domingo, 24 de marzo de 2024

Calimoso torpor

Tarde dominical, aletargada y calimosa. Tardé de café de máquina y lecturas distraídas. La luz, tenue y terrosa, como de sodio desvaído, apenas si se filtra por los cristales. Los niños aún no han llegado a la biblioteca. La tarde transcurre, de momento, silenciosa, agradablemente aburrida. Hay que saborear esta paz, esta quietud, esta breve calma. El tiempo devuelto a sus antiguos goznes. No durará mucho. Lo sabemos. El cielo tiene el color de una pantalla de televisión sintonizada en un canal que emite un ruido blanco y dorado. Una extraña cualidad postapocalíptica flota en el aire. Un bochorno denso. Los árboles parecen más callados que de costumbre. El mundo sumido por un instante en una serenidad magnífica, esplendorosa. Pero este bello mundo de calimoso torpor y moroso transcurrir del tiempo no puede durar. Los seres humanos tienen la funesta manía de ir y venir, de correr, de gritar, en fin, de molestar. ¿Os aconsejo yo el amor al prójimo? ¡Prefiero aconsejaros la huida del prójimo! Eso dijo Zaratustra. ¡Bien dicho!

domingo, 17 de marzo de 2024

sábado, 16 de marzo de 2024

Profesores sin escrúpulos

Los niños no paran de venir a la biblioteca a hacer trabajos los fines de semana. Yo nunca hice trabajos en grupo de pequeño ni, por supuesto, estudié jamás los fines de semana. Los fines de semana me dedicaba a jugar a fútbol sala, igual que casi todo el resto de la semana, por otra parte. Gracias a Dios, mi infancia transcurrió felizmente, no en este época terrible y oscura en la que los pobres niños sacrifican su tiempo por algo tan estúpido, tan inútil, tan absurdo.

PD: Me dan ganas de gritar: ¡Id al parque, a las alegres campiñas, a contemplar los milagros primaverales! ¡Rebelaos contra vuestros odiosos profesores, contra sus tristes discursos y lecciones tediosas! ¡No hagáis los deberes jamás!

domingo, 10 de marzo de 2024

¿Sísifo feliz?

Esfuerzo sísifico, vano,

como sacar el agua del mar con una mano.

Caótico y febril repta el desorden,

lo engulle todo a su paso,

monstruo lovecraftiano.

Es inútil, lo sabe y lo proclama este poema,

ordenar este desaguisado.


Ay, esforzado bibliotecario,

los horrísonos infantes 

todo lo han destrozado!


Otra vez y siempre igual,

volver a empezar, pero da igual,

todo es vano y da fastidio,

así es la vida, cuento tonto lleno de ruido

y libros infinitos, dominicales,

esparcidos por los pasillos.


Y volver a volver a empezar,

a mandar callar.


Qué triste vida la del bibliotecario

de la sala infantil, hecha

de minutos sin vislumbre del fin.

El tiempo se adensa, es una sustancia viscosa

que no pasa,

es una cosa gusanosa, arenosa, morosa...


Es una tarde que no acaba,

de tedio y espanto dantesco.

sábado, 9 de marzo de 2024

¿Consuelo de la Filosofía?

Ya sé que no es comparable la suerte de Boecio, condenado a muerte, y la mía, condenado a la sala infantil de la biblioteca los fines de semana de este larguísimo y aciago mes, pero aun así he de decir que no me convence Boecio y que veo a la Filosofía impotente para consolarnos de los caprichos de la terrible diosa Fortuna, pues no hay consuelo, solo llanto y rechinar de dientes, ni hay orden o razón, solo ciego azar.

Dune 2

Apoteósica y tremendísima obra maestra. Una de las mejores películas de ciencia ficción de la historia.

domingo, 3 de marzo de 2024

¡Mierda, niños!

Domingo por la mañana. Sala infantil de la biblioteca. Vienen niños a hacer trabajos en grupo. Uno se pregunta qué clase de sociedad es esta*, en la que los niños no se dedican a dormir los domingos por la mañana, ni a jugar, ni a ver dibujos animados, sino que vienen a la biblioteca. ¡A la biblioteca, madre del amor hermoso! ¡A hacer trabajos en grupo! Los trabajos en grupo deberían estar prohibidos. Es descorazonador. 

*Una sociedad monstruosa, obviamente.