viernes, 29 de julio de 2011

La revolución neuronal extrema

Si este tipo [Nacho Vegas] llena salas en España, de veras, nuestro nivel de depresión suicida es relamente alto. Si después de un día de curro, ver las noticias, aguantar hipoteca, políticos y demás puñaladas cotidianas, te metes a ver a Nacho Vegas y cuando sales no te tiras al Metro, definitivamente tu cerebro está preparado para la revolución neuronal extrema...
Un comentario leído por ahí...

No quisiera parecer obsesionado con Nacho Vegas (evidentemente lo estoy, pero no quisiera parecerlo), ya que últimamente sale cada dos por tres en este blog. El caso es que a mí Nacho Vegas no me deprime, todo lo contrario. Y comentarios de este estilo me hacen mucha gracia, vete tú a saber por qué. Por otra parte, yo no tengo ni trabajo (ni dinero, lo cual es una desgracia, porque quiero comprarme una cazadora de cuero que no sea una cutrez para cuando llegue el invierno) ni hipoteca ni veo nunca las noticias y no he aguantado a un político en mi vida. Tengo mando a distancia y cambio de canal.

En fin, que mi cerebro está preparado para la revolución neuronal extrema. Definitivamente.

Esperanza

Vuelve la esperanza
pérfida como solo ella es
con sus dientes afilados
clavándoseme en el cerebro.

Vuelve la esperanza
como un pequeño incendio
ardiendo en mis párpados
y ya casi veo las cenizas.

Vuelve la esperanza
y en vano insistes
en que tú la desprecias
porque sus labios
aunque crueles
te nublan el cerebro.

Luego se quejarán de que Platón quisiera expulsarles de la República

Hay poetas que no están del todo bien de la cabeza, hay poetas que están muy mal de la cabeza, hay poetas que están muy, pero que muy jodidos de la cabeza. Y luego está Lautréamont.

Por cierto, una curiosa coincidencia con Artaud (otro al que hay que darle de comer aparte). Dice el Conde maldito, o mejor dicho, Maldoror: ahora admiras mi belleza que a más de una ha conmovido, pero te arrepentirías, tarde o temprano, de haberme consagrado tu amor; porque no conoces mi alma. En el fondo, esto es bastante socrático: lo que importa es el alma. Sócrates era feo por fuera, bello por dentro. Porque la auténtica belleza es el bien y todo eso. Maldoror es la inversión de Sócrates (¿la inversión del socratismo conserva caracteres socráticos?), su alma está sumida en el Mal, quien sabe si con un propósito redentor (quien tenga fuerzas y ganas para interpretar los Cantos de Maldoror que lo intente).

El grado de chifladura de Lautréamont es bastante considerable. Veamos un ejemplo, del canto segundo:
A veces, en una noche de tormenta, mientras legiones de pulpos alados, que a lo lejos parecen cuervos, se ciernen por encima de las nubes, dirigiéndose con rígido bogar hacia las ciudades de los humanos, con la misión de advertirles de que cambien de conducta, el guijarro, de sombría mirada, ve a dos seres que pasan a la luz del relámpago, uno tras otro; y, enjugando una furtiva lágrima de compasión, que se desprende de su helado párpado, exclama: "En verdad lo merece; y eso es sólo justicia". Tras haberlo dicho, regresa a su huraña actitud y sigue mirando, con nervioso temblor, la caza del hombre, y los labios mayores de la vagina de sombras, de donde se desprenden, sin cesar, como un río, inmensos espermatozoides tenebrosos que emprenden el vuelo por el lúgubre éter, ocultando, con el vasto despliegue de sus alas de murciélago, toda la naturaleza, y las legiones de pulpos, que se han vuelto taciturnos ante el aspecto de esos fulgores sordos e inexpresables.
Luego dice que esta vez va a defender al hombre, él, el despreciador de todas las virtudes, pero se dedica a morder cráneos y a cortar cabezas en la guillotina. Tras de lo cual reconoce que su apología, que iba a defender al hombre, no era expresión de la verdad.

En fin, Los Cantos de Maldoror es una obra extrañísima.

jueves, 28 de julio de 2011

El confinado se convierte en una canción de Nacho Vegas

Y el confinado se puso a mirar por la ventana
y fumar y a pensar y a sentir y a escuchar a Nacho Vegas,
todo lo cual estaba de puta madre, a su juicio,
y el sol caía otra vez sobre la ciudad
y el confinado se convirtió en ballena en alta mar
se convirtió por una vez en una luz y una canción.

Remix de Antonin Artaud

Parafraseando a Artaud, el confinado dijo:
no me has juzgado más que por mi aspecto externo
como hacen todos los imbéciles,
y yo no soy mi puta cara,
estoy harto de mi cara siempre mirándome en el espejo,
cuando lo que está más destruido, más arruinado
es mi alma interior, eso dijo Artaud,
que su alma y su cara no siempre coincidían, algo así dijo,
y también: mi espíritu siempre fue confuso,
una suerte de contracción de todos mis nervios.
Eso dijo Artaud, aturdido de soledad.

También dijo: todos los escritores son unos cerdos.

El confinado

El dolor del confinado retumba mudo en la ventana
aletea silencioso expandiendo sus ojos grises por el mundo
sólo el sol amable y quieto de la tarde ofrece consuelo
pero todo se aleja cada vez más y el confinado se hunde
cae en su propia cárcel de barrotes de oro y silencio:
el más solitario echa a veces de menos la visión de los hombres
esas espantosas marionetas movidas por hilos que no comprende
porque los hilos que habían de mover al confinado se rompieron
quedándose así solo y contemplando sus barrotes de oro
la hermosa jaula que oculta sus alados delirios solipsistas:
pájaros que surcan el mundo bajo la lluvia y el granizo
empapándose de una melancolía que no es de este mundo
ni de otro sino sólo un vuelo en la sombra de un sueño
que giran inquietos describiendo círculos concéntricos
alrededor de un centro ausente cuyo rostro es nadie.

Sin moverme del sitio

Y salto como un mono desquiciado sin moverme del sitio
hago aspavientos señales de humo
indescifrables
y mi exhibicionismo emocional es tan hermético
que no entiendo nada de lo que digo
porque lo más prudente es desconocerse a uno mismo
y saltar como un mono desquiciado
entre las ramas agitadas por tus suspiros
sin moverse del sitio la mirada haciendo aspavientos
las manos vacías haciendo aspavientos
en el viento
a lo lejos más lejos siempre
con furia y ternura me clavo estrellas en el pecho
y vivo lejos de donde estoy salto siempre
estrellas clavadas en el pecho mirad cómo brillan
y tu mirada me arroja fuera del quicio
de mi centro de gravedad
fuera de todo centro a la intemperie
fría como la casa sin tejado
y cae la nieve una vez más sobre el recuerdo
y huyo de las miradas me agito sin moverme del sitio
canto mi canto idiota todo el rato
lo repito en sueños mientras duermo
y me agito en mi sueño como un mono desquiciado
como un mono desquiciado y solitario saltando
por las ramas
cayendo en tu mirada
que no me dice nada
las ramas como abrazos de nadie
besos como estrellas muertas
mirad cómo brillan de mentira a lo lejos
y se os clavan en el pecho fluye la sangre
y es hermosa la sangre
como un crepúsculo detenido
como una bailarina inmóvil
de hermosos tobillos
que desafía al abismo
y detiene el tiempo

El Señor S. despotricando

Todas las películas francesas son una mierda, dijo,
porque siempre hay un montón de imbéciles
a los que sólo les gustan las películas francesas,
y es que además de imbéciles son cursis
y son intelectuales de la hostia y me aburren
tanto como sus películas francesas y su pose
de almas hipersensibles y su gusto exquisito
y sus libros de Sartre manchados de café
que más que leer les gustaría exhibir por ahí
para demostrar que leen a existencialistas feos
porque son profundos y les llena de gozo
decir que la existencia precede a la esencia
y se imaginan que eso es algo muy progre
y beben capuccinos en vez de café
y en eso se basa su estilo literario
y se comen un magdalena y se creen Proust
cuando ni piensan ni sienten ni les gustan
las películas francesas que tanto adoran

Alicia en el país de las pesadillas

Alegre, sonriendo con qué luz,
prestada de qué astros lejanos,
atravesaste una noche el pasadizo,
asesinaste al monstruoso guardián
y rompiste al fin la pequeña puerta
que nos impedía el acceso al jardín.

