martes, 25 de septiembre de 2012

Incipit Philosophia

Estrictamente hablando, esta entrada no forma parte del blog, es un post scriptum destinado a anunciar el comienzo de Murmullo incesante, blog que pretende centrarse exclusivamente en cuestiones filosóficas... si hay algo así como "cuestiones filosóficas", algo que no podemos dar por supuesto, ya que "dar por supuesto" es lo menos filosófico que hay. La risa de las criadas tracias, lo sé, no ha dejado de perseguir a los filósofos, pero, como respondió Diógenes cuando le dijeron que la gente se burlaba de él: sin embargo, yo no soy burlado, o como dijera Deleuze, mucho tiempo después: el filósofo no ofrece donde hacer presa, aunque sea presa de todos los ataques.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Fin

Y ya hemos llegado. Me siento como si hubiera escalado una montaña muy alta y ahora le gritase a los astros ved lo que soy. La ventana está abierta y se está haciendo de noche, pero aún no es de noche, momento ideal para despedirse. Un cigarro humeante reposa en el cenicero. El vaso de café está vacío. Seguiremos perseverando y fracasando cada vez mejor.

Ahora el cigarro se acaba. Y llega la noche.

999

Penúltimo post. Permanezcan atentos a sus pantallas para contemplar el apoteósico final.

This is the end

Que el inminente fin de mi blog haya llevado a mi imaginación a considerar el fin del mundo como un acontecimiento hermoso y de lo más hermoso quizá sea un signo de mi solipsismo patológico. Como todos somos solipsistas y todos nos morimos, el mundo desaparece con nosotros y solamente la literatura muy menor se ocupa del Apocalipsis, decía, más o menos, Anthony Burguess. Yo lo dejo ahí.

Ahora

Ahora el sol desciende como una promesa indeterminada que flota ingrávida en la atmósfera. Se insinúan ya las sombras acogedoras. Qué hermoso sería si el mundo se acabase ahora, no con un gran estallido sino como quien desaparece sin ser visto, escabulléndose a hurtadillas, sin hacer ruido, como algo que se difumina en el aire hasta perder del todo su forma.

Dilema

Tomar un café y arriesgarme a dormir mal y con el cerebro revolucionado o no tomarlo y dormir bien. La segunda opción parece mejor. Sin embargo, me quedan cuatro post para acabar y creo que es mejor hacerlo aumentando la dosis de cafeína de mi torrente sanguíneo.

Diálogos crepusculares

-¿Qué tal vas con lo de llegar a los mil post y finiquitar el blog?
-No muy bien, de ahí este post.
-¿Este post solo es de relleno?
-Evidentemente.
-¿Se te han acabado las ideas?
-Puede ser.
-¿Te da miedo quedarte sin ideas?
-Yo no tengo ideas propias casi nunca.
-¿En serio?
-Totalmente.
-¿Cómo es eso?
-Ni siquiera estoy seguro de que las ideas puedan ser propiedad de alguien.

The Cure - A Forest



Again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and again... and again... and again

Espantapájaros

La mirada lanzada al infinito, a las llanuras sin fin donde la tierra abraza al silencio, la tierra de rojo furioso y amarillo lejano sin un solo árbol a la vista. Yacer en estos campos irreales, hablar solo con espantapájaros. Parece fácil desparecer aquí. No morir, sino desaparecer. No huir, sino desaparecer. Inexplicablemente. Disolverse en la luz, en el viento. Espantapájaros con ojos plateados. De nada nos serviría un cerebro. Es otra cosa lo que necesitamos, confía en mí, le digo a espantapájaros. ¿Y quién eres tú?, pregunta el espantapájaros.

Sauces

La reverberación del sol sobre las aguas siempre cambiantes del río atrapa tu mirada, como si los intermitentes destellos de luz proyectasen hilos invisibles, irrompibles, en dirección a tus ojos, frágiles hilos de luz que te unen aún al mundo. Toda tu atención, todo tu ser, se dirige y concentra sobre la superficie móvil y serena del río. Ese ritmo callado, murmullo incesante. Ese río nunca igual a sí mismo en el que no te puedes bañar dos veces y ni siquiera una vez. Las ramas del sauce rozan las aguas, como la mano de una niña distraída que juega en la orilla. Ahora sabes por qué lloran los sauces.

Batallas

Cuando su padre le entrega a Quentin el reloj, el mausoleo de toda esperanza y deseo, se lo entrega
no para que recuerdes el tiempo, sino para que de vez en cuando lo olvides durante un instante y no agotes tus fuerzas intentado someterlo. Porque nunca se gana una batalla dijo. Ni siquiera se libran. El campo de batalla solamente revela al hombre su propia estupidez y desesperación, y la victoria es una ilusión de filósofos e imbéciles.
William Faulkner, El ruido y la furia 


Top Ten

1. La Biblia.
2. El Quijote.
3. Hamlet.
4. El Banquete.
5. Antígona.
6. Ulises
7. Crimen y Castigo.
8. Esperando a Godot.
9. Alicia en el país de las maravillas.
10. La broma infinita.

La lista, claro es, podría variar, es incompleta y todo lo que siempre pasa con las listas. La Biblia, independientemente de que se crea o no, es uno de los libros más influyentes, me parece a mí, en toda la historia de la literatura occidental. Las dos grandes influencias de Faulkner, como dijo alguien, fueron la Biblia y el whisky, por ejemplo. Faltan muchos, obviamente. El propio Faulkner, tal vez, si bien no soy superfanático de Faulkner, en realidad. De momento estoy con El ruido y la furia, que todavía no había leído.

Es curioso que, a pesar de que prácticamente no leo nada de teatro, siempre que pienso en listas así, incluyo Antígona, Hamlet y Esperando a Godot como tres de las mejores obras de todos los tiempos.

Incluyo solo una obra de Filosofía, porque, en fin, habría que hacer una lista aparte de obras filosóficas, pero no incluir a Platón me parecería un crimen y, aunque El Banquete tal vez no sea su obra más importante, supongo que todo el mundo está pensando en La República, a mí la obra que más me gusta de Platón es El Banquete, y además pienso que no desentona compartiendo espacio con obras literarias, como sí desentonaría, por ejemplo, el Parménides, obra filosófica en un sentido mucho más estricto. Incluir La broma infinita quizá es prematuro, pero no incluir a David Foster Wallace también me parecería un crimen. Alicia en el país de las maravillas es probablemente el libro que más veces he leído en mi vida. Crimen y castigo representa, para mí, que ni soy filólogo ni nada, la cumbre de la novela decimonónica y es una de las mejores novelas jamás escritas, si bien, en general, prefiero la literatura del siglo XX. El Quijote, evidentemente, no necesita justificación.

Faltan Proust y Kafka, claro. No me había dado cuenta.

The Divine Comedy - The booklovers

Caos

379. Al filosofar hay que bajar al viejo caos y sentirse a gusto en él.
Wittgenstein, Observaciones diversas. Cultura y valor. 

Monólogos

445. Casi siempre escribo monólogos conmigo mismo. Cosas que me digo sin testigos.
 Wittgenstein, Observaciones diversas. Cultura y valor.

martes, 18 de septiembre de 2012

El camino

Había un hombre quieto en la esquina y señalaba un camino donde no había ningún camino, pero, de todas formas, yo quería ir por aquel camino que no era un camino y por eso luché con todas mis fuerzas por avanzar siguiendo la dirección que señalaba.

Short film b/n: epílogo

¿He comprendido el secreto de los árboles, del viento, del cielo, de unos labios abiertos y mudos? Solo podría creer en un dios que pasase de largo, sin apenas mirar, para volver a retirarse, que pasase como un soplo y se extinguiera de nuevo, un roce leve, un breve destello, nada más, un relámpago fugaz, nada más.

REM - Losing my religion



Hablando de REM, en este vídeo hacen un homenaje a Sacrificio, la película de Tarkovsky.

REM - Oh my heart



Dirigido por Jem Cohen

Short film b/n: prólogo

Determinados días te levantas cansado. Pausa. Te entran ganas de romper algo. Pausa. Remueves el café con despreocupación. Miras las noticias. Afuera ruge el viento y agita bolsas de plástico delante de tu ventana. Pausa. La firmeza de las estructuras se ha revelado frágil. Cualquier cosa puede significar cualquier cosa. Pausa. La incertidumbre es palpable. La incertidumbre huele a frío y brilla sobre una carretera mojada. Pausa. En cualquier momento puedes resbalar. No sabes qué viene a continuación. Pausa. No saber qué viene a continuación. El siguiente movimiento. Pausa. Acostumbrados ya al desasosiego suburbano. Un ruido de fondo. Pausa. Los zapatos de Dorothy aquí no serían ni rojos ni plateados. Pausa. El camino de baldosas amarillas aquí no sería de baldosas amarillas. Pausa. Pero hay. Una luz. Lejana. Se ve. Pausa. Con los ojos. Pausa. Pegados al cristal.

