico libro de Ana Iris Simón
Me pongo a leer Feria un rato. El tan afamado y polémico libro de Ana Iris Simón me produce un tedio mortal.
PD: Sigo en modo gruñón, en efecto.
PD2: El libro no parecer ser más que una crónica familiar. La polémica supongo que tendrá que ver con esa tontapollez —no voy a parar de usar esta palabra, porque es lo máximo— llamada guerras culturales.
Breves consideraciones en torno a mi inesperado regreso al ejercicio blogueril
Sí, he vuelto en plan gruñón y cascarrabias.
Breves consideraciones en torno al tópico «educar en valores»
Pues otra tontapollez. ¿En qué valores? ¿En todos o solo en los valores morales? ¿Quizá en los valores estéticos? ¿En los espirituales? ¿Hay que que explicar la ética material de los valores o decirles a los niños que se porten bien?
PD: Una característica de los valores, por cierto, es su polaridad. Es decir, que los valores no son solo positivos. El tópico educar en valores parece dar por hecho justo lo contrario, que los valores son siempre positivos y por eso debemos educar en ellos (aunque, insisto, nunca se dice en cuáles).
Breves consideraciones en torno al tópico «somos la primera generación que vive peor que sus padres»
Es una soberana tontapollez. En todo caso —y suponiendo que sabemos a quién se refiere ese somos— seremos una generación que vive peor que sus padres, no la primera.
miércoles, 8 de diciembre de 2021
Get Back, el tedio infinito
Comparado con el soporífero documental sobre los Beatles que ha hecho Peter Jackson, Bela Tarr rueda trepidantes películas de acción llenas de escenas alocadas y vertiginosas.
martes, 30 de noviembre de 2021
Si p, entonces q
Hace mucho tiempo dije un montón de palabras
lenguaje casa del ser tejado perdidas
viento desolado niñas
desguarecidas bajo la lluvia.
La condición: si el lenguaje es la casa del ser.
La consecuencia: entonces el viento
se ha llevado el tejado
y las palabras parecen niñas perdidas
bajo la lluvia.
Era lógico y también
era un poema
porque se entendía y no se entendía
porque soplaba el viento y llovía
y porque sonaba tan triste
con tanto viento y tanta lluvia
y tanta niña desolada.
El viento generaba gemidos desolados
y las palabras carecían de significado.
Creo que eso era, más o menos,
todo lo que pasaba en el poema.
O todo lo que no pasaba.
Pero tal vez el viento, aunque no diga nada,
diga más que las palabras...
Y además más y otra cosa.
Y no es verdad que solo genere
gemidos desolados.
A veces danza con las hojas de los árboles
y enjuaga las lágrimas
de las niñas perdidas.
lunes, 29 de noviembre de 2021
Una frágil criatura
Il libro è creatura fragile, soffre l'usura del tempo, teme i roditori, le intemperie, le mani inabili. Se per cento e cento anni ciascuno avesse potuto liberamente toccare i nostri codici, la maggior parte di essi non esisterebbero più. Il bibliotecario li difende dunque non solo dagli uomini ma anche dalla natura, e dedica la sua vita a questa guerra contro le forze dell'oblio, nemico della verità.
Umberto Eco, Il nome della rosa
sábado, 17 de abril de 2021
17/04/2021
Se me acaba de estropear la lavadora. Se ha fundido una luz del baño. Tengo los oídos taponados, sobre todo el izquierdo, por el que no oigo nada. No pude cambiar la titularidad del coche porque mi domicilio fiscal no coincide con mi lugar de empadronamiento. Me pusieron una multa. Los limpiaparabrisas funcionan a veces sí, a veces no, lo mismo que la radio. Etcétera.