Luego, sin embargo, desapareciste:
la noche se volvió fría, sin estrellas,
y desde el jardín soplaba el viento
atravesando el hedor de las tumbas,
y justo antes de desaparecer del todo
no quedó flotando en el aire tu sonrisa
sino un grito de terror en tu calavera.

miércoles, 27 de julio de 2011

Encargo

Id, canciones mías, al solitario y al insatisfecho,
id también al desquiciado, al esclavo de las convenciones,
llevadles mi desprecio hacia sus opresores.
Id como una ola gigante de agua fría,
llevad mi desprecio por los opresores.

Hablad contra la opresión inconsciente,
hablad contra la tiranía de los que no tienen imaginación,
hablad contra las ataduras,
id a la burguesa que se está muriendo de tedio,
id a las mujeres de los barrios residenciales,
id a las repugnantemente casadas,
id a aquellas cuyo fracaso está oculto,
id a las emparejadas sin fortuna,
id a la esposa comprada,
id a la mujer comprometida.

Id a los que tienen una lujuria exquisita,
id a aquellos cuyos deseos exquisitos son frustrados,
id como una plaga contra el aburrimiento del mundo;
id con vuestro filo contra esto,
reforzad los sutiles cordones,
traed confianza a las algas y tentáculos del alma.

Id de manera amistosa,
id con palabras sinceras.
Ansiad el hallazgo de males nuevos y de un nuevo bien,
oponeos a todas las formas de opresión.
Id a quienes la mediana edad ha engordado,
a los que han perdido el interés.

Id a los adolescentes a quienes les asfixia la familia...
¡Oh, qué asqueroso resulta
ver tres generaciones reunidas bajo un mismo techo!
Es como un árbol viejo con retoños
y con algunas ramas podridas y cayéndose.

Salid y desafiad la opinión,
Id contra este cautiverio vegetal de la sangre.
Id contra todas las clases de manos muertas.

Versión de Javier Calvo
Ezra Pound

Derrumbe

Extiendo los brazos, torpes
como pájaros tristes
expulsados del cielo,
y no encuentro nada, no hay
nada a lo que agarrarse,
sólo un lento derrumbe
discreto y silencioso,
como si no pasara nada,
nada más que el derrumbe
discreto y silencioso del cielo

Ríos y naufragios

De tu boca brotaban
ríos y naufragios inminentes
y un extraño temblor
que atravesaba el universo
un vendaval nocturno
que sacudía el instante.

Labios o barcos ebrios
con prisa por chocar,
ahogados, más tarde, por el sol

martes, 26 de julio de 2011

El camino de baldosas amarillas desconchadas

Resistiré aquí, abandonado y pálido,
entre las ruinas de un pasado que no pasa
y las ruinas de un futuro que no llega,
perdido en las espirales del camino
de baldosas amarillas desconchadas,
pisando los charcos, los restos
del naufragio donde reverbera tu mirada,
y escucho los ecos de lo que no volverá,
y sé que no voy a ninguna parte,
camino mirando hacia atrás, sin hilo,
sorteo abismos lo mejor que sé,
y sé que no se me da demasiado bien,
construyo refugios frágiles, incapaces
de soportar las tormentas que azotan
una y otra vez sus muros de papel,
pero es hermosa la lluvia que todo lo arrasa
y dejarse arrastrar por el azar,
inocente y cruel como un dios o un niño
que aplasta hormigas con el pulgar
sólo para divertirse, una tarde gris,
y me empeño en respirar y en caminar
perdido y sin zapatos de plata.

El idioma de las olas

Persistirás hasta la locura escuchando el idioma sin sentido de las olas. Sin sentido pero eterno y cíclico y lleno de sal para las heridas. No te gusta tu presente y sólo esperas que pase y se hunda en el olvido. Te gustaba tu presente pasado. El actual lo observas a distancia, como si no fuera contigo, y llamas al porvenir, que venga de una vez y por favor se parezca a tu presente pasado favorito.

Libros para leer en Agosto

Como los suplementos culturales sólo recomiendan chorradas para leer en verano -me imagino, en realidad no lo sé- porque piensan que al personal se le ralentizan las conexiones neuronales por culpa del calor, yo voy a recomendar libros de verdad, libros que hay que leer despacio:

-Diferencia y Repetición, Gilles Deleuze.

En realidad, no es muy recomendable; es difícil incluso para los pobres desgraciados que tuvieron la poco cuerda idea de licenciarse en Filosofía. No obstante, es una obra fundamental, en la que se lleva a cabo la nietzscheana tarea de la filosofía moderna: la inversión del platonismo. Scoto, Spinoza, Hume, Nietzsche, señalan la senda. Hegel es el enemigo, el charlatán abstracto. Todo lo abstracto en Filosofía debe ser perseguido y desterrado, arrojado a su lugar: el cubo de la basura. La abstracción es el enemigo, el diablo supremo de la Filosofía.

-Así habló Zaratustra, Friedrich Nietzsche.

El regalo más grande que la humanidad haya recibido jamás, en palabras del propio Nietzsche. Triunfo del espíritu de la danza frente al espíritu de la pesadez, ese burro de carga. Con el grandioso, apoteósico final de la tercera parte, la canción sí y amén. ¡Pues yo te amo, oh eternidad!

lunes, 25 de julio de 2011

Nacho Vegas - Solo Viento

Sí, más Nacho Vegas, más viento; aquí somos extremadamente monomaniacos, creemos que con tener una idea en la vida es suficiente, y más que suficiente, puesto que una Idea es una multiplicidad virtual (Deleuze) inagotable que no acaba nunca de realizarse (no por un defecto, sino por el modo de ser de lo virtual), referida a un acontecimiento, no a un estado de cosas, no a un factum brutum ante los ojos, y su intensidad desborda al sujeto ligándole a una amplitud desmesurada, a una abertura fundamental, claro del bosque, resplandor que fija la mirada (explicaríamos qué queremos decir con esto, si nosotros mismos lo entendiésemos, aunque el problema es que no se puede decir algo y, a la vez, el sentido de ese algo); no creemos en la dispersión, sino en la intensidad.

domingo, 24 de julio de 2011

Amenazas de muerte

A todos los que dicen que Nacho Vegas se parece a Sabina: cuando os vea por la calle, os voy a matar. No es nada personal, es que, objetivamente, merecéis la muerte. Una muerte lenta y dolorosa, por supuesto.

Zumbido eléctrico

Siempre lo mismo, siempre las mismas obsesiones, recurrentes, como imágenes grabadas en el cerebro, ritmos repetitivos, labios colgando del vacío, sobre los que se posa solo el viento frío, dientes mordiendo la luz que huye, exiliado del mundo -repugnante raza humana- solo en mi campana de cristal, que se romperá, alimentándome solo de despojos, reptando en las sombras, imaginando tus ojos como estrellas por fin derramadas, fulguraciones palpitantes que acrecientan el vértigo, el espanto y la alegría, y mis nervios como un zumbido eléctrico y abisal saltan desde las profundidas, delirando, para caer después, de nuevo, en una quietud tediosa donde no pasa nada, páramo yerto, esfera inmóvil de la muerte, nervios arañando la carne y la tarde, consumiendo la carne y la tarde, gritos como desvaríos, arrojados como escupitajos a la cara de la razón, falso ídolo, incapaz de dar sentido, siempre errantes -gloria eterna a lo inesencial- venid aquí, imbéciles, y fijad el sentido de esto, adoradores de la razón, decidme qué significa gritar y arrojar los ojos al viento como puñales, y sorbed la sangre del cielo, si podéis, mientras yo resistiré aquí, espectador cobarde, desvelado y pálido, de la farsa, y tiraré mi corazón al viento, y tus manos solo recogerán ceniza, no hay nada más que pueda ofrecerte, a partir de ahora seré una máquina, me despertaré convertido en una máquina, oxidada, girando sin sentido en el vacío helado del universo, contemplándolo todo desde arrriba, con una risa inhumana, sin sentimientos, seré una bestia y un dios, indiferente a tus labios de serpiente nocturna.