Short film b/n: Instrucciones de lectura de un texto aún por escribir

[En mi imaginación, este texto debería ser leído en inglés por una voz en off, mientras una serie de imágenes inconexas -pero no del todo, regidas por alguna idea o por algún espacio concreto que dotara de cierta coherencia a la serie- en blanco y negro se suceden en una pantalla, sin relación evidente ni inmediata con las palabras, como dos series que solo de vez en cuando se encuentran, en algún punto, pero que, de alguna forma, no dejan de resonar la una en la otra. No sé si ha quedado claro. También debería sonar de fondo una música nada melódica ni tonal, más bien minimalista y aparentemente caótica, que constituiría la tercera serie. El significado total residiría en las tres series, pero no sería nada determinado. Algunas imágenes funcionarían como líneas de fuga: ventanas, cielos despejados, etc. He dicho todo esto, pero aún no he escrito el texto. Tal vez no estaría mal que la voz pronunciara en un idioma inventado y se subtitulara al español, de forma que se produjera cierto extrañamiento entre la voz y la escritura, remarcando su diferencia y constituyendo, además, dos series paralelas, una de las cuales, la voz, carece de significado, pero parece tener significado como efecto del texto... Quizá ahora sí que se me está yendo la olla un poco].

Descanso

Como ya me voy cansando un poco de tanto post voy a tomarme un descanso. Me quedan veinte para llegar a mil.

Lógica proposicional

Si León es un reino yo soy Napoleón.

A   B    A -> B
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Vic Chesnutt - Rustic city fathers

Jem Cohen - Lost book found



La narrativa se puede expresar a través de un momento: hay alguien que está haciendo algo sin necesidad de un desenlace, y de repente aparece toda una narrativa que resulta muy misteriosa. De eso trata la vida, no vivimos historias perfectas sino narrativas quebradas
Jem Cohen

Conexiones fortuitas

En sentido wittgensteiniano no me estoy volviendo loco, eso está claro, pues no he sufrido cambio repentino de carácter alguno, ni más o menos repentino. Yo no soy de los que cambian, como dijera Guy Debord, aunque esto no viene a cuento para nada. El caso es que Elliott Smith se murió en octubre de 2003. En la Rockdelux de diciembre de ese mismo año hay un reportaje sobre Elliott Smith. En otro número de Rockdeluxe, de 2010, hay un reportaje sobre Jem Cohen, y justo después de mirar ambos números (estaba buscando algo que no tiene nada que ver con esto, por cierto) me encuentro con que hay un vídeo de Jem Cohen en el que aparece Elliott Smith. A mí esto me parece que mola bastante. Como si el azar por sí mismo dibujara conexiones y generara órdenes y armonía.

Vecinos (Bernhard Style)

Odiaba a sus vecinos y a los perros de sus vecinos y consideraba que sus vecinos eran una prueba de paciencia a que Dios le sometía y pensaba que después de soportar a sus vecinos temer al infierno era ridículo pues nada peor que sus vecinos podía existir en este o en cualquier mundo posible o imposible.

No perder la perspectiva

-No perdamos la perspectiva, yo ya estoy harta de decirlo, es lo único importante. Así comienza La colmena. Es también lo que viene a decir el primer rabino, el rabino joven, al que acude el tipo serio de los Coen en busca de ayuda y es lo que parece lograr, encontrar una nueva perspectiva, cuando fuma marihuana con su vecina. Alguien dijo que a Spinoza le gustaría la marihuana porque favorece los afectos positivos.

Aspiraciones y en el principio era el verbo

Sigamos con Wittgenstein. Dice: aspiraciones, ser amado sin ser admirado. Esto me recuerda algo que dijo alguien cuyo nombre no recuerdo: que admiramos a alguien por alguna razón, pero que se ama sin motivo. También dice que el lenguaje es un refinamiento, en el principio era la acción (Goethe), pero también dice que las palabras son acciones. Así que: en el principio era el verbo, y el verbo era acción. Algo así tendríamos que concluir.

PD: Soy consciente de lo deslavazado que está quedando todo esto.

Locura y Filosofía

Wittgenstein dice algo bastante extraño sobre la locura, que no debe considerarse como una enfermedad, sino como un cambio de carácter repentino, o más o menos repentino. También dice que todas las buenas doctrinas no sirven, en última instancia, de nada, que debe cambiarse la vida, lo cual, me parece, le convierte en un filósofo de verdad.

En la cabeza

Tengo metida en la cabeza la canción Somebody to love, de Jefferson Airplane, por culpa de los Coen. También tengo metida en la cabeza la idea de que cuando por fin alcance los mil post algo nuevo debe suceder. No es que me haya vuelto loco ni nada.

Visión

He visto al Judío Errante pasar por debajo de mi ventana. No es verdad, claro, pero la oración debe de significar algo. O no.

Empanada mental

Agitado, inquieto, constantemente interrumpido por ruidos molestos, hojeando alternativamente a Nabokov, a Faulkner, a Bernhard, a Marx, a Wittgenstein, a Heidegger y las vidas de los más ilustres filósofos griegos, total para nada, descentrado totalmente y sin comprender nada, con el pensamiento embotado en el más alto grado, como si la visión de esas largas cadenas de signos sobre el papel hubiesen perdido su capacidad de significar, como si ninguna posibilidad se concretara en nada...

Fluctuación

Como es natural, mi estado de ánimo fluctúa entre una alegría liberadora y la melancolía inherente a cualquier final.

Tierra a la vista

Me quedan treinta y pico post aún para llegar a los mil, pero, una vez desatada el ansia por llegar al final, viendo ya el puerto, por así decir, preveo que se van a suceder de modo tan vertiginoso como absurdo.

Supersticiones numéricas

De nuevo, como ya sucediera con el extinto Pensamientos Despeinados, me asalta la necesidad de llegar a mil post y acabar el blog de una vez y ya no escribir más en el blog y liberarme de escribir en el blog y para eso, por alguna razón, o sinrazón, mejor dicho, tengo que llegar a los mil post.

Los perros, la humanidad y Bernhard

Pero la humanidad, incluidas todas las partes del mundo, no encuentra nada raro en cuidar y atender mejor a los perros que a sus semejantes, en efecto, cuida más y atiende mejor a todos esos miles de millones de casos de perros que a ella misma. Me permito calificar un mundo así de perverso y en el más alto grado inhumano y totalmente loco.
Thomas Bernhard, Hormigón

lunes, 17 de septiembre de 2012

A serious man

Seré breve: obra maestra.

PD: Final soberbio, por cierto.

PD2: Estoy por decir que es la mejor película de los Coen, junto con la inconmensurable Barton Fink, por supuesto.

PD3: ¿Qué sería de nosotros y del cine sin gente inteligente como los Coen?

PD4: Usar el calificativo raro como categoría estética debería figurar en el código penal como delito. Decir que algo es raro es igual que no decir nada.

PD5: Compárese con el afectado nihilismo de Melancolía, de Lars Von Trier, quien parece limitarse a decir ahora me enfado y no respiro. Sin tremendismos esteticistas, los Coen aciertan de pleno.

PD6: El final de A serious man es mejor que el final de Melancolía.

PD7: Debería ser obligatorio ver esta película en una clase de Filosofía.

PD8: Me están dando ganas de volver a verla otra vez, y acabo de verla.

PD9: ¿He dicho ya que me parece la mejor película de los Coen junto con Barton Fink?

PD10: Habría que estudiar seriamente la influencia de Kafka en los Coen (probablemente ya se haya hecho).

PD11: Habría que estudiar seriamente la influencia de Kafka en Woody Allen (probablemente también se haya hecho)

PD12: Habría que estudiar seriamente por qué los judíos leen más que los católicos (esto ya se ha hecho, seguro)

PD13: ¿Algún católico español ha leído la Biblia? (Me estoy yendo por los cerros de Úbeda)

PD14: Es tan obvio que tiene como trasfondo El libro de Job que ni lo había mencionado.

PD15: Hay que tener un talento gigantesco para lograr un equilibrio tan perfecto entre tragedia y comedia.

PD16: ¿He dicho ya que los Coen me parecen unos genios y esta película en particular una obra maestra?

PD17: No entiendo que a alguien no le gusten los Coen.

viernes, 14 de septiembre de 2012

¿Por qué?

¿Quién es el sujeto de derecho? ¿Por qué tanta gente parece dar por sentado que es el pueblo? ¿Por qué la izquierda, vergonzosamente, apoya el nacionalismo? Es una auténtica vergüenza y mi corazoncito marxista sufre y llora de dolor, pero en fin, es lo que hay, una izquierda traidora sin asomo de vocación universalista, insolidaria y que desprecia el interés general.

