sábado, 30 de marzo de 2019

Shabbat

Día de descanso. He comido tres platos de macarrones con chorizo y no he parado de escuchar a la Polla Records. 

miércoles, 27 de marzo de 2019

martes, 26 de marzo de 2019

Antoni Doménech - El socialismo y la herencia de la democracia republicana fraternal

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Más Doménech y menos Escohotado

La izquierda y la cultura de la culpa

En nombre de nuestro Santísimo Señor Jesucristo, ¿puede la izquierda hacer el favor de dejar de chapotear en la depresiva y helada ciénaga de la cultura de la culpa*?

*Le copio la expresión a Nick Land (sí, soy culpable de leer a autores que no son precisamente de izquierdas)

domingo, 24 de marzo de 2019

¿La construcción social de qué?

La construcción social ha sido una idea verdaderamente liberadora en muchos contextos, pero lo que a primera vista ha liberado a algunos, ha convertido a demasiados otros en engreídos, conformistas y a la última moda en sentidos que han llegado a ser meramente ortodoxos. La frase se ha convertido en una consigna.
Ian Hacking, ¿La construcción social de qué? 

Una consigna que se repite acríticamente, como un mantra, cada día más, tal vez para expresar que se pertenece al bando bueno del radicalismo político. Pero a estas alturas todo, la realidad en su conjunto y todos sus innumerables subconjuntos de cosas, desde los quarks a los cuerpos, debe de ser ya una construcción social. Y, dado que cuanto mayor es la extensión de un concepto, menor es su intensión, es posible que esta consigna esté cerca de no significar ya nada.

PD: No obstante, muchos de los adversarios del constructivismo social caen en un fundamentalismo científico bastante cuestionable. Además, están empeñados de una forma maniaca en leer con infinita mala fe a los filósofos franceses... 

Hegemonía y disidencia

He escuchado a Sofía Rincon hablar contra el feminismo hegemónico y a favor de un feminismo disidente. Pero no he podido sabér qué son, en qué consisten tales feminismos. Hegemonía y disidencia, creo yo, son términos que se refieren, no al contenido de una corriente teórica o de una visión del mundo, sino a la posición que ocupan en el imaginario social o en la opinión pública esas corrientes. Así, el neoliberalismo, por desgracia, ha sido la corriente hegemónica desde los años ochenta, pero podría cambiar y dejar de serlo (ojalá). No le veo mucho sentido a decir que uno está a favor de lo-que-sea disidente. Sí tendría sentido decir, por ejemplo, que uno está favor de una redistribución justa de la riqueza, puesto que el capital se crea socialmente, aunque esta postura a favor de la justicia social no sea una postura hegemónica y sí lo sea la de esquilmar a los pobres para que una élite se apropie injustamente de la riqueza. 

El Señor S. contra el torrefacto

Mi voto será para el partido que prohíba el torrefacto y prometa que a partir de ahora solo se beberá café natural. Los españoles de bien no merecemos que en una cafetería nos pongan brebajes repugnantes y dañinos para la salud sin previo aviso. Los españoles de bien merecemos un futuro libre de esa abominación, de esa aberración absoluta llamada torrefacto, que consiste en convertir el café, la mejor droga del mundo, en una cosa espesa, asquerosa e intragable.

sábado, 23 de marzo de 2019

The Cure - Untitled



La triste y superlativamente hermosa canción final de Disintegration, una obra maestra...

Creo que más que nada, más que la filosofía y que la literatura, amo la música. Solo la música es desgarradora, decía Pascal Quignard.

Dulce sabor amargo

Salir de un examen para estar en la bolsa de auxiliares de biblioteca de Extremadura en el que lo has hecho relativamente bien (60 preguntas, 57 aciertos y 3 fallos) preguntándote todo el rato por qué mierda has confundido el campo 260 del Marc 21 con el 300, qué puta neurona te patinó para contestar que la iluminación general recomendada en una biblioteca es de 400 lux en vez de 500 lux y, sobre todo, en qué hostias estabas pensando al responder que el acceso a la información a través de Internet no es un servicio básico (este último fallo es el más martirizante). 

