Los libros son finitos, los encuentros sexuales son finitos, pero el deseo de leer y de follar es infinito.
Roberto Bolaño
Los libros son finitos, los encuentros sexuales son finitos, pero el deseo de leer y de follar es infinito.
Roberto Bolaño
Philip Roth, el machirulo supremo de la literatura norteamericana, el misógino, el hombre a una polla pegado. Etcétera.
Pero, señores del jurado, Portnoy se define como el Raskolnikov de los pajilleros. ¡El Raskolnikov, por Dios! Lean a Dostoyevski. Nada menos que como el protagonista de Crimen y Castigo. ¿En serio creen ustedes que simplemente se trata de una oda a la masturbación?
PD: Por cierto, en El Pecho —esa novela se podría haber llamado La Teta— Philip Roth demuestra que es un genio supremo de la comedia. Kafka se habría reído a carcajadas leyéndola, no me cabe la menor duda.
Si tenemos en cuenta que el neoliberalismo —es decir, el egoísmo, la sociopatía, la destrucción sistemática de todo lazo comunitario a excepción del mercantil— es el mal de nuestro tiempo, la obra de Michel Houellebecq, enteramente dedicada a diagnosticarlo y combatirlo, es, en el fondo, un ejercicio de bondad.
La sala infantil es una modalidad del infierno. Los pobres y sufridos auxiliares que tienen la desgracia de que les toque esa sala pasan por un calvario. Los padres forman corrillos y hacen tertulias. Los niños gritan y corren como salvajes, los adolescentes, o preadolescentes, o lo que sean, se ríen de forma exageradísima, estridente, molesta, y se pelean entre ellos, medio en broma medio en serio. Siempre hay ruido de fondo. Los padres, quizá por que abrazan la posmodernidad y la tolerancia, generalmente no riñen a sus hijos ni les mandan callar sino que les dejan a su libre albedrío. Pueden tirar estanterías de libros, arrastrar sillas y dejarlas en cualquier lado, lo que sea. En fin, todo es un horror constante, un caos de voces, risas estridentes, sillas que se arrastran, teléfonos móviles a todo volumen... y más ruidos molestos inidentificables.
PD: Para más inri, ahora hace frío. La sala está helada, como el resto de la biblioteca, como el resto de locales, bares y restaurantes. Ahora hace frío en todos lados, vayas donde vayas. Han dejado de poner la calefacción. Vas a comer a un sitio y hace frío. Vas a desayunar a media mañana, en el descanso, y pasas frío. Ahora se pasa frío todo el rato en todos lados.