PD: Escrito tras la lectura distraída y fragmentada de Lautréamont y Aleixandre. Espanto y alegría es, claro, una referencia a Proust. Una bestia y un dios, a Nietzsche. Aristóteles dijo que para vivir sólo hacía falta ser una bestia o un dios. Nietzsche señaló que faltaba un tercer caso: hay que ser lo uno y lo otro, es decir, un filósofo.

Bob Dylan - Idiot Wind

sábado, 23 de julio de 2011

Espanto y alegría

Tan fuerte me latía el corazón, que me costaba trabajo andar; pero ya no me latía de ansiedad, sino de espanto y de alegría.
Marcel Proust, Por el camino de Swann

viernes, 22 de julio de 2011

El mundo estaba en calma y la casa en silencio

El mundo estaba en calma y la casa en silencio.
El lector se convirtió en el libro; y la noche de verano

era como la conciencia del libro.
El mundo estaba en calma y la casa en silencio.

Se decían palabras, como si no hubiese libro,
pero el lector se inclinaba sobre la página,

deseaba inclinarse, aún deseaba ser
el sabio para quien el libro es realidad, para quien

la noche de verano es como la perfección del pensamiento.
La casa debía estar en silencio, y lo estaba.

La quietud era parte del sentido, parte de la mente:
el acceso a la perfección de la página.

Y el mundo estaba en calma. La verdad en un mundo
en calma, en que no existe otro sentido, él mismo

es calma, él mismo es el verano y es la noche, él mismo
es el lector que se inclina y lee hasta tarde.

Wallace Stevens

Cosas que no pienso hacer en verano

No pienso hacer deporte y no pienso ponerme moreno: prefiero leer a la sombra del cerezo de mi patio.

Asiste lo vivido

En las calles frías, ya casi del todo iluminadas por el sol, cada paso de vuelta a casa sonaba a despedida, cada paso tejía, con una especie de hilo invisible, una distancia insalvable, y al llegar a casa, vencido por el sueño y por el cansancio, intentaba, sin éxito, antes de dormirse, no pensar en nada, deshacerse de una vez de su imagen, no recordar, no pensar, solamente dejarse llevar, poco a poco, hasta que el sueño le atrapara por fin, y al día siguiente qué, nada, tedio, recuerdos, qué hacer, nada, no hacer nada...

jueves, 21 de julio de 2011

No aquí, fuera

No aquí, fuera, en otra parte, y lejos, muy lejos,
en algún refugio, lejos del terror sordo y denso,
en algún lugar cerca del mar, por ejemplo, lejos
de aquí, donde sople el viento, y donde tu sonrisa
sople también, deshaciendo así el miedo, lejos
de aquí, fuera de aquí, tal es mi meta, la misma
que la de Kafka, la misma meta imposible,
promesa del viento y deseo de huir, muy lejos,
a algún refugio, lejos del terror sordo y denso,
a algún lugar de horizontes o labios abiertos
que despejen tanto miedo inútil reptando en la sombra

martes, 19 de julio de 2011

Spanish Ye-Ye



Escuché a las chicas sesenteras de la patria mía
porque una lejana voz desde Radio 3 me lo decía.

Patriotismo libresco

Hoy he sacado de la biblioteca libros de Francisco de Quevedo y de Juan Ramón Jiménez. Me siento un buen español.

¡Ah de la vida!... ¿Nadie me responde?
¡Aquí de los antaños que he vivido!
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
las Horas mi locura las esconde.

¡Que sin poder saber cómo ni adónde
la Salud y la Edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.

Ayer se fue; Mañana no ha llegado;
Hoy se está yendo sin parar un punto:
Soy un fue, y un será, y un es cansado.

En el Hoy y Mañana y Ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto

sábado, 16 de julio de 2011

Palabra de Bob

No es tan difícil llegar a tener algunas experiencias alucinógenas sorprendentes cuando no se hace otra cosa que mirar por la ventana.
Bob Dylan

Knockin' on heaven's door



PD: aunque me repatea que uno se ponga a buscar una canción del inconmensurable Bob Dylan y no aparezcan más que covers, éste está bastante bien. El tipo de youtube que piensa que la versión de Avril Lavigne es mejor que la original de Dylan debiera ir rápidamente a que se lo mirasen: igual tiene un lápiz incrustado en el cerebro y no lo sabe. Otro tipo dice: Justin Bieber is not a legend. Desde luego que no, pero ya sólo que haga falta decirlo es preocupante. ¿Cómo alguien con ese pelo va a ser una leyenda?

viernes, 15 de julio de 2011

Palabra de Jarry

El supuesto poeta supuestamente lírico hizo una larguísima pausa antes de hablar: en el transcurso de la cual expulsaba lentamente, parsimoniosamente, el humo de su cigarro, y su rostro se contraía de tan reconcentrado que se hallaba buceando en las profundidades insondables de su alma atribulada, y sus mirada se arrojaba a otear lejanías inalcanzables, todo ello con el objetivo supremo de extraer palabras esenciales. Pero, con tanta pose, se olvidó de lo que iba a decir, y todo lo que dijo fue: ¡mierdra!

I don't belive you... You're a lier



PD: El vídeo es de No direction Home, la película de Scorsese. I'm not there también acaba, por cierto, con Like a Rolling Stone.

Sobre Bob Dylan



La primera vez que escuché a Bob Dylan fue cuando, hace miles de años, le robé a mi tía un disco de grandes éxitos del susodicho que, de hecho, se llama así: Bob Dylan's Geatest Hits. Mi tía ni siquiera le había quitado el plástico, así que no se preocupen por mi tía: se merecía ser robada. Se lo dije, le dije que iba a robarle y los motivos del robo: te robo este disco porque ni siquiera le has quitado el plástico. Y aún lo tengo. Es éste:
 

En este disco no viene Lay Lady Lay, porque este disco es de 1967 y Lay Lady Lay viene en Nashville Skyline, que es de 1969, pero la pongo porque a mí me gusta mucho esa canción. La versión original. La versión en directo, por ejemplo, prefiero hacer como que no existe. Otra de mis preferidas es Not dark yet, del disco Time Out of Mind, de 1997, el cual compré (no todo va a ser robar). Aunque, claro, hay muchísimas más obras maestras de Dylan, muchísimas más.

jueves, 14 de julio de 2011

Nada de nada

Has tenido montones de pensamientos mientras esperabas el autobús, montañas de ideas, cordilleras de deducciones, oleadas de percepciones, riadas de análisis, torbellinos de síntesis, huracanes de conexiones, tormentas de analogías, terremotos de inferencias, etc. En realidad, lo sabes, sólo has pensado en escribir un texto que empezara así, que empezara en segunda persona -porque después de la palabra yo en un texto es otro el que escribe (Valente): yo es otro (Rimbaud), el sujeto de enunciación es colectivo (Deleuze), el lenguaje es quien habla (Heidegger), etc- diciendo has tenido montones de pensamientos,

luego, una vez sentado en tu sitio del autobús, que estaba libre, no como tu sitio de la biblioteca, que estaba casi vacía, pero tu sitio no, tu sitio estaba ocupado, tú no tienes sitio en el autobús, no es tuyo, tampoco en la biblioteca, tampoco es tuyo, pero si están libres esos sitios te sientas siempre en esos sitios, porque aunque no sean legalmente tus sitios, son tus sitios,

una vez sentado, pues, en tu sitio del autobús, entonces sí, has tenido montones de pensamientos, deshilavanados, fugaces, peregrinos, absurdos, sobre esto y lo otro, sobre qué iba a ser si no,