PD: Pero bueno, vi a muchos amigos, excompañeros de trabajo, y hubo abrazos y algarabía (no solo soy un agonías neurótico).

Ernesto Castro - Por qué las generaciones no existen



¿Los nacidos en 1983 qué somos, la fuzzy generation, la generación difusa, por estar entre la X y los millenials?

PD: En parte estoy de acuerdo con la señora que estaba en desacuerdo. Simon Reynolds es un grande de la crítica musical, sin duda, pero en Postpunk: romper todo y empezar de nuevo, un libro soberbio, por lo demás, venía a decir que el post-punk revival era un movimiento retro con escaso valor, y yo, la verdad, cuando escucho a Interpol, por ejemplo, no siento que tengan escaso valor, de hecho creo que son unos putos genios, sobre todo por Turn on the bright lights, uno de mis discos preferidos.

martes, 19 de marzo de 2019

¿Partidos marxistas? ¡Prohíbanse!

Quizá habría que recordarles a los fascistas que proponen prohibir partidos marxistas que el PCE es un partido no solo constitucionalista sino también constituyente del orden democrático español actual.

sábado, 16 de marzo de 2019

Coaching

—¿No sabes lo que es el coaching? Una técnica fascista basada en el espíritu de superación.
Cristina Morales, Lectura fácil 

viernes, 15 de marzo de 2019

Día mundial del sueño

Hoy es el día mundial del sueño. Precisamente hoy yo tengo muchísimo sueño porque anoche, precisamente anoche, no dormí casi nada. Me desperté a las cinco de la mañana y me pasé las siguientes dos horas dando vueltas en la cama y alejando la posibilidad del sueño con el consabido y contraproducente intento de obligarme a dormir. A ratos, medio dormido medio despierto, soñaba con una biblioteca inmensa, llena de pasadizos oscuros y de atareados bibliotecarios que los recorrían con inexplicable urgencia. No sabía cómo salir de esa inquietante biblioteca y no podía preguntar por la salida a las huidizas figuras que recorrían los pasadizos con inexplicable urgencia. Desaparecían antes de que lograra formular una pregunta. En los pasadizos no había libros. Ni en ningún otro sitio de la biblioteca. No logré encontrar la salida. Al fin sonó el despertador, abandoné mi angustiosa duermevela y me fui, despeinado, ojeroso y con demasiada cafeína en mi torrente sanguíneo, a trabajar a mi biblioteca no onírica. Se me olvidó una vez más llevar los libros que tengo prestados y que ya tienen un retraso considerable (lo lógico sería que devolviera los libros a tiempo a una biblioteca a la que voy a trabajar todos los días, pero no es así). Entre bostezo y bostezo ordené la bebeteca, la zona más caótica de toda biblioteca pública, un auténtico vórtice de entropía. La zona infantil ya es de por sí un caos, pero la bebeteca es el caos dentro del caos. Luego fui con un compañero a tomar más café para poder seguir vivo. Luego seguí ordenando la biblioteca infantil (no es verdad, como quiere el tópico, que lo único que haga un bibliotecario sea colocar y ordenar libros, pero en la sala infantil, por la mañana, es básicamente lo que hay que hacer). Luego estuve tejuelando y luego, por fin, fiché y me fui a casa y comí rápido y mal y luego, en vez de echarme a dormir la siesta, me puse a ver vídeos en youtube y a leer un artículo sobre la relación de Foucault con Kant, y luego fui a pedir vez en la peluquería porque necesito cortarme el pelo ya y luego fui a comprar, que para mí siempre es un auténtico fastidio, pero más hoy, con mi estado de consciencia a caballo entre el sueño y la vigilia, y ahora, en este día mundial del sueño, sigo teniendo muchísimo sueño y estoy, obviamente, escribiendo este texto y preguntándome si estará bien o mal escrito y por qué sigo escribiendo textos tan rematadamente autobiográficos yo, precisamente yo, que en teoría odio la autoficción y amo la ciencia ficción. Seguramente lo de odiar la autoficción sea una pose, me digo. Tal vez soy un egocéntrico sin remedio (de la llama del inconfesable deseo de alcanzar la gloria literaria que mi mente adolescente se proponía como objetivo vital primordial hoy apenas quedan las cenizas, ay, pero algunos rescoldos, me temo, permanecen). De todas formas, la parte de de ficción de la autoficción no está presente en este texto. Todo es rigurosa, aburridamente cierto. He dormido poco y mal, he soñado con bibliotecas raras, he ordenado libros y he comprado bebidas y alimentos en el Carrefour. Sin embargo, pese al carácter rigurosa, aburrida, anodinamente cierto de lo que he escrito, algunas frases han sido reescritas, ciertos adjetivos han sido borrados y vueltos a añadir, ciertos adverbios se han repetido deliberadamente. O sea, que ha habido, con independencia de la calidad del resultado, lo que podríamos llamar pomposa y pedantemente —y con un preocupante exceso de adverbios— un trabajo de composición literaria. O sea, que en cierto modo podríamos decir que este texto también es una ficción literaria...

