viernes, 29 de enero de 2021

29/01/2021

volver a escribir poemas. después de tanto tiempo. volver a escribir aunque sean malos. no importa. mejor así, contra la corrección gramatical. recuerdo cuando escribí un poema, borracho, en la servilleta de un bar, tendría unos diecisiete años. no recuerdo por qué. una época muy loca. me gustaba leer. no recuerdo el poema. recuerdo que me sentía feliz, poderoso. capaz de hacer cosas con palabras. sé escribir, dije. estábamos indudablemente borrachos y felices. escribí el poema y nadie lo entendió, yo tampoco. daba igual. molaba. mis amigos también escribieron poemas. éramos muy jóvenes, estábamos muy borrachos, éramos muy felices y apenas nos dábamos cuenta. nos sentíamos todopoderosos. seguramente idealizo aquella época, pero la echo de menos. diría sí al eterno retorno para que volviera una y otra vez. con todas sus alegrías y todas sus penas. sí y otra vez y más. pero todo se pierde, susurros en la noche, un rumor en la niebla, huellas que nadie sigue, la piel que se estremece.

29/01/2021

cuando la chica azul bailaba

sobre las ruinas del mundo

yo estaba borracho y era de noche

y  el resplandor de su mirada 

incendiaba el vuelo de los pájaros

sus ojos eran pasadizo y temblor 

no era fácil atravesar su fulgor

y yo me quedé esperando para siempre 

en el frío umbral de la noche

29/01/2021

En la biblioteca solo se puede sentar una persona por mesa, para cumplir con la distancia social y con las restricciones de aforo. Hoy ha venido un grupo de seis chavales a la sala infantil, han juntado las sillas en una mesa y les he explicado que no podían hacer eso. Luego ha venido la madre de uno de ellos hecha una fiera, que a ver dónde ponía que no se podían juntar. Le he explicado amablemente las normas (puedo tener muy mal genio, pero mi táctica favorita con la gente desquiciada es ser extremadamente educado). La señora se ha ido indignada, diciendo que va a poner una queja. Por mí puede poner todas las quejas que quiera, que yo soy un kantiano de estricta observancia, y en la biblioteca se van a cumplir las normas y los protocolos a rajatabla, sí o sí.  

Por otra parte, hay seres de luz que te piden perdón por devolver un libro con un día de retraso. Naturalmente, yo les sonrío y les digo que no pasa absolutamente nada, que no se preocupen. Siempre hay más gente simpática y agradable que cafres, aunque los cafres hagan más ruido. Hay que tenerlo en cuenta.

viernes, 22 de enero de 2021

22/01/2021

Ya dije que no me gustaba nada Mafalda, la repelente niña moralista, la incorruptible alma bella que desde su atalaya nos juzga a todos y a todo. He de decir que tampoco me gustan las viñetas de otro moralista progre, El Roto. 


jueves, 21 de enero de 2021

21/01/2021

Estoy viendo un vídeo sobre el poliamor y preguntándome por qué lo estoy viendo. A mí me es igual. No podría ser más indiferente ante tan candente tema.

(Aunque, a decir verdad, yo también soy bastante poliamoroso, en el sentido de que amo tanto a Platón como a Deleuze).

sábado, 16 de enero de 2021

16/01/2021

Se acabó la cuarentena. Di negativo en la PCR. 

Llevo toda la semana escuchando música y bebiendo café compulsivamente. Al lado del radiodar eléctrico. No tengo calefacción. He escuchado, sobre todo, a MF Doom y a King Gizzard and the Lizard Wizard. También he acabado de leer algunos libros que tenía pendientes —Las aventuras de la mercancía, de Anselm Jappe— y he empezado a leer por segunda vez Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos, la biografía de Philip K. Dick que escribió Emmanuel Carrére. Pero básicamente me he dedicado a consumir cantidades demenciales de café y a escuchar música.

En algún momento me ha preocupado ligeramente que pasar tantísimas horas con los cascos puestos no sea mentalmente saludable porque de alguna manera me aísla dentro del aislamiento. De todas maneras, el lunes vuelvo a trabajar, o sea, a una vida más ordenada, regida por horarios y obligaciones.

martes, 12 de enero de 2021

12/01/2021

Me he cortado mientras picaba cebolla y en menos de medio segundo han cruzado mi mente, casi de manera simultánea, varios pensamientos: 1) ¡Santo dios, no tengo tiritas ni nada de primeros auxilios!, 2) No puedo salir de casa a comprar, estoy en cuarentena*, 3) ¿Cómo estarán las urgencias del hospital? y 4) Siéntate, idiota, antes de que te desmayes.

Al final no me desmayé, aunque me duele un montón el dedo.

*Estoy en cuarentena porque soy contacto estrecho de una compañera de trabajo que ha dado positivo, pero estoy bien (excepto, claro está, por lo del dedo).