has pensado, aunque tú no lo hayas pensado, lo han pensado, lo han dicho, otros, muchos otros, no vas a ponerte a hacer una lista ahora, que decir algo de algo es todo lo que se puede decir, no se puede decir todo de algo, al menos no a la vez -esto se lo has oído decir a Jose Luis Pardo- porque el lenguaje es secuencial, serial, sucesivo, porque lo que puedes escribir es diez veces más tonto de lo que puedes pensar, y esto lo escribió Thomas Bernhard en su libro En las alturas, y tú sólo has leído hasta la página 29 de ese libro, pero eso lo dice al principio, en la página 8, así que eso ya lo has leído y has pensado: Bernhard tiene razón, más razón que un santo, a partir de ahora lo que diga Bernhard va a misa, y eso que sólo has leído 29 páginas,

porque decir nada de nada qué sería, a ver, eso sería sofística, retórica vacía, chorradas a mansalva, te has dicho eso, y te has dicho que Platón estaría orgulloso de ti, que Platón saltaría de alegría al ver que su prole sigue luchando contra los sofistas, también decir cualquier cosa de cualquier cosa sería arte propio de sofistas, pero decir algo de algo, ah, eso no, eso es predicar de un sujeto, S es P, eso es el juicio, el pegamento que mantiene unido al pensamiento y al ser, eso impide el delirio, la catástrofe, la ruina, la hecatombe del sentido, que sería que se pudiera decir cualquier cosa de cualquier cosa, S es P y no P, predicar lo que sea de cualquier sujeto, una cosa y su contraria, P y no P, así a la buena de dios, eso turbaba los sueños de Platón, eso a Platón le tocaba las narices y no estaba dispuesto a que le tocaran las narices los sofistas de las narices, y por eso les declaró la guerra,

pero después de tan profundas y cansinas disertaciones filosóficas te has agotado, has mirado a la gente del autobús, y no has podido evitar pensar -porque, básicamente, eres un cabrón desalmado- que hay mucha gente fea en el autobús, que en el autobús siempre hay mucha gente fea, que no se sabe por qué, pero que en el autobús siempre hay más cantidad de gente fea de lo normal, que luego, al bajar del autobús, en la calle, la gente no es tan fea como la gente del autobús, que la gente de la calle es, incluso, guapa o muy guapa, comparada con la gente del autobús, que a tu autobús se sube un porcentaje exagerado de gente fea, de gente que no se conforma con ser fea sino que, además, viste mal, y luego están las señoras que usan cantidades desmesuradas de colonia, que usan gafas de Armani y comen chicle abriendo desagradablemente la boca y cuyo olor te marea, porque nadie puede soportar un olor a colonia tan penetrante, que, señora, haga el favor de no echarse tanta colonia, joder, que vamos a morirnos todos de una intoxicación,

pero también pudiera ser que tú seas un ser maniático e insoportable, un ser básicamente obsesivo y delirante, que no sea nada grave vestir tan mal y desprender un olor tan mareante, que igual ni visten mal, que te parece a ti que visten mal, que quizá haya alguien mirándote en el autobús pensando que vistes fatal, que llevas las zapatillas sucias y medio rotas y que eres muy feo y que tus gafas no molan nada,

genial, ahora te has vuelto paranoico: la gente no te mira en el autobús por ninguna razón, no te mira en la biblioteca por ninguna razón: la gente se mira entre sí y ya, porque sí, entra alguien en la sala de estudio y le miras, entras tú y te miran, la gente oye un ruido y mira a ver qué pasa, aunque no pase nada, aunque sólo sea que a alguien se le ha caído un bolígrafo, la gente mira el bolígrafo caído y no deja de mirar hasta que el bolígrafo es recogido por su legítimo dueño,

y has pensado más cosas, has pensado en la descripción de una yonqui que estaba de pie en el autobús, has pensado que, seguramente, tuvo un rostro muy hermoso, hace años, digamos cuando ella tenía unos veinte años y sonreía y tenía los dientes blancos; ahora tiene la cara chupada, los ojos tristísimos, de animal herido, y tu descripción empezaba así: en el brillo de sus ojos se adivinaba un tristeza resignada e inabarcable,

otra cosa que dice Bernhard en las primeras 29 páginas de En las alturas, es:
no hay chusama mayor que los escritores, artistas,
todas las realizaciones ocultadas, enormes esfuerzos pagados con calumnias y silencio,
la condición del escritor se sitúa más bajo aún que la del comerciante, muy por debajo de la condición del político,
para llegar a los escritores: descender al fango,

Rimbaud dijo: la desgracia fue mi dios,

y sé que esto no viene a cuento, pero es que me he quedado ya sin nada que decir, me he quedado sin nada que decir antes de que haya podido decir algo de algo, he dicho nada de nada, seguramente, he dicho cualquier cosa de cualquier cosa, he repetido palabras, imitando las 29 páginas que he leído de Bernhard, sólo para pasar el rato, para entretenerme, no para alcanzar la verdad, ninguna verdad, ni siquiera una pequeñita; noto cómo Platón se enfurece y me manda a la mierda, con las huestes sofistas, id, malditos, grita, a corromper el lenguaje, a delirarlo, a abusar de su hospitalidad, a romper el tejado de la casa del ser, pero no contéis conmigo, Yo, Platón, soy la verdad,

luego, después del anterior párrafo, que debiera haber sido el párrafo final -en el que, por cierto, acabo de darme cuenta de que he cambiado de la segunda persona a la primera sin darme cuenta, no como en este espacio entre guiones, en el que he cambiado conscientemente a la primera persona-, has pensado que no se puede ser tan injusto con Platón, que Platón inventó la Filosofía, que -ahora vas a exagerar un poco, lo presientes- la Filosofía empieza y termina en Platón, que en Platón está también la inversión del platonismo,

ahí dejo -primera persona de nuevo- eso de que en Platón está la inversión del platonismo, en otro post igual intento averiguar qué quiere decir

miércoles, 13 de julio de 2011

Oh, the wind, the wind is blowing



Oh, the wind, the wind is blowing,
through the graves the wind is blowing,

freedom soon will come;
then well come from the shadows

martes, 12 de julio de 2011

Interrogantes

Quizá voy a decir algo muy descerebrado, no lo sé. La cuestión, el interrogante: si la edición de un premio de poesía es de mil ejemplares, al ganador le dan doscientos (¿por qué?) y de los ochocientos restantes igual ni se venden todos, ¿para qué se publica? Quiero decir: este blog, que supongo es bastante marginal, o muy marginal, tuvo el mes pasado más de dos mil visitas. No sé si es mucho o poco (a mí me vale), pero es más de ochocientas. O sea, que si los poemillas estos que escribo por aquí hubiesen ganado algún premio (que no lo han hecho, claro está) y hubiesen sido publicados como dios manda (en papel) probablemente los hubiese leído menos gente aún, si es que hago bien las cuentas, porque también es probable que de las dos mil visitas la mayoría buscasen otra cosa, o no leyesen el blog ni cinco segundos. El caso: sospecho que la mayoría de los libros de poesía (no sé si decir poemarios o libros de poesía) publicados como dios manda (en papel) venden muy poco. Eso sí: los ayuntamientos ofrecen mucha pasta, para que los poetas marginales (casi todos, o todos menos Joaquín Sabina, porque ¿quién lee poesía? Yo mismo leo muchísimo más narrativa que poesía, sin ir más lejos) puedan tomarse copas, e incluso invitar a alguna copa, en lugar de que acaben invitándoles a cerveza (cosa que está muy bien, por cierto, yo nunca me quejaré, jamás, de que me inviten a cerveza). Total, que me parece perfecto que los ayuntamientos den premios y eso, pero que si vas y, sin más, escribes los poemas en un blog, pues ya está (el estilo de esta frase es interpretable de dos maneras, o he adoptado un estilo coloquial o me he vuelto tonto). Luego vendrá algún mindundi a plagiártelos y estropeártelos, pero bueno, qué se le va hacer.