Ahora igual salgo a la calle a reclamar que La Virgen del Camino es un país propio oprimido por León y que quiero mi Estado y que la culpa de todo la tiene León. Puestos a desvertebrar España, hay que desvertebrarla del todo. Incluso puede que reivindique la independencia de mi barrio respecto del resto del pueblo, al que veo también bastante opresor. Y quizá también, dentro de mi barrio, reclame la independencia de mi calle y, dentro de mi calle, mi casa, claro, que tiene una tradición propia claramente diferenciada del resto de la calle, tenemos nuestra propia manera de hablar y de cocinar, lo cual nos constituye, creo yo, como nación independiente oprimida por el resto de la calle. Dentro de mi casa, mi habitación, desde luego. En mi habitación hay una tradición que nada tiene que ver con el resto de la casa, que me oprime bastante también. Quizá me invente una lengua. En mi Estado no habrá guerras, ni hambre, ni nada, solo paz, felicidad, amor y piruletas. Y un aeropuerto.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Ajedrez

Me fascinan las novelas y las películas sobre ajedrez, a pesar de que no tengo ni idea de ajedrez. Es raro. La torre herida por el rayo, de Fernando Arrabal, La defensa, de Vladimir Nabokov y la película En busca de Bobby Fischer, por ejemplo.

Libros y libros

Hay libros y libros. Hay libros excesivos, nimbados por un halo de demencia, misterio, hermetismo, libros desafiantes, orgullosos, libros con los dientes apretados, plantados de cara a un viento huracanado, libros que están ahí resistiendo el brillo de un frío cruel y para resistir el brillo de un frío cruel, libros que sobresalen del superpoblado pelotón de los mediocres y penetran en lo desconocido, a ciegas, abriéndose camino donde no parecía haber ningún camino, verdaderos actos creativos, arriesgados, que te dejan con la boca abierta de asombro, pasmado como un idiota, y te infunden una electricidad furiosa, que se ramifica por todo el cuerpo, libros atravesados por un aliento que recorre milenios, libros, cierto, difíciles, porque el arte es difícil y exige esfuerzo, igual que escalar las más altas cumbres, en las que una enigmática metamorfosis óptica tiene lugar, de las que se regresa, transfigurado, con los ojos enrojecidos por la intensidad singular de una visión inefable.

Pulp - Common People

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Acercamiento al Ulises

Uno debe acercarse al Ulises de Joyce como el bautista analfabeto al Antiguo Testamento: con fe.
William Faulkner

martes, 11 de septiembre de 2012

Fragmentos

El frescor matinal preludia el otoño, la estación en que la vida se recoge sobre sí, se envuelve como un ovillo de lana, se acurruca soñolienta mientras caen las hojas; el olor del café impregna la habitación; humea un cigarrillo olvidado; afuera pasan aviones, muy cerca de los tejados de las casas, y desaparecen dejando ese ruido tormentoso que lentamente se va extinguiendo, ese ruido que se diluye poco a poco, sin que sea posible determinar el momento exacto de su conversión en silencio pleno, de su desaparición definitiva.

No hay momentos exactos, discretos, solo el continuo fluir la corriente inaprensible de la vida, un solo gesto, un solo movimiento.

Los cipreses, escuálidos, espirituales, son como antenas esperando recibir una señal. Los cipreses no creen en Dios, pero le echan de menos.

El hombre es un animal, pero hay que reconocer que se trata de un animal muy raro. Solo el tiene acceso al claro del bosque. Solo él es un extraño en la tierra. Solo él se asombra de ser.

El llanto y la risa son testimonios de la excepcionalidad y rareza de ese animal que somos: un desgarrón en la cadena del ser.

El pecado original es ese desgarrón, asumido con satánico orgullo. Morder la manzana es abrir los ojos, el despertar de la conciencia; y la conciencia nos hace desgraciados, nos separa de la gracia, nos sitúa en lo abierto, en la intemperie. El corazón chiflado del hombre grita: mejor vivir libre y desgraciado que esclavo, aunque sea esclavo de un dios.

El tema cristiano por antonomasia: Dios ha muerto.

Hermann Timm: "Dios ha muerto. ¡Viva la religión!"

El hombre no tiene esencia, es un camaleón. Dicho de modo paradójico: la esencia del hombre es no tener esencia, es estar escindido de lo que es.

Es mentira que Job se calle la boca, que sea paciente y no proteste. No para de protestar, de quejarse, de pedir explicaciones a Dios.

Mi historia preferida de la Biblia no es especialmente simbólica, ni reveladora, ni enigmática. Judith, la hermosa y joven viuda Judith, para librarse del asedio al que están sometiendo a su pueblo, Israel, se viste con sus mejores galas, seduce a Holofernes y cuando éste duerme, borracho perdido, le hiere dos veces en el cuello, cortándole así la cabeza. Erotismo, violencia, política y religión se anudan en el relato con una sencillez y maestría narrativa inigualables.

El dominio de las técnicas narrativas, el conocimiento de la gramática y de los tropos, no garantiza el éxito de la creación literaria. Hace falta algo más, un suplemento indefinible, un destello de demencia. Hace falta inspiración, divina locura, esas ideas desacreditadas por la modernidad y tan evidentes para los viejos griegos. Ni siquiera saben qué es poesía, hace falta estar en determinado estado de ánimo, como decía Joyce.

La voz del narrador o del sujeto poético es siempre una voz imaginada, siempre. En literatura es imposible decir yo.

Al leer la noticia de la inminente publicación de una biografía de David Foster Wallace he recordado lo que dijo Cioran acerca del sorprendente hecho de que la perspectiva de tener un biógrafo no haya disuadido a nadie de escribir. También he pensado en gente troceando un cadáver y amasando beneficios con la venta de sus putrefactos productos. Yoko Ono es un ángel en comparación con los amigos de DFW.

Evidentemente, distanciarse de la propia época es un requisito imprescindible para poder verla. Ser contemporáneo es ser intempestivo, no pegar las narices al presente, ni rendirle pleitesía, ni tampoco despreciarlo olímpicamente. La perspectiva es el asunto crucial. Un asunto difícil.

En La naranja mecánica el brutal contraste entre estética y ética nos advierte muy bien del peligroso mito de la Cultura. Alex, extasiado con las trompetas de los ángeles y los trombones del infierno, en su cama, con su maravilloso equipo de música puesto a todo volumen, después de haber asaltado una casa y violado a una mujer, se está riendo a la cara de la idea de la alta cultura como remedio contra la violencia. A Leni Riefestahl, la cineasta de Hitler, solo le interesaba la Belleza.

Me entran arrebatos de fatalismo metafísico, no lo niego; me entran ganas de gritarles a los humanistas bienintencionados que creen en la utopía de la educación como panacea o cumplimiento final del reino de los cielos en la tierra que sus ideas escatológicas torpemente secularizadas son una patraña y que acepten de una vez que la existencia es trágica y que Dios ha muerto. Que la existencia sea trágica, por supuesto, no quiere decir que no sea alegre. Tragedia y alegría van de la mano desde Nietzsche.

Habría que matizar lo anterior. No creo en el progreso, pero tampoco en la apelación reaccionaria a los hechos, a que las cosas son como son. Puesto que el hombre no tiene una naturaleza fija, determinada, lo que es y su potencia son inseparables. La potencia incluye, de todas formas, la negatividad, es decir, que aquello que las cosas son en potencia puede darse o no, pues precisamente en eso consiste que sean en potencia, y no en acto. El hombre siempre está en disposición de poder mejorar o empeorar, pero esto solo se determinará en el tiempo.

El tema del azar y del destino: ambos términos, tradicionalmente pensados como opuestos, pueden ser pensados como términos correlativos, al modo de Nietzsche. En un primer momento, el de la tirada de dados, se afirma el azar, no se sabe de antemano el resultado, pero el momento de la caída es el momento de la necesidad, del destino, ya no se puede cambiar el resultado. El hombre, en cada época, tira los dados, con las manos temblorosas. La serie de resultados es la Historia.

A pesar de todo, de mis arrebatos fatalistas, creo que es urgente recuperar el futuro, porque desacreditando el futuro es el presente el que se vuelve inviable e invivible.

Que Godot no llegue significa un millón de cosas a la vez y ninguna en particular. Una de las cosas que significa es la imposibilidad de la parousía, la imposibilidad de una presencia plena, de un sentido último de la vida. Godot nombra más bien un sentido ausente que una ausencia de sentido. Algo que cuya forma de ser es no estar presente.

Nadie mejor que Beckett ha mostrado la absurda comedia de la existencia, cuyos personajes, contra todo pronóstico, perseveran y resisten, aunque sea realizando actos nimios, ridículos.

También el mundo de Kafka, al igual que el de Beckett, es un mundo donde Dios ha muerto, o se ha retirado, o ha enmudecido. Dios no está presente. Estamos solos. Ni Godot va a llegar, ni nosotros podemos acceder al Castillo.