Una vez, hace muchos años, me pasé la noche antes de un examen estudiando y, después de hacer el examen, continué el resto del día sin dormir. Me acuerdo de que ese día mi estado de ánimo era más salvajemente fluctuante de lo normal. Me acuerdo de que, por un lado, deseaba dormir más que nada, pero por otro lado sentía una tremenda curiosidad por saber cuánto podía resistir sin dormir y qué sensaciones podía experimentar si seguía venciendo al sueño un poco más. Estaba irritable y ensimismado, pero también extrañamente eufórico, o al menos eso es lo que yo recuerdo...

Incapaz de vencer mi tendencia a la pedantería extrema, debo decir que ese estado extraño, ambivalente, entre la vigilia y el sueño, apuntaría a algo así como un espectral tercer lugar indialectizable... 

Estoy desbarrando, lo sé, pero recuerden que en este día mundial del sueño tengo mucho, muchísimo sueño...

domingo, 10 de marzo de 2019

Judith Butler y los cuerpos de papel

Cuerpos de papel. Así se refiere Joan Copjec a la concepcion textualista que Judith Butler tiene del cuerpo.

Y, puesto que el estatuto ontológico del sexo es del orden de lo real, no de la significación, según Joan Copjec en todo lo que dice Butler del sexo, elimina el sexo mismo.

PD: La contradicción de Leticia Dolera entre lo que podríamos llamar el momento Foucault (los relatos nos construyen) y el momento Descartes (la subjetividad se forma libre e internamente a sí misma), también la señalaba Jorge Alemán (no a propósito del libro de Leticia Dolera) de la siguiente forma: «el sujeto no puede estar desde antes porque el Poder es lo primero que lo produce, pero a su vez para que el sujeto encuentre en sí mismo un punto de resistencia al poder, tiene que haber algo en él mismo que el poder no haya producido». 

Dos dogmas del posmodernismo

Constructivismo: el poder construye los discursos, los discursos construyen la realidad, luego el poder construye la realidad.

Deconstructivismo: la realidad, al ser un producto discursivo, se puede deshacer y rehacer a placer recombinando, hasta el infinito y más allá, las significaciones.

sábado, 9 de marzo de 2019

No existe y nunca existirá un feminismo unificado en su política

Joan Copjec, en El sexo y la eutanasia de la razón. Ensayos sobre el amor y la diferencia, señalaba que «la oposición al feminismo por parte de las propias mujeres pone en evidencia la heterogeneidad misma de la categoría mujer. No existe y nunca existirá un feminismo unificado en su política».

PD: Acabo de leer Todos deberíamos ser feministas, de Chimamanda Ngozi Adichie. No está mal, pero al leerlo después de leer a Joan Copjec no he podido evitar preguntarme si ese imperativo moral universal al que Chimamanda alude en el título no pasa por alto el hecho de que no hay un feminismo unificado en su política. Dicho en términos más o menos kantianos, ¿cómo es posible universalizar un fin moral que en sí mismo tiene contenidos diferentes? ¿Debemos ser feministas liberales, marxistas, radicales, de la diferencia? ¿Hay un feminismo universalizable que salta, por así decirlo, sobre sus configuraciones particulares? No lo sé, la verdad...

