sábado, 24 de junio de 2023

Breve nota sobre la espada y la palabra

La espada y la palabra, la biografía de Valle-Inclán escrita por el catedrático Manuel Alberca, es un soberano coñazo. Una obra desmitificadora, de acuerdo. Ese es el problema. ¿A quién le interesa ese Valle-Inclán desmitificado? Queremos el mito, o sea, el relato, la leyenda. Los biógrafos son muy pesados todos con esa manía de desmitificar. ¿A cuento de qué tanto afán desmitificador? Además, Valle-Inclán se inventa a Valle-Inclán, se crea a sí mismo como personaje, y ese sí mismo fabulado es, en cierto modo, el más verdadero, el más auténtico. En la biografía se nos llega a contar lo que cobraba Valle por no sé qué edición de no sé qué libro, y uno piensa «Madre del amor hermoso, ¿cómo se puede aburrir así al personal?» 

PD: A ver, tampoco es tan aburrida. Yo me leí sus chorrocientas páginas. Y tampoco veo yo que Valle quede tan desmitificado. Al fin y al cabo, creíamos que estaba como una chota, y que era un genio, y la biografía no desmiente ninguna de esas creencias.

domingo, 11 de junio de 2023

Notas (a vuelapluma) sobre literatura y filosofía

Prólogo para franceses (y para el resto de nacionalidades)

Los estudiantes de la sala de Consulta de la biblioteca están —como es lógico y natural— estudiando. No requieren para nada de mi sabiduría y experiencia bibliotequil, así que yo puedo dedicarme tranquilamente a escribir aquí para pasar el rato en esta tarde de domingo (sí, hay bibliotecas que abren los domingos; y sí, hay gente que trabaja en ellas; y no, no es verdad que tenga mucho morro por pasarme una tarde de trabajo mirando movidas en Internet y escribiendo).


Prólogo a modo de breve y concisa autobiografía

Como quizá sepan, o seguramente no, yo fui un joven estudiante perezoso, quiero decir que no hacía ni el huevo, y como consecuencia natural de este no-hacer-ni-el-huevo repetí segundo de bachillerato. He de decir, en mi defensa, que el instituto me aburría soberanamente. Ir a clase se me antojaba un castigo despiadado del que no era merecedor en modo alguno, así que no iba. Pero saqué buenas notas en Filosofía y en Literatura. De ahí que ahora esté plenamente capacitado para escribir notas a vuelapluma sobre ambas disciplinas en un blog. Naturalmente, cualquiera lo está. No hay editores ni nada. Uno puede escribir lo que le de la santísima gana. 


El día en que Platón inventó a sus precursores

No tenemos datos sobre qué día fue exactamente. Borges dijo célebremente que Kafka había inventado a sus precursores. Entre ellos cita a Zenón de Elea y cierta antología de literatura china. Omite, creo recordar, a Robert Walser, tal vez por ser demasiado obvio. 

Igual que Kafka, Platón también inventó a sus precursores. No hay filosofía presocrática, esos precedentes son un efecto retroactivo de la irrupción en escena de Platón y su teatro de las ideas.


Epílogo: un final abrupto

Iba a escribir más notas (a decir verdad, solo he escrito una), pero no se me ocurre nada. Además, he de estudiar, porque he tomado la razonable y razonada decisión  de que es mejor sacarse una plaza antes de la jubilación.


Posepílogo: de lo que en realidad hizo el Señor S. en lugar de estudiar

En fin, iba estudiar, de veras que sí, pero es domingo y eso. Así que he estado leyendo unos tebeos de Spiderman que casi no recordaba, como en la canción. Spiderman y la gata negra, de Kevin Smith. Tengo tres (creo) números de esa serie, pero nunca terminé de leerlo. También he hojeado por encima una tesis doctoral titulada Simbolismo e imagen en al obra narrativa de Thomas Pynchon. He ido a rellenar mi botella de agua. He ido al baño. Le he mandado a la Señora C. una foto con el número de devoluciones retrasadas (341), las veces que he sido suspendido (309) y cartas de reclamación que me han enviado (137). He pensado en lo mucho que me gustaría estar con la Señora C. y no aquí, partiéndome el lomo.

El peor género de la literatura y otras cuestiones

El peor género de la literatura

Sin ninguna duda, el de la literatura de viajes es el peor género literario que existe. No hace falta ni leer esa clase de libros para saberlo. Es un conocimiento intuitivo, evidente, inmediato, que se adquiere por ciencia infusa. Quizás, solo quizás, podríamos salvar de la quema Viaje a la Alcarria, pero al resto de libros de esa especie hay que condenarlos, sin mayores escrutinios ni remilgos, a la hoguera.