¿Por qué simplemente no esperar a Godot, no tratar de llegar al Castillo?

Las guerras entre escritores son una especie de batallas libradas por egos enfermizamente hinchados, eso lo sabe todo el mundo, sobre todo los propios escritores, pero tampoco hay por qué extrañarse. La envidia, los celos, todos los afectos, se rigen por leyes geométricas y hay que comprenderlos, no despreciarlos sin más. El esfuerzo de comprenderlos ya lo hizo Spinoza. Aún así, ser conscientes de cómo funcionan los afectos y las pasiones no implica dejar de estar sometidos a su poder. En este sentido, la conciencia está sobrevalorada.

Ni creyente ni ateo ni agnóstico. ¿Tiene eso sentido?

La superficie es más misteriosa, más interesante e incluso más profunda que la profundidad. ¿Tiene eso sentido?

La belleza está en el interior. Creo que me moriré sin comprender esa frase. El interior se compone de vísceras y cosas así bastante asquerosas, creo yo.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Arena entre la arena

Envuelto en la luz brumosa de la mañana , con la mirada fija en la línea desvaída del horizonte. El ritmo de las olas, pies descalzos, huellas que se borran, brisa que eriza la piel, carne de gallina, plegarias mudas atrapadas en la garganta y la promesa de una serenidad indestructible. Cuerpos animados, hipnotizados, yendo de aquí para allá, cuerpos que se desvisten y labios que sonríen y miradas cristalinas que hienden el aire, soplos de luz, espasmos eléctricos, hasta encontrarte. Qué alegría no ser nadie, solo arena entre la arena, bajo una mirada desconocida.

Sin destino

Cada palabra sin destino
lanzada al centro de la noche
brilla como una plegaria
muda y sin esperanza.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Tan fuerte, tan cerca

La película es bastante lacrimógena, ciertamente, pero a los críticos que lo único que hacen es insultar al protagonista, entre otras cosas porque necesita llevar una pandereta para mantener la calma, les quiero decir tres cosas: una, son gilipollas; dos, son unos ignorantes y tres, ESPERO QUE TENGAN UNA MUERTE EXTREMADAMENTE LENTA Y EXTREMADAMENTE DOLOROSA.

Los dos polos

Hacia el fin de su vida, Flaubert escribió, en una de sus admirables cartas, a su amigo Turgueniev, una frase muy corta que quisiera ubicar al inicio de mis reflexiones, porque las resume muy bien: "Siempre traté de vivir en una torre de marfil, pero una marea de mierda golpea sus muros, hasta derrumbarlos". Estos son los dos polos de la situación: por una lado la "torre de marfil", por el otro la "marea de mierda".
Simon Leys

viernes, 7 de septiembre de 2012

Llamaradas

Llamaradas súbitas golpean las venas
en el silencio inquieto de la noche.
El resplandor de un rostro sin nombre
que brilla más allá del tiempo
atraviesa el paisaje del desconcierto.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Work in progress (undécima parte)

PRÓLOGO (PRESCINDIBLE, UN POCO EMBROLLADO Y CON BRUSCOS CAMBIOS DE TONO E IDEAS) DEL AUTOR

El autor es consciente de que debería estar prohibido escribir sobre escritores que escriben, con el fin de evitar las ingentes dosis de tedio, solipsismo y narcisismo que este tipo de escritura conlleva inevitablemente. El autor asegura sinceramente que no es posmoderno Lo jura, pone la mano en el fuego, hace lo que haga falta con tal de probar que considera la ironía corrosiva un callejón sin salida y que la posmodernidad, si existió, hoy no es nada más que una curiosidad que sirve de entretenimiento a arqueólogos de la cultura o a estudiantes desnortados que leen a David Foster Wallace sin prestar atención. Lo verdadero nunca cambia su melodía. No obstante, el autor también es consciente de que cualquier intento de negar la ficción desde dentro de la ficción está condenado al fracaso. Por eso considera que no existe nada parecido a una reivindicación del autor material y declara solemnemente que la idea de autor material es en sí misma contradictoria y, por lo tanto, imposible. Debemos, en un mismo gesto, negar esa posmodernidad ciega a las cuestiones morales y a las propuestas de sentido y afirmar, por otro lado, el carácter artificial, construido y ficticio del texto literario. La literatura debe inmiscuirse en los estadios estético, ético e incluso religioso y trenzar los hilos que los unen, de modo que pueda revelar la verdad de la experiencia. De ahora en adelante, el autor promete minimizar al máximo la neurastenia contemplativa del presente escrito y despertar a su protagonista, a palazos si hiciera falta, de sus dulces sueños catatónicos.

O no, ya veremos. El autor no debería de haberse metido en este berenjenal, porque el futuro es imprevisible. El coro de suplicantes está cantando. Lo que tenga que ser, será. Además, qué coño, el que quiera leer aventuras que se vaya a leer a Conrad, aquí va a haber dosis y sobredosis de seres contemplativos que solo son felices cuando están tristes, de vagabundos insignificantes clamando con gritos sordos en playas que les conducen a la eternidad y de pedantes insoportables y torturados para quienes la felicidad hedonista no tiene ninguna grandeza y que aspiran con todas sus fuerzas a habitar el tranquilo centro del ojo del huracán.

Por otra parte, Martin Amis tiene razón al recomendar no leer a ningún autor menor de treinta años porque solo saben hablar de ellos mismos. La toxicidad del yo de la que le hablaba Santiago al Redactor Jefe en la cafetería. Total, que el autor está en un atolladero que muy probablemente no sepa resolver y ya ha leído a copias baratas de DFW que no aportan nada, de ahí su permanente tentación de gritar a voces: que escriban otros. La idea paranoica de que todo aspirante a escritor menor de treinta años lo que está haciendo no es otra cosa que intentar imitar a DFW le roe las entrañas. Que sea una idea paranoica no significa que no sea cierta. Los artistas de verdad rasgan el paraguas de convencionalismos y banalidades bajo el que nos resguardábamos cobardemente y dejan entrar un poco del caos libre del exterior, pero los imitadores restauran el paraguas rasgado con un trozo de tela que solo muy vagamente se parece a la visión original que penetraba a través de la rasgadura. Esto del paraguas es genial, pero no es una idea mía, es de Deleuze. Por tanto, afrontémoslo: los imitadores son fuerzas neocon y son tristes. El atolladero es brutal, créanme.

Work in progress (décima parte)

EN CUANTO A VIVIR, QUE LO HAGAN NUESTROS CRIADOS POR NOSOTROS

Paloma sale a la calle enfadada y se dirige directamente hacia su casa. Ese idiota engreído. Solo abre la boca para soltar gilipolleces. Cree que lo sabe todo de todo. No sabe una mierda. No se entera de nada. No sabe nada de nada. Pero cuando hay que sujetarle la cabeza para que vomite, ahí estoy yo. Porque encima le da miedo vomitar. Paloma camina en modo piloto automático, a toda prisa, con los brazos cruzados y agarrándose el abrigo con las manos. Se detiene frente a un Estanco y entra a comprar tabaco y papel de liar. Esta noche no pienso pensar en él. Irene viene a casa. Fumaremos, nos reiremos, sin Santiago teniendo revelaciones psicogénicas acerca de espacios de luz trascendentes o fusionándose con la conciencia cósmica o lo que mierda diga cuando está fumado. Solo un poco de relax. Sin poetas románticos que se creen la reencarnación de Ian Curtis. Si pudieras ver la belleza, estas cosas que nunca podré describir. ¿Acaso yo no puedo verla? ¿No puede cualquiera? Cuando le dije que Joy Division eran demasiado monocromáticos, que solo exploraban un sentimiento, que eran demasiado herméticos, que estaban bien, pero que no veían todos los tonos de la vida, solo uno, de forma fija, obsesiva, y se cerraban al resto, me miró como si le hubiera ofendido, se enfadó de verdad, como si él fuera el jodido Ian Curtis, como si se lo estuviera diciendo a él, y se calló de repente, dejó de hablarme, y luego le digo vamos, hombre, solo es un grupo, no es para ponerse así, y me suelta que lo que he dicho es mucho peor que decirle a un cristiano que Jesús solo era un pobre hombre. No se puede ser más fanático. ¿Piensas madurar algún día? Y el artículo para la revista, que encima considera una revistucha de mierda, me lo corrige, lo cambia todo. Me dice que está mal. Él sí que está mal, no el artículo. Que he enfocado la cuestión desde un punto de vista psicológico. Por el amor de Dios, ¿desde qué punto de vista quiere que lo enfoque? Un artículo sobre el apego irracional a objetos en los niños con trastorno del espectro autista. ¿Qué otro puto enfoque hay que no sea el psicológico? Un enfoque ontológico, dice, un análisis existenciario de fenomenología hermenéutica. Dudo que eso tenga siquiera sentido. Pero él insiste, lo cambia todo, dice que no va a permitir que un montón de patrañas psicoanalíticas salgan en su revista. Si no es suya, joder. Luego el idiota se queda parado y con la cara inexpresiva cuando todo el estúpido rollo de las votaciones, que es una bobada, desde luego, pero yo me acerco y le digo que le voté a él, porque quería hablar con él, y no dice nada. Solo sabe reírse si ve algo gracioso en una pantalla. La vida real es aburrida. Precisamente el criterio para distinguir la realidad de la ficción es que la vida real es aburrida. ¿Cómo puede decir algo así? En cuanto a vivir, que lo hagan nuestros criados por nosotros, dice. Es una cita. Otra cosa, siempre con las citas. Eso sí, el muy tarado llora de risa con Una noche en la ópera. Harpo sí que comprendió la existencia, dice. Dice un montón de cosas por decir. Pero le gusta Harpo, sobre todo Harpo, porque es el personaje más irreal de todos, es como un dibujo animado, sus actos no tienen consecuencias. Harpo no puede morir. Ni hablar. El cine no se vuelve sonoro impunemente, dice. El advenimiento de la voz es el advenimiento de algo muy serio. Tras todo este monólogo interior, Paloma llega a casa, llama a Irene, pone el horno a calentar para preparar unas pizzas y le dice que compre cerveza, que a ella se le ha olvidado, que compró el tabaco y el papel, pero la cerveza no, porque iba pensando en otras cosas.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Work in progress (novena parte)

