viernes, 29 de junio de 2018

Breve nota sobre el conservadurismo de la ciencia ficción distópica

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Un periodista acaba de descubrir el mediterráneo: la vertiente conservadora de la crítica a las tecnologías llevada a cabo por la ciencia ficción distópica. La crítica suele basarse en una premisa falsa, a saber, el determinismo tecnológico. Pero esa misma premisa es en la que se basa lo que podríamos llamar el tecnoutopismo. 

Por decirlo de forma nada amena ni simple: el futuro está indeterminado porque el tiempo es la forma misma de la determinación. Ahora bien, el papel de la ciencia ficción no es predecir el futuro sino diagnosticar el presente y, aunque a veces peque de un exceso de celo conservador, sus profecías no dejan de ser intervenciones críticas sobre nuestro mundo actual (véase Caída en picado, el célebre y magistral capítulo de Black Mirror)

La fe ciega en las tecnologías no es mejor que el temor irracional.

jueves, 28 de junio de 2018

Por qué los progres escriben mal

¿Cómo no van a escribir mal si no leen a Mario Vargas Llosa ni a Camilo José Cela* porque creen que la literatura es un concurso de belleza moral? 

*Aquí uso una definición de progre muy restringida: dícese de las personas que no leen a Mario Vargas Llosa ni a Camilo José Cela porque creen (erróneamente) que la literatura es un concurso de belleza moral (no lo es, ya lo dijo Philip Roth). La idea de progreso en general, por lo demás, es pura superstición. Una idea mil veces refutada. Simone Weil, por ejemplo, criticó la idea de progreso con su habitual lucidez en Reflexiones sobre las causas de la libertad y de la opresión social.

PD: Esta repentina reivindicación de Mario Vargas Llosa y de Camilo José Cela viene a propósito de Andrés Caicedo. Andrés Caicedo era muy fan de Mario Vargas Llosa y al parecer estaba fascinado con Oficio de tinieblas 5, de Camilo José Cela. Y yo soy muy fan de Andrés Caicedo, así que, por alguna propiedad lógicomatemática, he de reivindicar la grandeza literaria de Mario Vargas Llosa y de Camilo José Cela.

Mallarmé cabeza abajo

El alma es triste
y yo aún no he aprendido a leer.

miércoles, 27 de junio de 2018

Nathy Peluso - Sandunguera

Mala Rodríguez - Yo marco el minuto



Pa mala La mala. 
    Usurpadoras.

La resistible retórica onírica de los jueces catódicos

En Masterchef, ese teatrillo fascistoide protagonizado por unos jueces arbitrarios y creídos, cumplir los sueños se presenta como el objetivo vital supremo, aquello a lo que todo ser humano tiene el deber de aspirar.

Hay llantos, desconsuelo, rostros compungidos. Hay dolor, voluntad de superación. Hay que escenificar el sacrificio que exige el cumplimiento de los sueños. Los dioses culinarios no otorgan sus dones a la ligera. Cocinar cuesta. Los cocineros habitan en el Olimpo, eternamente resplandecientes, dorados por el fulgor catódico que nunca cesa. Hasta esa cima solo llegan los elegidos, los que verán sus sueños cumplidos y serán, por tanto, agasajados con una fervorosa salva de aplausos.

Pero este imperativo categórico onírico —cumple tus sueños, cueste lo que cueste— es un disparate. No se busca materializar ningún sueño —eso es un contrasentido, además— sino reconocimiento, prestigio social, fama. Bajo el lema cumple tus sueños no hay más que sumisión al gusto y a la moral reinantes. Y, dado que el reconocimiento es un bien escaso*, parece muy probable que genere más frustración que alegrías entre los aspirantes a habitar en el Olimpo.

*La idea de que puedes lograr lo que te propongas si te esfuerzas lo suficiente es simple y llanamente mentira. ¿No es una evidencia palmaria que puedes esforzarte muchísimo en conseguir algo y no lograrlo? Por poner un ejemplo concreto: si apenas el 2% de los escritores pueden vivir de lo que escriben, creer que si te esfuerzas lo suficiente puedes llegar a escribir libros que vendan tanto como los de Mario Vargas Llosa, ¿no sería una creencia injustificada? Puede pasar, pero es poco probable, y no depende exclusivamente, ni mucho menos, de tu esfuerzo. Siento ser portador de malas noticias, pero este universo es caótico y es extremadametne dudoso que el tiempo ponga las cosas en su lugar.

martes, 26 de junio de 2018

El caso Woody Allen: un hijo toma la palabra

Para acabar de una vez por todas con Nietzsche

Decía Cioran que su admiración sin límites por los entusiastas provenía de su incapacidad para comprender su existencia en un mundo donde la muerte, la nada, la tristeza y la desesperación componen un séquito siniestro.

A mí el hecho de que en ocasiones haya que ir al dentista ya me parece una objeción definitiva, irrefutable, contra la vida. Una prueba de que este mundo es el mal. 