A Rosa Regás se le va la pinza

A Rosa Regás le gusta que ancianas de 77 años conduzcan a 250 km/h y sin carnet. Una amiga suya (de Rosa Regás) dice que es muy esperanzador (tiene la cabeza igual de averiada que Rosa Regás, según parece). Es un ejemplo de valentía, o algo (la anciana). Esta mujer (Rosa Regás) dirigió la Biblioteca Nacional. Al menos no dirige Tráfico, porque España se llenaría de abuelas kamikaze y a ver quién se atrevía a coger el coche.

Los límites que nos cercan

lunes, 11 de julio de 2011

Iniesta es Dios

Dejemos un momento la literatura y pasemos a cosas verdaderamente importantes: el fútbol.

Conversación estival (versión sin corregir)

El siguiente post también fue objeto de plagio y mutilación, y ya con este post lo dejo, que noto que me estoy rayando con el tema. Se trata de una entretenídísma conversación sobre la teoría de la elección racional... Creo.
-Soberanía del elector. Soberanía del consumidor.
-¿De qué habla usted?
-Digo estupideces.
-Individuos ahistóricos.
-¿Cómo?
-Sigo diciendo estupideces
-Ah, ¿y por qué lo hace?
-Oiga, yo he ido a la Universidad
-Sí, ¿y qué tal?
-En la cafetería ya no se puede fumar
-Pues que fastidio...
-Vamos, no es para tanto. Además, voy a dejar la Universidad.
-¿Por lo de la Cafetería?
-No, ya le he dicho que no es para tanto. Prefiero fumar al aire libre, incluso si hace frío. Soy del norte.
-A mi me hubiera gustado ir a la Universidad.
-Ahora es usted quien está diciendo estupideces. ¿Cómo puede saberlo? Igual le hubiese espantado.
-¿Por qué?
-No lo sé. Digo igual. Quizá, tal vez. Esos términos expresan probabilidad.
-¿Hablaban de probabilidad en la Universidad?
-A veces. Quiero decir: a intervalos temporales variables. De cuando en cuando. Un martes, por ejemplo, alguien decía: la probabilidad es objetiva y no un puro azar. Y otro alguien preguntaba si ontológicamente existía el puro azar, o si el orden era una construcción subjetiva. Cosas así. No me enteré de mucho, la verdad. La gente pensó que yo entendía de esas cosas, y tuve que fingirlo.
-Ya veo. Por eso ha dejado la Universidad.
-Oiga, aún no la he dejado, o sí, no lo recuerdo. ¿estaba dentro de mi pensamiento o ya es un hecho consumado?
-¿Consu qué?
-Mado.
-¿Mado es una palabra de la Universidad?
-Elección racional. Obtengo lo que demando.
-¿Qué dice usted?
-Era un chiste.
-No tenía mucha gracia.
-Es cierto, y los hay aún con menos gracia.
-La Universidad debía ser bien aburrida, por eso la dejó usted.
-Teoría microeconómica de la demanda
-Deje de decir estupideces, por favor, usted ha ido a la Universidad.
-Tiene razón, ¿sabía que todo el comportamiento humano puede reducirse en última instancia al esquema de costes-beneficios?
-Déjeme pensarlo.
-No lo piense, demasiados costes para beneficios inciertos.
-Tiene razón.
-Lo ha entendido perfectamente.
-No, creo que no...
-(cantando) somos soberanos, somos soberanos
-¿Sobe qué?
-Ranos
-¿No aprendió usted nada en la Universidad?
-Jajajaja
-¿Por qué se ríe?
-Me lo paso bien.
-¿No quiere contestar?
-Ya le he constestado: me lo paso bien.
-Me refiero a la otra pregunta
-Ah, el problema de la referencia, su inescrutabilidad, largas noches he pasado en blanco pensando a fondo sobre ello...
-¿Llegó a alguna conclusión?
-La conclusión es la muerte.
-No se ponga trágico
-Lógico. No me pongo trágico, me pongo lógico. Hoy he comido. Si no lo hubiera hecho, me pondría metafísico.
-¿Metafísico es un disfraz?
-Creo que no, pero bien pudiera serlo.
-¿Con sombrero?
-Y un bigote de pega.
-¿Con un cuchillo falso atravesándote la cabeza?
-Sí, sí, simulacros. Como Las Vegas. Vivan. Cierta vez bebí en Las Vegas. Trataba de matarme. O no, espere, lo vi en una película. En la tele. La tele es más que la realidad. Eso también lo escuché en la tele. Una película extraña. Azotaban la tele con un látigo. Algo así. Yo veo mucho la tele.
-¿Qué hacemos ahora?
-Podría volver a decir estupideces, y usted también. Nos entretendríamos.
-¿Se dice entretendríamos? Parece un trabalenguas.
-Es cierto. Nos entretendríamos como tres tristres tigres comiendo trigo y trabajando en trigonometría.
-La trigonometría no es un trabajo.
-Es cierto, pero yo no sé qué es.
-Claro, como ha dejado la Universidad...
-Ah, largos años me desviví interrogando el ser de las cosas...
-El ser, yo antes lo comprendía, pero ahora estoy perplejo
-Es normal, no se preocupe, a los griegos antiguos y a los alemanes no tan antiguos les sucede a menudo. Luego juegan un partido de fútbol, Beckenbauer discute con Kierkegaard sobre la angustia. Ganan los griegos. Tarjeta amarilla para Nietzsche. Yo, humildemente, me instalé unos años en la diferencia ontológica.
-¿Y qué tal le fue?
-Se comía mal. Nadie sabía cocinar. Hacían unas tortillas de patata horribles, con lo sencillo que es. Y no echaban pimentón a las lentejas, de modo que carecían de sustancia.
-¿Sin pimentón? Que ocurrencia más disparatada
-La gente está muy loca, no se olvide.
-No hay duda. Ha quedado demostrado. Sin sustancia, que gracioso.
-Nada queda demostrado.
-Es cierto, lo siento. Sin sustancia, que horroroso.
-No se disculpe. Y no tema, se puede vivir sin sustancia, yo sin ir más lejos he dejado de ser una sustancia.
-Lo siento. ¿Y qué es usted?
-No se disculpe.
-Lo siento
-Estamos en un bucle.
-No hay duda.
-Atrapados.
-No hay duda.
-El bucle, esa es la forma esencial de la vida. No la línea recta.
-No hay duda. Pero, ¿la esencia?
-Oiga, si le parece decimos otra cosa. Es un símbolo.
-Eso ya está mejor, creo.
-La línea recta era otra forma simbólica.
-Como si las cosas fueran lineales...
-Como si.
-¿No lo son?
-Creo que no. La moda no lo es.
-No hay duda.
-La espera, eso es lo más importante de la vida.
-Esperar a que se rompa el bucle.
-Eso es. La sustancia de la vida.
-Quien lo rompe es la muerte. No hay duda.
-Ahora es usted el que se pone lógico. O tal vez ontológico. Trágico.
-No me pongo de ninguna manera...
-Vamos, vamos, no se enfade. Trágico y alegre, soy un dios danzarín, amo la locura de la cruz...
-Si quiere le invito a un café.
-Gracias, no tengo dinero.
-Me lo imaginaba, por su forma de hablar.
-Es usted más perspicaz de lo que imaginaba. Tiene la suerte de no haber ido a la Universidad. Su entendimiento no se ha nublado. Lo tomaré con sumo gusto.
-Pero me gustaría haber ido.
-Eso no lo sabe. Ya hablamos antes sobre esto. Creí que había quedado demostrado. Pero yo desconfío cuando alguien dice de algo que está ya demostrado. Eso habrá que verlo. Eso digo siempre, que habrá que verlo
-No hay duda.
-Nos precipitamos. Necesitamos dogmas.
-A algo hay que agarrarse, usted no puede vivir suspendido en el aire.
-Sí que puedo, soy más individualista que Stirner. Y he dejado de ser una sustancia, recuérdelo.
-No sé qué tiene eso que ver, ni sé quien es Stirner
-Se fabricó un falso ídolo, su propio yo. Identidades mágicas, jejeje.
-¿Y usted es más individualista?
-¿Dije eso?
-Creo que sí
-No sé por qué lo diría. Individuo es un supuesto metafísico. No conozco nada más abstracto. Soy dividuo, e incluso plurividuo... sin sustancia, ¿comprende?
-Delira usted
-Yo a veces, a intervalos temporales variables, odio la modernidad, soy como Ignatus Reilly, pero más delgado. La ilustración, una patraña. Creo, pesar de todo, en la libertad individual. No porque estemos condenados a ser libres, como dijo aquel francés tan feo. Al contrario, la libertad se conquista. Paradigma del guerrero frente al angustiado.
-Yo creo que a usted le angustia...
-Quizá tenga razón, pero oiga... identidades mágicas, nadie se cree ese cuento, metafísica idealista del individualismo consumista. Por ahí no paso, no señor. Ah, máquinas que producen angustia, queremos tanto nuestra nueva religión. Igual que las demás. Patrañas, patrañas. Los nuevos templos, todos iguales, catedrales del consumo, centros comerciales. Que felices. McDonalds, la filosofía de nuestros días. Dicen que aman a los individuos, que ellos defienden a los individuos, a condición de que todos los individuos sean iguales. Todos pretenden borrar las peculiaridades. No hay escapatoria. Los anarquistas se han hecho veganos o capitalistas. Algunos son peores que cristianos, ya lo decía Nietzsche. Querría convertirme en el artista del trapecio kafkiano.
-¿Por qué no se hace un artista del hambre?
-Los economistas seguirían diciendo que elegí el curso de acción más racional de acuerdo con mis creencias. Me fastiadiarían el significado. O me atribuirían algún tipo de enfermedad mental.
-Así no hay manera.
-Ciertamente. No quiero tener pesadillas con economistas.
-Maximizas y minimizas. Es inevitable
-No tengo ni la menor idea de lo que está hablando, buen hombre.
-No se enfade. Debió seguir yendo a la Universidad. Le hubiesen ayudado a maximizar.
-Jajajajaja
-No se ría.
-jajajajaja.
-Como usted prefiera.
-Mis preferencias. Brotan de mi iluminado interior. Nadie me manipula. Soy el rey del mundo.
-Delira otra vez. Tal vez tiene fiebre.
-No señor, no vuelvo a la Universidad. Secta de capullos.
-¿Ha dicho secta?
-Sí, de capullos.
-¿A qué viene esa rabieta?
-Soy un viejo desencantado. Compréndame.
-Lo intento. Es difícil. Creo que no lo consigo.
-Quizá mañana.
-Es posible.
-En fin, me voy.
-Yo también.
-¿Quiere tomar el café ahora o mañana?
-Quizá mañana.
-¿Quizá?
-Expresa probabilidad, ya lo hablamos antes...
-Otro bucle.
-Rebucle
-¿Qué?
-¡Mierdra!
-Creo que se está exaltando demasiado, tranquilícese.
-Mierdra, ¿no sabe usted que yo aspiro a la serenidad?
-Aspirar aspirará...
-Mierdra, no soy una aspiradora...
-Pero no lo consigue.
-A veces sí lo consigo. Déjeme concentrarme un momento. Podrá contemplarme en estado meditativo. Pienso: la sustancia del Universo está agujereada, flota como espuma. La serenidad ya ha invadido mi ánimo. A mí la libertad individual me importa bien poco. La verdad menos aún. Lo importante son las máquinas asignificantes. Funcionan o no. Y eso es todo. Que serenidad me invade, mi risa silenciosa es como la del dios danzarín. El dios danzarín no es trascendente.
-No sabía que existiera tal dios.
-Es más desconocido aún, pero dejemos de hablar y atendamos al silencio. Yo soy un místico del silencio.
-Pues habla bastante.
-Usted me provoca.
-¿Yo?
-Sí, usted. Yo con quien más hablo es con el mar y con el viento. Soy un romántico. Sobre todo en presencia de anti-románticos. Soy capaz de tirarme por un acantilado. La belleza no coincide con la verdad, ni con la bondad. El hilo que unía a los trascendentales platónicos hace mucho tiempo que se quebró. Sépalo usted.
-Tomo nota, tomo nota... es curioso
-¿El qué?
-El ser
-¿Lo dice usted en serio? Ya me había dicho que le deja perplejo...
-Sí
-¿Y?
-Nada, sólo eso, me deja perplejo. No tengo nada más que decir.
-Yo tampoco. Quizá mañana.
-Quizá.