Naturalmente, dada mi tendencia a la exageración, no he tenido más remedio que comparar mi situación con la de Job, quien no tuvo nada de paciencia y en seguida se puso, como más o menos he hecho yo, a increpar a Dios. También me he puesto a pensar que soy un desastre de ser humano al que cada vez le resulta más difícil ser un adulto mínimamente funcional, lo que me ha llevado a fantasear con vivir al estilo Unabomber o Wittgenstein, solo en una cabaña en medio del bosque, sin apenas posesiones, porque las cosas se estropean y es un coñazo hacerse cargo de ellas, aunque soy consciente de que en realidad no podría vivir así, entre otras cosas porque seguro que en los bosques hay todo tipo de bichos horribles y no hay centros de salud a los acudir para que te saquen tapones de cera de los oídos, y las cosas, por pocas que tengas, seguirán estropeándose de todas formas (lo natural es la entropía).
Además, no estoy estudiando todo lo que debería y tengo la sensación de que incluso he olvidado cosas básicas, como los principales campos MARC o las entidades del modelo FRBR (cosas básicas en biblioteconomía, claro, no en general), por no hablar de la siempre infernal parte de legislación.
En fin
domingo, 28 de marzo de 2021
28/03/2021
Nota mental en forma de pregunta retórica: ¿y si los que vivimos en regiones tan despobladas y olvidadas como Extremadura o León hiciésemos como si Madrid no existiera? ¿No alcanzaríamos así, con suma facilidad, la paz mental?
sábado, 27 de marzo de 2021
27/03/2021
Estoy en mi habitación, quiero decir, en la de la casa de mis padres. En ningún sitio me siento tan a gusto. Está el póster de Marilyn Monroe, está el de la Velvet Underground, está el de El Gran Lebowski. Están los libros. Está el cactus. Está la guitarra que nunca he sabido tocar y el reloj de cuerda al que nunca doy cuerda. O sea, está básicamente todo, y está como estaba, como debe estar y donde debe estar. Es un microcosmos ajeno a la entropía.
Mis planes a muy muy corto plazo son comer torrijas y leer el libro de Cornford Platón y Parménides, leer el libro de Ernesto Castro Memorias y libelos del 15M y leer Introducción a la ciencia de la conciencia: el estudio de la experiencia subjetiva en filosofía, psicología y neurociencias, de mi amigo Asier Arias, que es un puto crack.
También tengo planeado estudiar. Pero, sobre todo, comer torrijas.
sábado, 6 de marzo de 2021
06/03/2021
Para ser alguien que ha vivido en innumerables pisos —en realidad, creo que hasta ahora han sido cuatro durante mi periplo estudiantil y seis durante mi errante periplo laboral (en breve voy a por el séptimo)— me sigue estresando muchísimo mudarme. Me pone de los nervios.
Siempre vivo en estancia, como un buen cristiano, como un buen extranjero, sin un lugar fijo de residencia.
viernes, 19 de febrero de 2021
19/02/2021
He puesto una lista de canciones ligeramente nostálgica con Weezer (no recordaba lo muchísimo que me gustan), The Strokes, The Black Keys, The Vines, The Hives, Franz Ferdinand, Yeah Yeah Yeahs, Artic Monkeys, The Postal Service, The White Stripes, Pearl Jam, MGMT, Kaiser Chefs, U2, Pearl Jam, Los Planetas y Pixies. Ya lo he dicho más veces, pero si amo algo por encima de todas las cosas es la música. Y estoy convencido, con razón o sin ella, de que escuchar música, como todo, es un arte, y de que no importa tanto saber de música como disfrutarla y amarla, sea del género que sea, porque, como sabía Platón, bello es lo que uno ama.
Quiere decirse que esta lista eminentemente indie y gafapasta no significa que odie otros géneros musicales. Me encantan Las Grecas, por ejemplo, o Los Suaves, o Manolo García, o Andrés Calamaro, o La Polla Records, o la música electrónica (Four Tet y Aphex Twin me flipan). En cuestiones musicales, soy un firme defensor del poliamor. Hay diferentes músicas para diferentes momentos y situaciones, y es perfectamente posible, por así decirlo, establecer relaciones afectivas desjerarquizadas con todas ellas. ¿Por qué no amar* con la misma intensidad, por ejemplo y por muy diferentes que sean, Fear of the Dark y Segundo premio?