PD ferozmente antinietzscheana: Siempre con el Crucificado, jamás con Zaratustra. Yo no permanezco fiel a una tierra horrorosa, escucho al Crucificado decir ánimo, yo he vencido al mundo.

Pilar R. Laguna - Apuntes sobre inspiración, drogas y literatura

AQUÍ.

Bibliografía recomendada: 

—Escrito con drogas, Sadie Plant.

jueves, 21 de junio de 2018

The IT Crowd - Anuncio antipiratería



El mensaje del nuevo ministro de Cultura es: ¿para qué jueces si tenemos la Comisión Sinde-Wert?

¡Más madera! Esto es la guerra

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Esto es de traca (y una aberración antidemocrática)

PD: Creo que deberíamos descargar películas a cascoporro. Guerra de guerrillas contra la declaración de guerra del nuevo ministro de Cultura.

PD2: ¿Puede el nuevo ministro de Cultura ser aún peor que González-Sinde? El reto es difícil, pero parece dispuesto a lograrlo.

miércoles, 20 de junio de 2018

A tribute to Andrei Tarkovsky



Bergman dijo que las películas de Tarkovsky eran como milagros. 

PD antifilosófica: Y el propio Tarkovsky dijo que el pensamiento era una nada en comparación con una imagen del mundo captada emocionalmente. De ahí que los filósofos sean tan a menudo pésimos espectadores de cine. Su ridículo empeño de entender les impide captar emocionalmente las imágenes, y precisamente por eso son (algunos) incapaces de entender películas milagrosas como El árbol de la vida o Sacrificio

The Tree of Life - Crafting and Existential Masterpiece

lunes, 18 de junio de 2018

David Hernández de la Fuente - Las vidas de Pitágoras: entre historia, filosofía y leyenda



La secta pitagórica es —con permiso de los cínicos— la secta que más mola. 

Por cierto ¿será la ausencia de historias legendarias y rarísimas en la filosofía contemporánea un síntoma de decadencia, de espantosa vejez? (Esta pregunta es bastante absurda, lo sé).

viernes, 15 de junio de 2018

Distopías poscatólicas

Escrito en estilo telegramático por pura pereza (desarróllense las ideas aquí apenas esbozadas —una ontología de nuestro presente mediático, dicho pedantescamente— al gusto de cada cual)


Un nuevo mundo donde nada se perdona. El linchamiento del otro. Histeria moralista. Jaula de grillos.

miércoles, 13 de junio de 2018

Silvia Broome - Sobre librerías, melancolía y días lluviosos

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Sobre bibliotecas, alegrías y días soleados



Me acuerdo de cuando trabajé en la Biblioteca pública de Badajoz y encontré ¡Que viva la música!, de Andrés Caicedo, mientras estaba ordenando libros. Hacía años, muchos años, había estado bastante obsesionado con Andrés Caicedo, pero en aquel entonces ¡Que viva la música! estaba descatalogada. 

(Aquel entonces, ese tiempo difuso en el que se sitúa toda narración)

Era una extraña obsesión, ya que apenas había leído tres o cuatro cuentos de Andrés Caicedo, y algunos fragmentos de obras de teatro, que había ido encontrando por Internet y que había imprimido. Releía una y otra vez esos fragmentos. Los había imprimido encabezados por una foto de Andrés Caicedo. Tenía el pelo largo, estaba delgadísimo, se había suicidado muy joven y era el Joyce de Cali. Para mí era un mito.

Así que encontrarme inesperadamente con la novela ¡Que viva la música! tantos años después fue un acontecimiento feliz. Me autopresté la novela y nada más llegar a casa me puse a leerla. La leí de una sentada. Afuera un sol abrasador, inmisericorde, fustigaba la ciudad sin piedad.

(Moraleja del post: ordenar libros es una actividad más que recomendable)

Todo lo escrito es paja

En la digresión filosófica de la maravillosa Carta VII escribía Platón que solo un loco confiaría a la escritura las cuestiones realmente importantes.


Santo Tomás de Aquino, hacia el final de su vida, tras su experiencia mística, consideró que todo lo que había escrito era paja. Y ya no escribió más.


Derrida dijo que el advenimiento de la escritura era el advenimiento del juego.

lunes, 11 de junio de 2018

Otra vuelta de tuerka - Juan Manuel de Prada



Buena entrevista, aunque hay que decir que la tesis de Weber en La ética protestante y el espíritu del capitalismo, que Juan Manuel de Prada da por buena, no tiene el menor sentido. Si ya estamos predestinados, si nada de lo que hagamos va a condenarnos o a salvarnos, ¿por qué la acumulación de riqueza habría de ser un signo de que formamos parte de la comunidad de los elegidos? Por mi parte, estoy casi seguro de que profesar tal doctrina, la predestinación de las almas, me inclinaría a la pasividad y a la indiferencia, a la molicie y la estulticia, no al trabajo duro y al ahorro.

sábado, 9 de junio de 2018

Política de gestos, dicen los gacetilleros

¿De qué hablan los gacetilleros de este país cuando hablan de política de gestos? Los gestos parecen ser entidades sin dignidad ontológica. Algo que se hace de cara a la galería. Postureo, mero postureo. 