SIEMPRE ES DE NOCHE; SI NO, NO NECESITARÍAMOS LUZ

Una vez en la calle, el Redactor Jefe y Santiago caminan juntos en dirección a la plaza de la fuente. Se encienden las luces de las farolas. El Redactor jefe le ofrece un cigarro a Santiago, que éste acepta. La plaza es como una cabeza de pulpo de la que salen calles como brazos. La gente va y viene.
-¿Tú a quién prefieres, a Marilyn Monroe o a Audrey Hepburn? -pregunta de repente Santiago.
-No sé, yo diría que Audrey Hepburn es más guapa...
-Por supuesto que lo es, joder, es la mujer más guapa de la puta historia, pero la vida de Marilyn es una tragedia digna de ser narrada por Eurípides -dice Santiago, que se choca sin querer con un señor enorme que fuma un puro también enorme.
-A ti todas las historias que acaban mal te interesan. Si Marilyn no se hubiese suicidado, ¿te fascinaría tanto? -pregunta el Redactor Jefe.
-Claro que no, capullo. ¿Sabías que Von Kleist y su mujer se suicidaron juntos? Von Kleist le disparó a ella y luego se disparó a sí mismo. De mutuo acuerdo, al parecer. No es que la matara...
-Lo sabía porque ya me lo habías contado -interrumpe el Redactor Jefe.
-Burroughs sí que mató a su mujer. Sin querer. Estaban jugando a Guillermo Tell. Fue un accidente. Creo que Burroughs no fue a la cárcel ni nada. Eso le marcó para toda la vida, lógicamente. ¿Te imaginas cómo tiene que ser vivir así? Quiero decir, el peso de la culpa, se tiene que notar incluso físicamente, constriñendo tu cuerpo...
-Prefiero no pensarlo.
-Pero no se trata solo de que Marilyn se suicidara. Su madre estaba loca. Sufrió abusos. Era amiga de Truman Capote, por cierto. -Santiago choca de nuevo, esta vez con una chica-. Joder, no hay quien ande por aquí.
-¿Quieres ir a tomar algo o te vas ya para casa? -pregunta el Redactor Jefe-. Venga, una cerveza.
-Lo que sea con tal de salir de este infierno caótico de mierda en el que no se puede ni dar un paso sin chocarse con algún transeúnte y es imposible dejar de oír los ruidos de los coches -dijo Santiago, que tenía lo que él llamaba cierta tendencia a sufrir ataques de ira y nerviosismo incontrolables en situaciones desestructuradas y agobiantes.
-Vale, vamos, pero no te nervies, chico -dice el Redactor Jefe, dándole una colleja amistosa.
-Yo siempre estoy nervioso, jefe. Siempre. -dice Santiago-. Formo parte de esa raza. La raza de los creadores de religiones, de los constructores de grandes obras arquitectónicas, de los pintores y poetas más visionarios, de los novelistas que han sabido revelar la esencia de la condición humana, de los músicos que han arrancado lágrimas a los hombres a fuerza de belleza y melancolía, de esa maldita raza, de esa raza maldita, formo parte, por si no lo sabías.
-Y tú sabes, igual que todo el mundo sabe o debería saber, que en el fondo todo el mundo se considera un ser singular, único, que cada uno es especial... -el Redactor Jefe hace una pausa antes de añadir enfáticamente-. Creerse especial es lo más común del mundo.
Entran en un bar. Ambos apoyan los brazos en la barra y esperan a que les atiendan. Gracias a Dios, en el bar casi no hay gente, el silencio es acogedor, suena música, pero de fondo, a un volumen muy bajo.
-Evidentemente. Pero ser especial no es muy distinto de sentirse solo -dice Santiago.
-¿Eso es una cita? -pregunta el Redactor Jefe-. Has puesto tu tono de estoy citando a alguien a quien venero con fanática devoción y todo lo que dice va a misa y ni se me pasa por la cabeza cuestionarlo.
-No he puesto ningún tono, capullo -dice Santiago, riéndose, lo que da a entender claramente que el Redactor Jefe tiene razón-. Piensa en Gödel, por ejemplo, piensa en cualquiera a quien pudiéramos calificar sin asomo de duda como un tipo especial. Temores obsesivos a ser envenenado, en el caso de Gödel. Piensa en Gödel. Se debió de sentir muy solo y muy atemorizado. Su mujer debía probar la comida antes que él. De acuerdo, estaba su mujer, quizá no se sintiera tan solo, pero, aún así, él estaba solo con su miedo, nadie podía librarle de su temor obsesivo, nadie. Entonces su mujer es hospitalizada y Gödel no puede comer, se deja morir, muere de inanición. Pesaba poco más de treinta kilos en el momento de su muerte. ¿No te parece paradójico que Gödel, precisamente él, muera de hambre por miedo a ser envenenado?
-Seguro que lo es, pero yo no comprendo muy bien la movida esa del teorema de incompletud -dice el Redactor Jefe, que está alzando las cejas en dirección al camarero-. ¿Nos pones dos cervezas?
-Yo tampoco muy bien, es un problema de autorreferencialidad, eso está claro, y tiene que ver con proposiciones verdaderas, pero indemostrables. La mejor anécdota de Gödel es esa de cuando va a pedir la ciudadanía de Estados Unidos. Gödel va con Einstein y con Morgersten y les dice que ha descubierto una inconsistencia lógica en la Constitución, según la cual un ciudadano norteamericano puede acabar siendo dictador. Morgersten le dice que no le mencione al juez su descubrimiento. Gödel, de todas formas, le empieza a explicar al juez la inconsistencia, pero el juez le interrumpe y hace como que no ha escuchado nada, o el juez le dice algo así como que él, Gödel, viene de un país con una dictadura, algo que en Estados Unidos no puede ocurrir, y claro, Gödel no se puede callar, le dice al juez que está equivocado, que sí puede ocurrir. El psiquiatra de Gödel se supone que dijo que su pensamiento era paranoico y con ideas fijas sobre su enfermedad, ¿pero qué hostias sabrá un psiquiatra lo que significa pensar? No tuvo descendencia.
-Pero, al fin y al cabo, murió paranoico perdido, ni siquiera se fiaba de los médicos, pensaba que también le iban a envenenar -dice el Redactor Jefe mientras deja el dinero justo sobre la barra y coge las dos cervezas y ambos se dirigen a una mesa-. Así que algo de pensamiento paranoico sí que había, ¿no?
-De acuerdo, él acabó paranoico, eso está claro, pero su pensamiento... Eso es otra cosa. Quizá fue realmente libre en su pensamiento. De hecho en el pensamiento es en el único lugar en el que alguien puede ser realmente libre y ser él mismo -dice Santiago.
-Eso suena muy platónico -dice el Redactor Jefe, que se relame la espuma de la cerveza y saluda extendiendo la mano y agitándola levemente a alguien que está en la barra y a quien Santiago no conoce.
-Es posible -admite Santiago-. De todas formas, es muy difícil saber en qué consiste ser platónico, ¿no te habrás tragado la estupidez esa del mundo de las ideas? No están en otro mundo, no están en ninguna parte, no son cosas, ni cosas inteligibles ni hostias, sencillamente no son cosas, no tienen carácter de cosa, les falta coseidad, la coseidad misma puede ser una idea, pero no un cosa, ¿está claro?
-Ni por asomo -el Redactor Jefe se parte de risa-. Está mucho más oscuro que antes.
-Siempre es de noche; si no, no necesitaríamos luz -dice Santiago con su inequívoco tono de cita y con cierta tristeza.