(Aclaraciones del post sobre Leticia Dolera, por si hicieran falta)

Sobra decirlo, pero no era un post contra el feminismo, ni siquiera contra el libro de Leticia Dolera. Me fijaba en una cuestión muy concreta y filosófica, en cierto enfoque excesivamente ligado, en mi opinión, a un constructivismo social de tipo foucaltiano/butleriano, pero entiendo que se trata de un libro de divulgación y que, pese a las criticas que se le puedan formular, tiene su valor. 

PD: Decía Bordieu, con toda la razón del mundo, que la dominación envilece también a los que dominan y, en este sentido, creo que el feminismo, lejos de constituir una amenaza para los hombres, representa también una oportunidad (viniéndome muy arriba, diría que se trata de una suerte de revolución moral potencialmente beneficiosa para todos) 

viernes, 8 de marzo de 2019

Hazte Lapón - La vida adulta



Trying to survive the Day-in-day-out of Adult Life

Casi 36 años, y aún no me he acostumbrado a la Vida Adulta.

Ernesto Castro - Immanuel Kant



Esta clase es brutal, aunque seguramente sea bastante jodida de seguir. Pero, en fin, quién dijo que la filosofía fuera fácil... 

PD: Para los muy interesados en la filosofía contemporánea (aunque también incluye un repaso de temas clásicos, como el problema de los universales en la edad media o la teoría de las ideas de Platón, que por supuesto no están en otro mundo) ya está disponible la tesis doctoral de Ernesto Castro, Realismo poscontinental: ontología y epistemología para el siglo XXI.

lunes, 4 de marzo de 2019

Pixies - All over the world

Simone Weil, la virgen roja que seduce a la izquierda y a la derecha

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Bien, pero tal vez también hay aspectos del pensamiento de Simone Weil que irritarían a la izquierda y a la derecha. A Marión Marechal podríamos citarles decenas de pasajes en los que Simone Weil se pronuncia contra esos vínculos identitarios que tanto parece apreciar. No hay que ser un yo, pero menos aún un nosotros (cito de memoria), dice la virgen roja en los Cuadernos. Dios nos viste con una personalidad solamente para que se la entreguemos (cito de memoria otra vez). 

No digamos ya esos momentos sublimes y brutales, pero también irritantes y difíciles de asumir, en los que, por ejemplo, Simone Weil dice que cuando piensa en la crucifixión comete el pecado de la envidia, o que hay que amar el mal...

PD: En fin, Simone Weil, absolutamente fascinante siempre, tremendamente irritante en ocasiones. Yo literalmente he desencuadernado sus Cuadernos de tantos leerlos. Cada vez estoy más convencido de que su pensamiento es el más original y heterodoxo del siglo XX. Un auténtico tesoro. 

domingo, 3 de marzo de 2019

El Petit de Cal Eril - Som transparents

Pero, ¿cómo demonios se construye un yo?

BREVE COMENTARIO SOBRE UN ASPECTO PUNTUAL, INCLUSO PUEDE QUE MARGINAL, DE MORDER LA MANZANA (INCLUYE, CÓMO NO, ASTERISCOS Y POSDATAS)


Leticia Dolera, en Morder la manzana, sostiene que los relatos nos construyen*. También sostiene que la construcción del yo es interna y subjetiva, y como tal debería ser libre y no estar condicionada por estereotipos ni presiones sociales y culturales. Ambas tesis son contradictorias. La primera tesis presenta los relatos como modos de subjetivación**, la segunda propone que la subjetividad debería surgir de una partenogénesis espontánea. Además, la segunda tesis anula el potencial emancipatorio que Leticia Dolera advierte en la primera: si la construcción del yo es interna y subjetiva y debería estar libre de las presiones culturales, no tiene sentido escribir relatos que pretendan cambiar los modos de ser de los sujetos, ya que eso sería ejercer una forma de presión cultural sobre ellos. 