*Hay que decir que se ama sin razón, es un acontecimiento puro que no atiende a razones, simplemente sucede.
19/02/2021
Ante mi manifiesta incapacidad para lidiar con el infierno de la burocracia electrónica sin sufrir ataques de pánico y desesperación —omitiré detalles porque la historia es larga y aburrida, pero baste decir que el registro electrónico de cierta universidad daba fallos que no tenían que ver estrictamente con mi impericia, la cual, sin embargo, no oculto— cierta persona, medio en broma, me ha dicho algo así como lo siguiente: «creía que eras más inteligente, tú que has estudiado una carrera». Naturalmente, he contestado —también medio en broma— que no soy inteligente, simplemente llevo gafas de pasta, y que mi carrera solo me enseñó a leer a filósofos muertos.
Afortunadamente, tras mil intentos introduciendo un pin para poder subsanar un error que supuestamente cometí yo al no entregar un justificante del pago de las tasas para presentarme a auxiliar de biblioteca de cierta universidad, finalmente pude acceder al registro y demostrar que sí las he pagado.
viernes, 5 de febrero de 2021
05/02/2021
Hace poco leí un artículo de un doctorando en filosofía en el que contaba lo mal que lo había pasado al terminar la carrera y no saber qué hacer. En mi caso, justo cuando estaba a punto de terminar la carrera, me pasé una semana, o puede que más, tirado en un sofá llorando sin parar. No hablaba, solo balbuceaba y lloraba. De repente, la idea de dar clases me angustiaba tremendamente. No quería ser profesor. Entonces, para qué coño me había licenciado en Filosofía. Qué iba a hacer ahora. Era idiota. No valía para nada. Así que adopté una posición fetal en el sofá y me dediqué a llorar. En el viaje en autobús de vuelta a mi casa, finalizado el periplo universitario, seguí llorando. Lloré durante todo el viaje. Menos mal que nadie se sentó a mi lado. Cuando llegué a casa intenté con todas mis fuerzas no llorar más, pero no lo conseguí. Quería seguir viviendo en Salamanca, quería seguir estudiando. Seguí llorando, no podía parar. Finalmente me calmé cuando decidí —el instante de la decisión es una locura, dice Kierkegaard— que podía opositar para ser bibliotecario, pese a no tener ni idea de biblioteconomía. Mis padres no solo no me reprocharon ser un cafre y haber estudiado lo que me había dado la gana para nada y de repente cambiar de idea y no querer ser profesor de Filosofía sino que me apoyaron y me animaron a que me apuntara a una academia para preparar las oposiciones. Tengo mucha suerte de tener unos padres así. A mí la academia me parecía muy cara, a ellos no. Ahora ya llevo años trabajando como bibliotecario y, la verdad, me gusta. De vez en cuando algún compañero me pregunta por qué no me presento a alguna oposición para dar clase de Filosofía, ya que, al parecer, tengo ciertos conocimientos sobre el tema —la Filosofía me sigue flipando, eso es verdad— pero yo digo que estoy bien así.
viernes, 29 de enero de 2021
29/01/2021
volver a escribir poemas. después de tanto tiempo. volver a escribir aunque sean malos. no importa. mejor así, contra la corrección gramatical. recuerdo cuando escribí un poema, borracho, en la servilleta de un bar, tendría unos diecisiete años. no recuerdo por qué. una época muy loca. me gustaba leer. no recuerdo el poema. recuerdo que me sentía feliz, poderoso. capaz de hacer cosas con palabras. sé escribir, dije. estábamos indudablemente borrachos y felices. escribí el poema y nadie lo entendió, yo tampoco. daba igual. molaba. mis amigos también escribieron poemas. éramos muy jóvenes, estábamos muy borrachos, éramos muy felices y apenas nos dábamos cuenta. nos sentíamos todopoderosos. seguramente idealizo aquella época, pero la echo de menos. diría sí al eterno retorno para que volviera una y otra vez. con todas sus alegrías y todas sus penas. sí y otra vez y más. pero todo se pierde, susurros en la noche, un rumor en la niebla, huellas que nadie sigue, la piel que se estremece.