EN CASA

El problema es que Santiago quiere, a la vez, leer y fumar un cigarro con la ventana abierta y las cortinas descorridas. Si no enciende la luz, no puede leer. Si enciende la luz, puede leer, pero tendría que correr la cortina para que el interior no se vea desde el exterior. Se encuentra ante una disyunción exclusiva. Nuestro héroe catatónico finalmente se decide, con cierto fastidio, por encender la luz y correr las cortinas.


LA PEQUEÑA ISLA DE LAS CANCIONES TRISTES Y LOS OJOS CERRADOS
(Pequeño interludio algo cursi)

Un lugar solitario. Toda la belleza desolada y el paso de los años se concentran formando un islote. El mar lame la orilla con un ritmo que es la esencia de todas las canciones tristes y que solo puede escucharse con los ojos cerrados. Santiago puede mirar el mar durante horas sin aburrirse. Cuando cierra los ojos, viaja a la pequeña isla.

Work in progress (octava parte)

LA CUESTIÓN

-Está bien, calma, no habléis a la vez -dice el Redactor Jefe, que en este momento es la ecuanimidad personificada. Un dechado de virtudes diplomáticas irradia desde su sonrisa comprensiva y atenta-. A ver, Santiago, dime, ¿cuál es el problema?
-No hay ningún jodido problema, que yo sepa -dice Santiago, encogiéndose de hombros y apartando la mirada hacia la ventana abierta por la que llega en sordina el griterío del partido de fútbol sala que se está disputando ahora mismo en el patio y que Santiago se ha perdido por culpa de un esguince. Su tobillo derecho está hinchado y le envía a su cerebro agudas e intermitentes punzadas de dolor.
-El problema es que este lunático no ha corregido mi texto, lo ha rehecho por completo -dice Paloma con calma- lo ha cambiado todo.
-Me lo creo -murmura el Jefe con tono resignado-. A ver, limítate a corregir errores ortográficos, joder, no es tan difícil.
-La cuestión no es la facilidad o la dificultad -Santiago se levanta, va hacia la ventana-. La cuestión es si... -Santiago no dice nada más. Mira el partido. Su equipo está jugando de una forma totalmente desorganizada. Gustavo está lanzando balones largos y pidiendo a todo el equipo que suba. Los defensas rivales tienen ventaja en esos balones. Roban el balón, ahora Gustavo está solo para defender el contrataque. Gol. A Santiago le dan ganas de gritarles que qué cojones están haciendo, que saquen el balón jugado y que si les presionan hagan rotaciones, no que lancen balones sin ningún jodido criterio.
-¿Si qué? Habla, joder -grita el Jefe.
-Dios, ¿puedes dejar de mirar por la ventana y venir aquí? -aúlla Paloma-. La cuestión es si este tarado ególatra va a aceptar alguna vez que hay más personas en el mundo aparte de él que pueden tener razón. Esa es la cuestión.
-Bueno, calma -el Redactor Jefe extiende las palmas de sus manos en un gesto omnicomprensivo-. Tú, listillo de mierda, no cambies los textos. Que sea la última vez, ¿vale?
-De acuerdo -dice Santiago, regresando a su silla-.
-¿Solucionado? -pregunta el Redactor Jefe mirando a Paloma y alzando sus cejas a la vez que asiente con la cabeza.
-Solucionado, pero que no vuelva a pasar -dice Paloma, en el fondo siempre dispuesta a perdonar a Santiago. Ha pronunciado la oración adversativa con la mirada clavada en el suelo y apenas un hilillo de voz.
-¿Quieres que nos demos la mano para hacer las paces, jefe? -pregunta Santiago, cuyo estado de ánimo de repente es casi eufórico-. ¿Un beso de reconciliación tal vez? Me refiero a un casto beso sin lengua ni nada.
-Joder, es que eres idiota -dice Paloma, que se levanta y se va.
Afuera el griterío ha cesado. Los jugadores beben agua, se cambian las camisetas sudadas por camisetas limpias, se dan la mano, bromean. Algunos se quedan jugando a palo. Dar en el larguero vale diez puntos, en los palos cinco y en la escuadra quince. A Santiago le encanta ese juego. Hay que lanzar el balón desde donde quede tras el lanzamiento del jugador anterior.
-No lo decía en serio, Jefe, aunque bien mirado no hubiese estado mal, quiero decir que no hay mejor manera de comunicarse sin palabras que besarse y, dado que tampoco estamos buscando una unión muy profunda, solo una relación amistosa para evitar futuros incidentes, la opción beso sin lengua era ideal, porque otras opciones más profundas crearían las condiciones de posibilidad de desencuentros más profundos, no sé si me explico... Aparte obviamente de que esas otras opciones exigen privacidad y tú estabas aquí delante de nosotros.
-¿Tú te escuchas cuando hablas?
-Claro -responde Santiago con un exagerado gesto que significa obviamente capullo-. ¿Tú no?
-Sí, pero no quería decir literalmente, me refiero a... Bueno, joder, al sentido, a la forma de hablar
-No es lo mismo, aunque sentido y forma están imbricados, desde luego...
-A eso me refiero, por ejemplo -dice el Redactor Jefe ante la atónita mirada de Santiago.
-¿A qué? No entiendo una mierda de lo que estás diciendo -Santiago se levanta y se asoma otra vez a la ventana. Fin del partido-. Mira, ya se acabó el partido. ¿Podríamos dejar esta conversación? No me encuentro bien.
-¿Qué te pasa? -pregunta el Redactor Jefe, frunciendo el ceño, con tono de sincera preocupación.
-Nada, es solo que no me encuentro bien.
Una especie de gong vibrante sacude el aire cada vez que alguien acierta y golpea con el balón uno de los palos de metal de la portería. El sonido se extiende por el aire, diluyéndose lentamente, hasta que por fin es absorbido por el silencio. Como gotas de lluvia cayendo sobre el mar, piensa Santiago. No le gusta mucho la comparación, pero no se le ocurre otra. La sombra del edificio en el que se encuentran cubre ya la mitad del campo. Todo adquiere una cualidad lenta y soñolienta. Las risas estridentes de un grupo de chicos y chicas que están abajo fumando suenan como zarpazos que rasgaran el aire. El azul del cielo es inabarcable.
-La cuestión no es tener razón o no tenerla, Jefe. No es esa. Yo preferiría ponerme a rezar con las manos extendidas hacia la puta nada en mitad de un desierto sabiendo que nadie me escuchará que verme obligado a confesar algo que ni siquiera sé qué es, ¿entiendes? Algo que no sé qué es, pero que se supone que uno siente y debe confesar para formar parte de la asquerosa raza humana y no ser un marciano, ¿sabes qué quiero decir? -Santiago habla sin mirar al Redactor Jefe, que escucha en silencio y no tiene ni la más remota idea de qué intenta decir su amigo.
-No muy bien, la verdad -contesta el Redactor Jefe-. ¿Culpa metafísica, a lo Kafka?
-No, no creo, da igual, he hablado sin pensar, olvídalo -Santiago hace un gesto como si apartara un mosquito molesto de delante de sus narices-. Vámonos de una vez de aquí.
-Vamos.
Todavía permanecen inmóviles durante un tiempo. La sombra que proyecta el edificio cubre casi la totalidad del campo de fútbol sala. El patio está ahora vacío, silencioso. Santiago echa un último vistazo. El nihilismo y la belleza al fin juntos sobre la superficie de cemento de un campo de fútbol sala, piensa. Y sonríe.

martes, 4 de septiembre de 2012

Work in progress (séptima parte)