domingo, 10 de julio de 2011

Comparación de textos

En Pensamientos Despeinados, el 20 de abril de 2008:

Te escribo desde el fin del mundo, y está oscuro. Yo estoy perdido. Sólo me salen palabras entrecortadas, torpes. Tengo que escupirlas, y me cuesta horrores. Están como atrapadas en la garganta. Yo estoy como atrapado, desquiciado. Casi por instinto, o por urgencia, me inclino a refugiarme en las burbujas líricas, tristes y tiernas, de alguna fantasía protectora, de algún mundo inventado. Las palabras podrían hacer eso hoy, ahora, en el fin del mundo, y estaría bien. Servirían para algo. Pero ya he gastado demasiado las nadas azules, las lágrimas, que podrían, por ejemplo, perderse en el horizonte oscuro, dar pequeños saltos sobre notas musicales bajas y lánguidas, sobre el mar. Creo que la imagen no queda muy clara. Como soy medio autista hablo poco y a veces, sin querer, una rabia incontrolada que no se dirige contra nadie me asalta, se apodera de mí por unos instantes breves, y me entran ganas de darle patadas a las cosas y puñetazos a las paredes, y todo mi cuerpo tiembla absurdamente, como si fuera un espantapájaros recibiendo la descarga de una corriente eléctrica, y luego, con los ojos irritados y la respiración descontrolada, una serenidad compensadora va poco a poco calándome hasta los huesos, y sólo quiero dormir, a modo de huida, de regreso a una casa que no existe. No sé explicarme, te escribo desde el fin del mundo, desde al menos el fin de un mundo, desde una frontera que no por ser imaginaria se torna irreal, en el sentido de no verdadera. Es una frontera verdadera, sin duda. Ya no sé lo que digo, lo que escribo. Te escribo desde el fin del mundo. A veces se que me quedan frases grabadas y las repito insistentemente, una y otra vez, es un gesto mecánico tranquilizador. Te escribo desde el fin del mundo, te escribo desde el fin del mundo. No es necesario que las frases transporten consigo algún significado especial. Es como tener un objeto entre las manos, siempre, y hacerlo girar. Todo el rato. Si lo pierdo me muero, se cae el mundo. Son taradeces de chico medio autista, seguramente. Como escribir ahora, desde el fin del mundo, rápido, atropelladamente, compulsivamente, buscando qué decir, adentrándome con los dientes apretados, con los ojos dispuestos a mitigar los errores, a iluminar, siquiera brevemente, débilmente, algunas esperanzas, o mejor, no algunas esperanzas, algunas alegrías vividas; adentrándome en lo desconocido. ¿Para qué escribir si ya se conoce el resultado? Lo incierto aguarda. Pero no en la escritura, en la vida. En la escritura me puedo pelear con dragones. La valentía es un asunto complicado. He perdido el hilo. Me gustaría que el sentimiento de culpa fuera extirpado de la faz de la tierra. He estado leyendo a Nietzsche, perdón si le copio algunos tics. Quiero decir, no para convertirnos en seres inmorales, más bien para librarnos de una subjetividad carcelaria, para crear una alegre, afirmativa, danzarina, capaz de afrontar las cosas, para escupir definitivamente en la trascendencia sufriente del rostro de cristo. Te escribo desde el fin del mundo y por encima de la tristeza veo alzarse tu sonrisa envolvente como la llegada de una alegría suprema. Creo que deliro y doy pasos vacilantes, torpes, sobre el filo, sobre la frontera. Intento hacer equilibrios sin derrumbarme. Me agarro a tu sonrisa. Yo sólo me colgaría del cuello la magia acogedora de tu sonrisa. La cruz es un símbolo horrendo y asqueroso. Tu danzas y ríes y con tus gestos esculpes unas ganas de vivir que son la mejor forma posible de ser. Te escribo desde el fin del mundo, y está oscuro pero ahora sobresalen algunas luces. Las nubes se mueven en la noche, seres extraños. Respira hondo, coge fuerzas. Podemos escarbar con nuestras pequeñas manos un claro en el bosque. Ser muy sensible es un engorro, unas manos muy sensibles se hieren al más mínimo roce, cualquier nimiedad te afecta de un modo exagerado y provoca una reacción en cadena con un destino incierto. Creo que intento decir algo, pero no lo consigo. Ahora camino como un naúfrago desorientado, incapaz de ubicarme en un territorio nuevo. Pero no, aún estoy en el mar, y no tengo ni idea de cómo será la tierra que está aún por divisar. Te escribo desde el fin del mundo, eres el único faro que se divisa por aquí.