29/01/2021
cuando la chica azul bailaba
sobre las ruinas del mundo
yo estaba borracho y era de noche
y el resplandor de su mirada
incendiaba el vuelo de los pájaros
sus ojos eran pasadizo y temblor
no era fácil atravesar su fulgor
y yo me quedé esperando para siempre
en el frío umbral de la noche
29/01/2021
En la biblioteca solo se puede sentar una persona por mesa, para cumplir con la distancia social y con las restricciones de aforo. Hoy ha venido un grupo de seis chavales a la sala infantil, han juntado las sillas en una mesa y les he explicado que no podían hacer eso. Luego ha venido la madre de uno de ellos hecha una fiera, que a ver dónde ponía que no se podían juntar. Le he explicado amablemente las normas (puedo tener muy mal genio, pero mi táctica favorita con la gente desquiciada es ser extremadamente educado). La señora se ha ido indignada, diciendo que va a poner una queja. Por mí puede poner todas las quejas que quiera, que yo soy un kantiano de estricta observancia, y en la biblioteca se van a cumplir las normas y los protocolos a rajatabla, sí o sí.
Por otra parte, hay seres de luz que te piden perdón por devolver un libro con un día de retraso. Naturalmente, yo les sonrío y les digo que no pasa absolutamente nada, que no se preocupen. Siempre hay más gente simpática y agradable que cafres, aunque los cafres hagan más ruido. Hay que tenerlo en cuenta.
viernes, 22 de enero de 2021
22/01/2021
Ya dije que no me gustaba nada Mafalda, la repelente niña moralista, la incorruptible alma bella que desde su atalaya nos juzga a todos y a todo. He de decir que tampoco me gustan las viñetas de otro moralista progre, El Roto.
jueves, 21 de enero de 2021
21/01/2021
Estoy viendo un vídeo sobre el poliamor y preguntándome por qué lo estoy viendo. A mí me es igual. No podría ser más indiferente ante tan candente tema.
(Aunque, a decir verdad, yo también soy bastante poliamoroso, en el sentido de que amo tanto a Platón como a Deleuze).
sábado, 16 de enero de 2021
16/01/2021
Se acabó la cuarentena. Di negativo en la PCR.
Llevo toda la semana escuchando música y bebiendo café compulsivamente. Al lado del radiodar eléctrico. No tengo calefacción. He escuchado, sobre todo, a MF Doom y a King Gizzard and the Lizard Wizard. También he acabado de leer algunos libros que tenía pendientes —Las aventuras de la mercancía, de Anselm Jappe— y he empezado a leer por segunda vez Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos, la biografía de Philip K. Dick que escribió Emmanuel Carrére. Pero básicamente me he dedicado a consumir cantidades demenciales de café y a escuchar música.
En algún momento me ha preocupado ligeramente que pasar tantísimas horas con los cascos puestos no sea mentalmente saludable porque de alguna manera me aísla dentro del aislamiento. De todas maneras, el lunes vuelvo a trabajar, o sea, a una vida más ordenada, regida por horarios y obligaciones.
martes, 12 de enero de 2021
12/01/2021
Me he cortado mientras picaba cebolla y en menos de medio segundo han cruzado mi mente, casi de manera simultánea, varios pensamientos: 1) ¡Santo dios, no tengo tiritas ni nada de primeros auxilios!, 2) No puedo salir de casa a comprar, estoy en cuarentena*, 3) ¿Cómo estarán las urgencias del hospital? y 4) Siéntate, idiota, antes de que te desmayes.
Al final no me desmayé, aunque me duele un montón el dedo.
*Estoy en cuarentena porque soy contacto estrecho de una compañera de trabajo que ha dado positivo, pero estoy bien (excepto, claro está, por lo del dedo).