Más allá de la posmodernidad: de la crítica de la tontería a la tontería de la crítica

Por dar una definición más de posmodernidad, que ya iba haciendo falta, propongo la siguiente: la posmodernidad es la época que prefiere la tontería al análisis crítico de la realidad. Es una definición breve y fácil de usar, aunque no está exenta de problemas, de muchísimos problemas; de hecho, cuanto más lo pienso, peor me parece, pero ¿qué definición no está exenta de problemas? ¿Acaso no fracasan todos los primeros diálogos platónicos al buscar las definiciones esenciales de la virtud, del conocimiento, de la belleza? Y si el divino Platón fracasó, ¿qué puede hacer un pobre bloguero que solo está escribiendo para pasar el rato?

Bien, la cuestión es que esta dicotomía maniquea, tontería versus crítica, es en sí misma muy tonta y criticable. Muchos adalides del pensamiento crítico no paran de decir majaderías y cursilerías sobre las supuestas virtudes del pensamiento crítico, ese bálsamo de fierabrás con el que piensan deshacer todos los males y entuertos de la sociedad contemporánea. ¡Más lectura! ¡Más educación! ¡Más cultura! 

He aquí, pues, la tontería de la crítica; la asunción acrítica de los milagros y maravillas de la todopoderosa crítica. Uno sabe que ha llegado el momento de echarse las manos a la cabeza y rasgarse las vestiduras, de patalear y de implorar, cuando escucha a bienintencionados humanistas sermonear al personal,  desde sus poltronas mediáticas, sobre la necesidad del pensamiento crítico. 


Cretinismo parlamentario, versión extendida

Voy a usar el concepto de cretinismo parlamentario un poco como a mí me da la gana, no como lo usó Marx en El 18 brumario de Luis Bonaparte. Me refiero al deplorable espectáculo de los debates parlamentarios, concretamente a los momentos expresamente escenificados con la intención de alcanzar resonancia mediática, televisiva sobre todo. Esto, que ya de por sí incita a odiar la democracia, alcanza niveles grotescos en las propias tertulias televisivas. Aquí el cretinismo parlamentario, su versión extendida, no se acaba nunca. 


Literatura y Commedia

Seamos serios: la buena, la gran literatura de la edad moderna es cómica. Baste una sucinta enumeración: el Quijote, el Ulises, El arco iris de gravedad. Nadie sabe de qué va esta última novela —algunos pobres infelices creen saberlo, como esos hermeneutas audaces que arriesgan interpretaciones osadas sobre el simbolismo de los plátanos en ignotos foros de Internet— pero está claro que es una obra cómica. Mejoraría si Pirata Prentice hiciera más apariciones y nos contara más formas de comer plátanos. 

domingo, 4 de junio de 2023

Marx, entre Aristóteles y Hegel

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El no reconocimiento de que, más allá de su mera naturaleza instrumental al servicio de un grupo de poder, el Estado es la cristalización de la normatividad a la que no puede sustraerse ninguna comunidad humana que pretenda dar un mínimo de seguridad a sus miembros, no podía dejar de tener consecuencias catastróficas

La noche oscura de la política

Quizá no haya ningún mito en el presente que sorprenda tanto como el del emprendedor. Individuos solitarios, héroes audaces, genios insuflados por el viento mágico del espíritu que, desde sus garajes, se enfrentan a las trabas estatales y consiguen materializar sus fantásticas visiones, conquistar los mercados, hacer del mundo un lugar mejor...

Naturalmente, todo esto es una patraña, pura fantasía ideológica. Detrás de todas las tecnologías que supuestamente nos han brindado estos prometeicos líderes libertarios, detrás de todas y cada una de ellas, está la inversión estatal, empezando por el mismísimo Internet (por no hablar de la disparatada idea de más mercado y menos Estado, cuando el mercado no puede funcionar sin el Estado). Sin financiación estatal no habría Internet, ni ninguna de las tecnologías de la información. 

Y, sin embargo, pese a la evidencia de que la tecnología y el desarrollo requieren inversión a largo plazo —algo que la inversión privada no puede ni quiere hacer— este relato tan extravagante y falaz, legitimador de la ideología empresarial, sigue siendo, por desgracia, ampliamente aceptado y celebrado. Y así las élites, irónicamente, cuentan con el aplauso y el beneplácito de las clases populares. 

Nunca hubo noche tan oscura y tan triste para la acción política.