En el espantapájaros caótico.

Carta abierta al espantapájaros caótico

Querido espantapájaros:

Me gustaría que me explicara por qué ha plagiado mis textos. No soy rencoroso, pero es que tengo curiosidad. Cuando borraba mi nombre y, en su lugar, escribía el suyo, ¿no se decía a sí mismo joder, soy un impostor? No se trata de restablecer la función de autor, ni de negar la legitimidad de todas las formas posibles de establecer referencias con otros textos y autores, parafrasear, parodiar, ironizar, reinventar, citar, aludir, intertextualizar, lo que sea, toda la pirotecnia formal posmoderna que le venga en gana. Pero, claro, convendrá conmigo en que usted no ha hecho nada parecido a eso. Incluso puede pasar, a veces, que uno, sin querer, deslice en el texto que está escribiendo alguna frase de algún autor al que ha leído mucho y, por tanto, digamos que lo ha interiorizado y hecho suyo. Tampoco pasa nada por eso. Por ejemplo, cuando yo aludo a estrellas que caen sin que nadie las mire, hay una referencia encubierta a Faulkner. En su momento ya cité la frase, y a veces me parece que queda mal interrumpir el texto para citar la fuente, de modo que se convierte en un motivo que he incorporado a mi escritura, pero en ningún momento he pretendido hacer creer a nadie que la frase ¿Qué estrella cae sin que nadie la mire? la escribí yo. Es una alusión, a veces velada, si bien es posible que haya lectores que desconozcan la fuente. Yo ni siquiera la tomé directamente de Faulkner, sino de Bolaño, que la cita al principio de Estrella distante. También hay alusiones a Pizarnik, por ejemplo, decenas, a pájaros, jaulas, ardientes enamoradas del viento, pero lo que no he hecho ha sido poner un poema de Pizarnik y decir: lo he escrito yo. Evidentemente, como Pizarnik es una poeta muy conocida, me pillarían, y haría el ridículo. Supongo, entonces, que el arte del plagio requiere fijarse un objetivo poco conocido, alguien que tampoco escriba demasiado bien, porque se notaría. Si plagias a Proust, por ejemplo, nadie se creería que los has escrito tú. Proust escribe demasidado bien. No sirve.

Le contaré cómo descrubrí su blog. Hallábame ayer en mi casa, por la noche, tras pasar el día en el pueblo de mi madre, donde hicimos una barbacoa, y me dije: voy a buscar en Google el poema de Ezra Pound donde dice escuchad al viento, ese es el paraíso. El viento, como sabrá, es un símbolo poético que uso hasta el hartazgo. El caso es que yo había citado mal a Ezra Pound. No dice escuchad al viento, dice dejad hablar al viento. Por eso, en lugar de salir el poema de Pound, lo que Google encontró fue mi propio texto, en el que citaba mal a Pound, y mi texto salía, claro, en mi blog, pero también en el suyo. Me pareció raro. Entré en su blog y, sopresa, empecé a leerme a mí mismo. Al principio pensé que, quizás, me estaba enlazando, o algo, pero cuando advertí que los textos estaban modificados, y que cambiaba mi nombre por el suyo, la cosa quedó clara. 

Ahora, creo que es el momento de que se plantee la vieja pregunta leninista (también sabrá que esto de "la vieja pregunta leninista" lo he dicho más de una vez, es una alusión más bien irónica) ¿qué hacer?

¿Debería eliminar el blog? Podría hacer eso, desde luego, pero, ¿sería un curso de acción virtuoso? Más virtuoso sería lo siguiente: reconocer en su blog que me ha copiado casi todas las entradas. La virtud es un premio en sí misma; acuérdese de Sócrates. Seguramente no hará eso. Quizá ni lea esta carta, ni se entere de que me he enterado. Quién sabe.

También tiene que preguntarse lo siguiente: ¿qué pensaría Roberto Bolaño de mí? No creo que Bolaño se enfureciera con un escritor mediocre, si además de ser mediocre fuese honesto y amase la literatura con sinceridad. Hay escritores, como Bolaño, que juegan en primera, otros nos tenemos que conformar con la tercera, o con la regional, no pasa nada. Escribe, aunque sea mal, fracasa mejor cada vez (mira, un ejemplo de cita encubierta, esta vez a Beckett; ahora ya no es tan encubierta, claro). Si pones la foto de Bolaño en tu blog, y lo describes como pura furia poética, tienes razón. Pero, si plagias, ¿qué crees que pensaría Bolaño de ti? No te invitaría a una caña, no podrías formar parte de su banda de poetas para atracar un banco, ese atraco que acabaría en desastre, pero que también sería hermoso.

Como digo, no comprendo las razones que te han movido a plagiarme. Si de verdad te gusta escribir, escribe. Mejor o peor, eso sólo les importa a los incapaces de librarse de la manía de juzgar. Se trata, más bien, de desplegar la potencia que uno tiene, de explorar, de experimentar. Si de verdad te gusta Deleuze, deberías saberlo.Y, claro, no se depliega la potencia de uno plagiando a otro. Cierto que quien habla es el lenguaje, estoy con Heidegger. Las palabras no son nuestras, no nos pertenecen. Aún así, eso no legitima el plagio. Precisamente, usted ha tratado a las palabras como si fuesen una propiedad. Que el lenguaje sea quien habla implica que el escritor, como decía Valente, escuche atentamente, en una especie de receptividad activa, no para repetir lo ya dicho, claro. Plagiar es lo contrario de escuchar atentamente.

En fin, no le molesto más, que esta carta ya va siendo muy larga.

Atentamento suyo,
el Señor S.

Sobre el plagio

No se debe plagiar. El plagiario merece que lo cuelguen en la plaza pública. Esto lo dijo Swift, y Swift, como todos sabemos, tenía más razón que un santo.
Roberto Bolaño, Un narrador en la intimidad

Plagiadores hijos de una hiena

Vamos a ver, quien quiera plagiarme, por favor, que no cambie los putos textos. Que me plagien, bueno, ya lo han hecho más veces, me siento muy halagado, muchas gracias, pero que cambien los textos me molesta.
Aquí, por ejemplo. En fin, chico, la mayoría de esos textos los escribí yo. ¿De verdad crees que los has mejorados con tus putos-cambios-totalmente-subnormales-y-perdona-que-me-ponga-violento? Ya sé que tampoco van a cambiar el destino de la literatura, pero, vamos, que los escribí yo y me molesta que los cambien. Ya si no intentara apropiárselos sería la hostia.

viernes, 8 de julio de 2011

Carta a Cronos

Cronos, devorador de cabezas, padre siniestro:

Cantaremos la certidumbre opaca del derrumbe
con la voz transparente del pájaro exiliado.

Hágase la luz

La interminable cadena del mundo vio la luz cuando
la interminable cadena del lenguaje vio la luz
y se iluminaron ambas, proyectando sombras
remotas, inminentes, trémulas, inagotables.

Manifiesto

La poesía no es la mera traslación de una vivencia personal o de un estado anímico o psicológico a una retórica más o menos rebuscada. Tampoco es comunicación.