DESCRIPCIÓN BASTANTE REALISTA DE UN DÍA EN LA VIDA DE SANTIAGO

Después de tomar su segundo café de la mañana, jugar al futbolín y asistir a la última hora de clase, Santiago está sentado en el banco de la parada del autobús y fuma un cigarro. Está sentado mirando los chorros de agua de la fuente situada justo enfrente de la parada y escucha en su walkman una cinta de los Beatles. Está sentado solo porque sus amigos -y esto es la primera vez que sucede- se han ido a casa antes que él, probablemente porque no tenían clase, porque no vino el profesor, porque algo pasó, sin duda. Sus amigos no van a la misma clase que él, sus compañeros de clase están bien, pero no son sus amigos, son solo conocidos, gente que se saluda por la calle y con la que se intercambian impresiones precisamente codificadas, reguladas por un código, lo que a Santiago le parece muy bien. Qué tal, bien, etc. Está sentado solo en el banco de la parada del autobús escuchando a los Beatles y pensando en lo que le dijo Irene acerca de que escuchar a los Beatles era algo así como tierno, patético, amanerado o muy mono, o eso entendió Santiago que le decía Irene, quien, desde luego, no sabía de lo que hablaba. Santiago se ha quitado la cazadora porque al mediodía hace mucho calor y ahora mismo el sol le da de lleno en toda la cara. Por las mañana y por las noches hace mucho frío. Estamos en una época de oscilaciones térmicas bastante salvajes. Una señora se queja amargamente por la tardanza del autobús y busca con su mirada comprensión, apoyo o simplemente que le den la razón, pero la señora ni siquiera sabe a qué hora pasa el autobús y tampoco sabe la hora que es, a pesar de que hay un gigantesco reloj situado al lado de la fuente, a la vista de todo el mundo. Santiago observa que la señora mueve los labios y le hace gestos al ritmo de A day in the life, se quita los cascos y escucha sus preguntas. El autobús pasa a las tres menos cuarto. Son las dos y media. Ahí hay un reloj digital gigantesco, mire. La señora se ríe, qué tonta, no se había dado cuenta, se disculpa, no pasa nada, señora. Ahora, sintiéndolo mucho, un pequeño inciso metanarrativo se impone a la fuerza: ¿cómo sabía Santiago que la señora se estaba quejando amargamente si tenía los cascos puestos y no escuchaba nada que proviniera del mundo exterior? Está sentado solo y con los cascos otra vez puestos. El autobús llega puntual. En el asiento del autobús a Santiago le rugen las tripas y reflexiona sobre el hecho de que se pasa la mayor parte del tiempo sentado: sentado en la parada del autobús, sentado en el autobús, sentado en clase, otra vez sentado en la parada del autobús, otra vez sentado en el autobús, sentado a la mesa para comer, etc. Está sentado en el asiento del autobús y se dedica a observar a la gente. De momento, no pasa nada más.

Work in progress (sexta parte)

INTERRUPCIÓN METANARRATIVA: MÁS FALSO QUE UN REY DE ESPAÑA CON EL PELO DE PAJA

He de aclarar que este relato no es en modo alguno metanarrativo (excepto quizás esta interrupción) y probablemente ni siquiera sea narrativo y tampoco parece ser un relato. Tampoco es una autoficción. Dentro de poco espero que realmente empiecen a pasar cosas y que haya verdaderos personajes y trama y emociones frescas (nótese que digo emociones frescas con el típico tono de gélido distanciamiento irónico, pero eso no invalida ni cuestiona la veracidad de mi esperanza en la verdadera trama, personajes, etc.) Lo del Rey de España con el pelo de paja es una referencia. Si alguien está realmente aburrido y dispone de mucho tiempo libre y no le funciona del todo bien la cabeza puede intentar averiguar su procedencia. Sería un gasto de tiempo totalmente inútil. Lo advierto. Les reto a que lo encuentren*.

*El narrador delira: ¡vivimos en la época de Google! (Nota del Autor). 

lunes, 3 de septiembre de 2012

Work in progress (quinta parte)

EL VERDADERO PORQUÉ DEL LANZAMIENTO DE BOTELLA, QUE SIN EMBARGO QUEDA IMPLÍCITO, O: LOS BARDOS DEBEN BEBER

Lo cierto es que el novio furibundo quizá sí tuviera algún que otro motivo, no tanto para lanzarle una botella a Santiago, pero al menos sí para sentirse un poco molesto. Si bien Santiago no supo cómo reaccionar en aquel lamentable estado de total sobriedad, en posteriores ocasiones de total ebriedad la lengua del bardo se desató. En su defensa hay que decir que nadie le informó respecto a posibles novios y que las primeras borracheras no son precisamente ocasiones propicias para medir las consecuencias de las acciones que uno lleva a cabo. La chica se llamaba Laura. En realidad, no se llamaba así, pero así vamos a llamarla.

Work in progress (cuarta parte)

DESCRIPCIÓN DE SANTIAGO POR PARTE DE SU RIVAL Y POTENCIAL AMIGO YA NO TAN IMBÉCIL AQUÍ LLAMADO REDACTOR JEFE

Estamos hablando de un tipo que considera que usar palabras como ennui, flâneur, doppelgänger y weltanschauung es algo guay y de lo más cool. De esa clase de tipos estamos hablando. No quiero decir que fuera imbécil. Era un presuntuoso y reaccionaba a las críticas con una mezcla de ferocidad y desprecio, pero no era un imbécil. Su manía de llamarme cerdo, por ejemplo, provenía, según él, de sus lecturas de Beckett. Probablemente no estaba del todo bien de la cabeza, pero era un corrector de textos formidable e incansable. Sus compañeros no acababan de llevar del todo bien el hecho de que no parase de insultarlos. Santiago se partía de risa. Cerdos, piojos humanos, miserable raza humana. Le encantaba. El arte del insulto como sublimación de la angustia existencial, lo llamaba. No podía dar un paso sin pensar en los inmensos problemas y complejidades conceptuales que implicaba pensar el movimiento. También podía ser amable y simpático, aunque fundamentalmente era un ser retraído que abandonaba su ensimismamiento para gritar frases de libros: el corazón del hombre está chiflado; sabed los hombres todos que con las ruinas del tiempo se edifican las mansiones de la eternidad; cualquier objeto intensamente contemplado se convierte en el pórtico de acceso al incorruptible eón de los dioses. Memorizaba frases. Sobre todo de Joyce. Decía que de pequeño sufría ecolalia y que ahora intentaba hacer un uso artístico de su trastorno del lenguaje. Estoy bastante seguro, sin embargo, de que nunca sufrió ningún trastorno de ese tipo. Sencillamente los trastornos le parecían muy interesantes desde un punto de vista estético, siempre y cuando no se les redujera a un grosero piscologismo. Para él la palabra psicologismo era el peor de los insultos. Equivalía a nefasto, profundamente equivocado, reductor en un grado de grosería insoportable. El nombre de ecolalia provenía de la ninfa Eco. La ninfa Eco repetía las palabras de Narciso, de manera que Narciso nunca pudo enterarse de que Eco le amaba. Me lo contó cien veces. Decía que cuando se muriera no quería que le llevasen al cielo cristiano, quería ir al bosque, a ver a las ninfas.

Work in progress (tercera parte)

OBSERVACIONES SUELTAS, RASGOS PSICOLÓGICOS DE SANTIAGO

Fascinación por los movimientos giratorios. Apego irracional a objetos. Adicción a la cafeína y a la nicotina. Procastinación aguda. Intereses limitados y obsesivos. Ecolalia. Narcisismo. Posible trastorno obsesivo compulsivo. Posible trastorno maníaco depresivo. Adhesión inquebrantable a rutinas y rituales. Posible trastorno del espectro autista. Mutismo selectivo. Grafomanía. Fobia a las polillas. Obsesión con las paradojas autorreferenciales. Fobia a cualquier explicación de carácter psicologista. Megalomanía. Delirios de grandeza. Solipsismo. Obsesión con la idea de que no puede existir un lenguaje privado. Tendencia a valorar un libro exclusivamente por la sintaxis. Sordera selectiva. Desprecio del psicoanálisis. Tendencia rascarse la barbilla con la mano izquierda. Uso obligatorio de una determinada marca de calzoncillos. Miedo a dormirse y despertarse al día siguiente en un escenario postapocalíptico. Obsesión con las ideas de infinito y eternidad. Obsesión con las ideas de trascendencia e inmanencia. Posible trastorno no determinado. Tendencia a inventarse trastornos. Fascinación por el movimiento de las olas. Creencia irracional sobre el lenguaje secreto producto del viento agitando los árboles. Fascinación por las fechas. Obsesión con los patrones que rigen el desarrollo mecánico y predeterminado estructuralmente del cine convencional. Obsesión con las ideas e imágenes que de alguna forma connoten cosas tales como expansión, despliegue y apertura. Tendencia a pensar que la expansión, el despliegue y la apertura se han llevado a cabo en el arte contemporáneo de diversas formas. En en land art, yendo más allá del museo; en la escultura, mediante lo que se ha dado en llamar campo expandido de la escultura; en la pintura, mediante la abstracción y recuperación de la superficie, liberándose por fin de la mímesis figurativa; en la danza, mediante movimientos orgánicos y fluidos que dejan atrás la rigidez encorsetada de épocas anteriores; en la música, con el dodecafonismo; en la novela, con Pynchon y otros lunáticos del maximalismo disparatado; en la poesía, con el abandono de formas prefijadas en favor de la búsqueda de acontecimientos rítmicos insólitos. Obsesión con la idea de que todo esto remite a cierta unidad del sistema de las artes, si bien dicha unidad no debe ser pensada de modo sustancial.