Tal vez por haber asumido sin rechistar la interpretación estándar de la metafísica platónica los sagaces gacetilleros de este país otorgan escaso crédito a las apariencias, a lo que aparece; para ellos lo crucial es la realidad escondida tras las sombras, la verdadera y plena realidad. Los gestos son superficiales, irreales incluso. 

Así, con esta simplista topología trascendental —lo real, lo aparente— en el cerebro, podemos decir que un ejecutivo formado por más mujeres que hombres no es feminismo, es solamente un gesto feminista. El gesto funciona como una especie de falsificador de la realidad. La encubre, no permite que aflore en su verdad más profunda. 

Pero, ¿es verdad que los gestos no tienen efectos en la realidad?, ¿y si en vez de encubrir la realidad los gestos pueden contribuir a transformarla?

PD: Desde luego, muchos preferiríamos que se llevara a cabo una política ferozmente redistributiva, de extrema izquierda, pero hay que contar con las dificultades que una política así tiene que superar si no quiere fracasar estrepitosa y amargamente, como le pasó a Syriza.

lunes, 4 de junio de 2018

Maria Eugenia Rodríguez Palop - Radiografía de una moción de censura

Los Planetas & Yung Beef - Islamabad



¿Qué hace un fanático de Los Planetas que detesta el trap ante esta actuación? 

Más notas supermarginales sobre teoría y praxis

Que la teoría tenga que doblegarse a la praxis disuelve su contenido de verdad y condena a la praxis a ser demencial; ya va siendo hora (y desde el punto de vista práctico) de decir esto.
Adorno, Notas marginales sobre teoría y praxis

Notas supermarginales sobre teoría y praxis

El estúpido parlamentario de la caricatura de Doré que se jacta con estas palabras: «Señores míos, yo soy ante todo un práctico», es un infeliz que no ve más allá de las tareas que le caen encima y además se cree alguien; su gesto denuncia que el espíritu de la praxis es el antiespíritu. Lo no obtuso es representado por la teoría. Pese a su falta de libertad, la teoría es el lugarteniente de la libertad en medio de la falta de libertad.
Adorno, Notas marginales sobre teoría y praxis 

Yo tampoco quiero volver a votar

AQUÍ Antón Losada explica por qué no quiere volver a votar. 

PD: Las declaraciones de Nadal son muy desacertadas. No es nadie para erigirse en intérprete de la voluntad popular. No estaría mal que se informase acerca de cómo funciona la democracia parlamentaria, porque no parece tenerlo muy claro (y si se cree en posesión de un privilegio epistémico que le permite acceder al sentir general, debería corregir su creencia, porque no tiene justificación alguna). 

domingo, 3 de junio de 2018

Jorge Fernández Gonzalo - El anhelo de lo infinito. La teoría del deseo en Maurice Blanchot

AQUÍ.

Maravilloso artículo.

El hombre que mató «Perdido en la Mancha»

Terry Gilliam, finalmente, ha conseguido rodar El hombre que mató a Don Quijote. Una buena noticia. A mí, perversamente, me entristece un poco. El documental Perdido en la Mancha era grandioso, épico, melancólico (aquí pongan mil adjetivos laudatorios más). Era la mística del fracaso hecha obra de arte. Un documental que valía más que la malograda película. Perdido en la Mancha sublimaba el fracaso de El hombre que mató a don Quijote. El testimonio del fracaso se transmutaba en resplandeciente victoria (creo que se entiende ya por donde voy). Ahora la película de Terry Gilliam se hace real (Terry Gilliam ha, digámoslo así, cazado a su ballena) y, aunque aún no la he visto, sé de antemano que no puede sino decepcionarme.

De la crisis como tema a la crisis como paisaje

AQUÍ Vicente Luis Mora habla de nuestras* vidas precarizadas. 

*Me incluyo, en calidad de bibliotecario intermitente e itinerante. Me voy otra vez a Badajoz, con otro contrato temporal, aunque esta vez, al menos, es a jornada completa. 

sábado, 2 de junio de 2018

Más vale tarde que nunca: corruptos a la oposición

Ontología literaria no apta para materialistas

Cerveza de jengibre, caminos de sirga, madera taraceada, paredes de estuco, altas balaustradas, son cosas que solo existen en los libros. Cosas mágicas, objetos poéticos. 

De cómo la lectura afecta irremediablemente a la vida

Despúes de leer a Borges, por ejemplo, ya no es posible buscar libros en las estanterías. Después de leer a Borges, ese fundamental, decisivo, acaso inevitable y sin duda alguna feliz acontecimiento en la vida de todo ser humano, uno fatiga anaqueles.

Futuros

Los futuros no realizados son sólo ramas del pasado: ramas secas
Italo Calvino, Las ciudades invisibles