*Es un ensayo hiperconstructivista, en el que la estructura socioeconómica y la biología están extrañamente ausentes. Todo gira en torno a construcciones sociales de imaginarios simbólicos y libres decisiones individuales que se sutraen a esos imaginarios. Así, por ejemplo, el retraso en la edad media de la maternidad no parece tener nada que ver con las condiciones sociales y económicas de una población en un momento histórico determinado. Simplemente, es una libre decisión. 


**Leticia Dolera privilegia los relatos, en detrimento de las leyes, como el modo de subjetivación fundamental. Estoy de acuerdo en que los relatos, los discursos, son un modo de subjetivación, aunque no veo tan clara esa primacía sobre las leyes. Tampoco veo claro que los relatos nos condicionen de una manera tan directa. Por un lado, no recibimos solo un tipo de relatos, sino múltiples. Por otro, el sentido de la mayoría de los relatos está muy lejos de ser unívoco. Y el lector, el espectador de los relatos, no se limita a recibirlos pasivamente. 


PD: Otro comentario sobre un aspecto, no ya marginal, sino ultramarginal, que no tiene nada que ver con el tema del libro. Dice Leticia Dolera que según la mecánica cuántica el tiempo no es lineal sino cíclico. No sé yo si entre las extravagancias del mundo cuántico se cuenta sostener que el tiempo es cíclico, la verdad...

PD2: De todas formas, Leticia Dolera tiene razón cuando afirma que ya vivimos en un ideología de género, en el machismo. La ideología, claro, funciona cuando es invisible, cuando se oculta a sí misma su carácter ideológico.

PD3: Leticia Dolera cuenta la versión del mito de Eva en el que esta nace de la costilla de Adán, pero cualquiera que haya leído el Génesis sabe que se cuentan dos versiones distintas, y en la otra versión pasa exactamente lo que según Leticia Dolera no pasa, a saber, que Adan y Eva nacen ambos de la varita mágica de Dios («Mujer y hombre los creó», Génesis 5:2). Y Eva muerde el fruto (no se dice que sea una manzana, pero no nos pongamos tan tiquismiquis) del árbol de la ciencia del bien y del mal, no del conocimiento en general. Es gracias a Eva, por tanto, que tenemos conciencia moral. La conciencia nos hace desgraciados, diría Dostoievski, pero esa es la condición humana de la que habla el mito. ¡Claro que había que atreverse a morder la manzana! ¡El acto más osado de la historia universal!

viernes, 1 de marzo de 2019

No hacer nada: el nihilismo místico del Señor S.

Me preguntan que si voy a hacer algo el fin de semana y yo pienso: ya he hecho bastantes cosas durante la semana —trabajar, estudiar, la comida, etcétera— así que no, no voy a hacer nada, salvo entregarme a los (agri)dulces placeres del pensamiento rememorante* y de la contemplación desinteresada de la naturaleza y de las cosas bellas (tengamos en cuenta que, digan lo que digan, el ser humano es esencialmente contemplativo y solo por oscuras y misteriosas razones se ve obligado a ingresar en el mundo de la acción, y tengamos en cuenta también que yo, en cuanto me descuido, dejo de ser un racionalista cabal para convertirme en una suerte de fenomenólogo teológico-poético, o de fideísta irracionalista, cuyo único deseo es la mística unión con una trascendencia inconcebible pero que de alguna forma se puede vislumbrar en lo sensible —en la hora mágica del atardecer, por ejemplo, o en donde sea que estemos cuando escuchamos música con auténtica atención y fervor—, por decirlo de forma grandilocuente, pedantesca y tal vez un poco enrevesada)

*Melancólica, agridulce** rememoración de lo que en el pasado fue presente y que hoy ya es solo una pálida sombra (valga el oxímoron), una huella, el testimonio de una ausencia paradójicamente tan presente y tan insistente...

**Dulce sabor amargo, que diría Kase.O