GRITOS LANZADOS EN LA CAFETERÍA PÚBLICA DEL INSTITUTO PARA QUE EL REDACTOR JEFE SE ENTERE BIEN DE UNA VEZ POR TODAS DE EN QUÉ ÉPOCA ESTAMOS

¡Vivimos en una época de toxicómanos del yo! ¡Date cuenta de una vez, capullo, porque tomar conciencia de ello es el primer paso para superar la catástrofe! ¡Además, la posmodernidad ha muerto! ¡Retornan la tragedia y la trascendencia, porque también ha retornado el dolor y la injusticia, porque la Historia ha vuelto! ¡Muerte al individuo! ¡El individuo no era nada más que una cárcel y una trampa, un efecto de los eslóganes publicitarios! ¡Nada más! ¡Era el niño mimado de la ideología del consumo! ¡Pues bien, todo eso se acabó! (Esta parte quizá abusa de las exclamaciones, y este paréntesis quizá abusa del metacomentario) ¿Acaso pretendes sublimar el sufrimiento con la trascendencia? ¿Qué hay más idealista que eso? La pregunta irritó a Santiago. Aquella especie de redactor jefe tenía razón.

DE TODAS FORMAS

Recreémonos en la desgracia y en la enfermedad del ser humano. Nada más divertido. Deberíamos cambiar el nombre de la revista. Se debería llamar Nada más divertido. Y nosotros deberíamos lucir un aspecto enfermizo y pálido que fuera la negación y verdad de la colorista sociedad espectacular, dijo Santiago. Todo muy romántico y muy de izquierdas, pero eso se contradice bastante, dijo el ya no tan imbécil redactor jefe, asume los tópicos del romanticismo, por una parte, y los tópicos de rebeldía de mayo de 68. No se contradice, y si lo hiciera, pues muy bien, se contradice, dijo Santiago. (Esta parte ha quedado muy confusa, soy consciente). 

Work in progress (segunda parte)

ALGUNOS INCIDENTES NO ESPECIALMENTE RELEVANTES QUE DEBEN SERVIR COMO TRASFONDO PSICOLÓGICO DE NUESTRO HÉROE CATATÓNICO

Santiago fue considerado por votación popular como el segundo chico más guapo de la clase. El más guapo era un tal Jorge. Santiago decidió que Jorge era estúpido, pero la verdad es que Jorge era un tipo amable y simpático. Un día llegó a clase y los resultados de la votación estaban escritos en el encerado y todas las chicas se estaban riendo, situación que llenó de espanto a nuestro héroe catatónico, que procedió a sentarse en su sitio, bajar la mirada y no decir ni una sola palabra. Una chica se le acercó y le dijo que ella le había votado como el más guapo de todos. Santiago no tenía ni la más mínima idea de cómo debía reaccionar, así que no reaccionó de ninguna forma.

Una situación similar vivió y sufrió nuestro héroe posdramático la primera vez que fue a una discoteca. Dos chicas se le acercaron a informarle sobre lo guapo que era. Santiago, en estado de sobriedad absoluta, no supo qué decir. Posteriormente el novio de una de las chicas le arrojaría una botella vacía de coca-cola a la cara, pero erraría el tiro. Santiago se declararía incapaz de comprender el complejo mundo de las relaciones sociales y de los novios celosos que le atacaban sin que él hubiese tenido la culpa de nada.

Work in progress (primera parte)

MANIFIESTO EPOCAL VIOLENTO E INTEMPESTIVO Y ENCUENTRO DE SANTIAGO CON UNA ESPECIE DE REDACTOR JEFE

Somos los héroes catatónicos de la pos-posmodernidad, héroes de la no-acción, bartlebys consumados, artistas del hambre que no tienen más remedio que ayunar, somos los alienados autoconscientes y resignados a una existencia inauténtica signada por la deriva incierta de un movimiento inercial sin propósito, la consabida falta de fundamento tras la disolución de todo lo sólido en el aire, la sobreexposición a miles de estímulos mediales que cortocircuitan la posibilidad de desarrollar una vida en el marco de una segura progresión aristotélica con final catártico incluido y cierta nada desdeñable dosis de neurosis variadas que se alzan como oasis en el desierto de tedio contemporáneo que no para de crecer, pero algún día seremos pieles rojas, daremos caza a los snarks. Así comenzaba el manifiesto que Santiago había escrito para la revista del instituto. El manifiesto adolecía de una intertextualidad superficial y un estilo ampuloso, según le advirtió el tipo que ejercía funciones de redactor jefe. Santiago replicó que si no advertía el sutil distanciamiento frío y desapasionado con el que embebía su texto de ironía y ambigüedad la culpa no era suya (de Santiago) sino suya (del especie-de-redactor-jefe). Se trata de una endiablada diatraba contra el mundo contemporáneo, intempestiva y violenta, como debe ser, dijo Santiago. Aunque mejor no hablar mal de nuestra época, no es peor que las anteriores. Era la mejor de las épocas y también la peor, ya sabes. Mejor no hablar, ya sabes. ¿Ya sé qué?, preguntó el redactor jefe (vamos a llamarle así). Dickens, Beckett, ¿acaso no lees?, ¿no me dirás que dirige esta revistucha de mierda un iletrado capullo? (No debemos apresurarnos a odiar a Santiago por sus aires de superioridad y su pedantería irritante, no sin antes poner de manifiesto la inseguridad y melancolía que explica, si bien no necesariamente justifica, su manera de ser y actuar). ¿Se puede saber entonces por qué quieres colaborar en esta revista, si te parece una revistucha de mierda?, dijo el redactor jefe, visiblemente molesto y herido en su orgullo. Por el amor de Dios, es una revista de instituto, se da por supuesto que es una revistucha de mierda cuya especie de redactor jefe no ama la literatura sino que le vean como alguien que ama la literatura y está en el centro del meollo cultural de esta ciudad, que también es una ciudaducha de mierda, dicho sea de paso, dijo Santiago, visiblemente orgulloso de su retórica, de su odio a los redactores, a los necios figurantes de un espectáculo ni siquiera divertido y a su ciudad de provincias. De acuerdo, mira, escribes esta tontería repleta de miles de referencias, un batiburrillo insoportable, y luego vienes aquí a insultarme con tus aires de alma bella, que te den por el culo, dijo el redactor jefe. Si vamos a hablar sobre la necesidad de ensuciarse las manos en el barro de la historia, estoy de acuerdo, es necesario hacerlo, el alma bella es un egoísta, un ser moralmente reprobable que rehuye la responsabilidad inherente y fastidiante de ser un ser humano caído en desgracia, y mi culo va a quedar inmaculado por los siglos de los siglos, no te hagas ilusiones, dijo Santiago. Eres la hostia, chico, dijo el redactor jefe, aún enfadado pero sonriente. Tienes que publicar mi manifiesto, si tienes un mínimo de ética periodística, más que nada porque la mayoría de los colaboradores de esta revista necesitan un corrector de estilo que al menos sepa dónde poner acentos y comas, razón por la cual esta revistucha es una revistucha de mierda aún más mierdosa de lo lógicamente esperable. Por el amor de Dios, estoy dispuesto a corregir todos los malditos textos, con tal de no sufrir leyendo oraciones que parecen condicionales pero en realidad son afirmativas porque su autor ignora la diferencia entre un sí y un si. ¿Acaso saltarse las clases de lengua es un requisito imprescindible para publicar aquí?, dijo Santiago. El redactor jefe se sumió en una profunda meditación, sabedor de que las acusaciones de Santiago eran ciertas, los artículos de la revista estaban plagados de errores mayúsculos y vergonzosos. Está bien, dijo, publicamos tu diatraba violenta si tú corriges todos los textos, y más te vale que lo hagas bien. Descuida jefe, por muy mal que lo haga le aseguro que la mejora será sustancial respecto a la paupérrima calidad precedente de esta revista perpetrada por iletrados sin nada mejor que hacer que emborronar textos en su tiempo libre pero que parecen no haber leído un puto libro en su puta vida. Seguirá siendo una revistucha de mierda, obviamente, pero cada palito irá en su lugar correspondiente. Será un gran avance, ya lo verá. El espectáculo debe continuar. Mi ánimo está exultante, amigo, ahora mismo amo a toda la humanidad, a toda la inmunda y delirante multitud. Celebremos nuestro acuerdo yendo a tomar un café. Pagas tú, que yo no tengo dinero.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Entrevistas breves con seres que en su vida anterior fueron humanos y ahora explican a extraños seres vagamente humanoides en qué consistía vivir en el planeta Tierra

-Los seres humanos iban y venían y las cosas eran como eran y nada parecía tener mucho sentido. Era como estar en mitad de una trama diseñada por una mente perturbada. A veces pasaban cosas y a veces no. Eso es todo lo que puedo decir. Yo me dedicaba a escribir informes al respecto. ¿Al respecto de qué? Eso no lo sabía.