Valente lo deja bien claro, y yo estoy con Valente a tope: acabo de decidir que es el mejor poeta español del siglo XX.

jueves, 7 de julio de 2011

Ahora, rápido

Ahora, rápido, sin revisar, sin corregir, sin pensar, escribir en línea recta hacia el desastre, hacia el glorioso, hermoso, acaso fingido desastre, porque vivir es caer, caer hacia el principio, hacia el arjé, la materia, la matriz, el estallido, el caos, el desastre originario, justo después de la nada, porque al principio era la nada, más originaria aún, la nada tuvo que ser creada (Valente), después el caos y depués el verbo, el logos, la luz, el verbo ser sin el cual todo habría permanecido mudo (Foucault), en las sombras, en la mudez de las sombras, porque el ser humano lo es sólo por la palabra, que es luz, que es exilio: existir ahí, ahí afuera, extática existencia (Heidegger), aunque tenemos las alas rotas, o cortadas, quién sabe, una nostalgia de lo que nunca fue, un deseo de lo que no tiene nombre y se muestra, y el arte no es más que la aventura que va de los hechos al sentido (Alguien), y el sentido es producto, multiplicidad (Deleuze), palabra errante hermana del grito, del desgarro glorioso, del dulce desgarro de la carne que pide a gritos fundirse con el sol desmayado de la tarde, con el viento, con la materia, pulsión de muerte (Freud) o voluntad de poder (Nietzsche), no sé, el ser desvelado un instante, tan fugaz, y luego sobrevivir a lo vivido (Valente) no es fácil, pero igual saltar hasta romperse, deshacerse, devenir soplo o huracán, con las manos alzadas como antenas hacia el cielo, las antenas del ser alzadas, con alegría, sin esperanza.

miércoles, 6 de julio de 2011

También...

También ojos desquiciados
a punto de ser arrojados
sobre los tejados o las hojas
que recogen los últimos
jirones de luz jadeante.

Jamás fue tan urgente
arrojar el ser por los aires.

PD: He aquí un poema plagado de jotas. Ya ves tú.

Ojos alucinados...

Ojos alucinados
explorando la espesura
alumbran lugares
tan frágiles
que son siempre a punto de romperse,
y la vida, digo,
es una larga caída iluminada,
entreverada de sombras
y bocas que se beben
en un breve estallido.

El espacio, la última frontera

Un tenue rumor en las entrañas
palpitando al ritmo del viento,
ingrávido y fugaz como el deseo,
me dice que el tiempo de las ataduras
ya pasó
y que las miradas prosiguen
más allá del límite
impuesto por la luz
imaginando espacio y más espacio.

Serán ceniza...

Cruzo un desierto y su secreta
desolación sin nombre.
El corazón
tiene la sequedad de la piedra
y los estallidos nocturnos
de su materia o de su nada.

Hay una luz remota, sin embargo,
y sé que no estoy solo;
aunque depués de tanto y tanto no haya
ni un solo pensamiento
capaz contra la muerte,
no estoy solo.

Toco esta mano al fin que comparte mi vida
y en ella me confirmo
y tiento cuanto amo,
lo levanto hacia el cielo
y aunque sea ceniza lo proclamo: ceniza.

Aunque sea ceniza cuanto tengo hasta ahora,
cuanto se me ha tendido a modo de esperanza.

José Ángel Valente

martes, 5 de julio de 2011

Ya no habrá poemas bonitos

Me dije: voy a escribir cien poemas, o mejor doscientos, o mejor aún quinientos, miles de versos, millones de palabras, todas rotas, heridas, feroces, desafiantes, millones de palabras violentas, condenadas, repugnantes, alarmantes, versos y más versos de combate y de odio, un solipsismo atroz, palabras como látigos. Me dije: a partir de ahora me declaro en estado de guerra total contra el mundo y contra todos. Ya no habrá poemas bonitos, sólo escupitajos, puñetazos, patadas, mordiscos quizá, pero no de amor. Ya no habrá serenidad, y el viento sólo susurrará maldiciones. Un misticismo putrefacto, un delirio carcomido de muerte, un torrente desbocado de rabia, un desgarro sin fin en el desierto, a partir de ahora eso será lo que habrá. A partir de ahora ya no habrá poemas bonitos, me dije, porque son cursis y todos mienten.

Luego recordé tu sonrisa, rescatada del naufragio de los horizontes, proyectada en el cielo sin nubes, y eso sí que era verdad.

lunes, 4 de julio de 2011

Retro Vintage Fashion Plata Barato

Querido Diablo (II):

En la próxima vida quiero ser Jim Morrison. Lo tengo todo planeado: me emborracharé, escribiré poemas geniales, los cantaré a gritos, me tiraré por el suelo del escenario, viviré en el delirio sin interrupción. A estas alturas ya estaría muerto, es cierto, pero habría sido el puto Jim Morrison.

Waiting for the summer rain

Casi directamente plagiado a Jim Morrison...

Me acabo de depertar
y ya tengo una cerveza en la mano
y repito a solas tu nombre
para ver tu rostro surgir
en el agua de la lluvia

domingo, 3 de julio de 2011

Una vez más

Decir una vez más viento,
una vez más cielo gris
y deshacerse en el viento,
fundirse con el cielo gris,
ser ya sólo viento y cielo gris
y desplegarse para siempre,
ser ya sólo algo que se despliega.

Nueva dieta espiritual

Ahora necesito tranquilidad y meditación trascendental. Esto último no sé lo que es, pero seguro que me viene bien. También, incluso, comer manzanas y cosas así.

sábado, 2 de julio de 2011

Salir, beber...

Voy a escribir otro post insustancial. Me pongo a ello. Ahora mismo. Estoy en ello ahora mismo, de hecho. Bien, prosigamos. Me levanté sobre las tres y media, me hice un zumo de naranja con cuatro naranjas. Me bebí el zumo. Me hice dos tostadas. Me comí las dos tostadas. Bebí Sprite y luego café y luego otro poco de Sprite, porque a mí el agua no me gusta y bebo Sprite en lugar de agua, no siempre pero casi. También tomé una aspirina, para el dolor de cabeza. Me puse a ver una película muy mala en la cuatro sobre un negro que aprece en la Edad Media y tal. Me hice un bocadillo de pechuga de pollo, me lo comí y bebí más Sprite. Fumé un cigarro, a pesar de que tengo la garganta destrozada de tanto fumar y beber ayer. Y el martes. La resaca del martes duró casi hasta ayer mismo. Me lo pasé bien el martes. Me lo pasé bien ayer. Y otros días. El martes perdí el móvil, un tipo muy raro y desconocido, en los conciertos de la plaza mayor, empezó a darme besos en la cabeza, provocando mi huida, porque no me gusta que tíos desconocidos me persigan para besarme la cabeza. Ni la cabeza ni nada, vaya. Tíos desconocidos, digo. El móvil lo encontró luego un amigo y lo recuperé. Casi se me rompen las gafas porque estuve bailando Sarri Sarri subido a caballito encima de otro amigo, rememorando otra vez, hace años, en que lo hice subido a hombros, y, claro, se me cayeron las gafas. La otra vez me caí, me desmayé y tuve que ir al hospital, aunque podría no haber ido porque ni me abrí la cabeza ni nada. Fue en Gijón. No debería rememorar cosas así. Es peligroso. No por pesar poco debo ser zarandeado por los aires así a lo loco. Y, en fin, otras cosas que no recuerdo. Y otras que no voy a contar. Ayer era de tranquis, pero parece que algunas personas incluyen en el concepto de tranquis la elaboración de cócteles y de zombizumo. El zombizumo, al parecer, incluye martini y ron blanco, pero el que hicimos sólo sabía a kiwi. Sabía dulcísimo y a mí el dulce no me gusta demasiado. Yo le debo fidelidad a la cerveza. A la cerveza y al Barça, claro. Creo que esta noche va a hacer calor y se podrá ir en manga corta. Creo, pero nunca se sabe.

Por cierto...

¿Cómo va a envidiar el gran Nacho Vegas a la pavisosa, cursi y ñoña de Russian Red?

Nacho Vegas es un genio. Y punto.

Gritos

Gritos lanzados en la espesura eslabonándose en la gran cadena del lenguaje 

PD: esta frase es muy buena, pero no es mía, es de Foucault, está Las palabras y las cosas, aunque la he modificado un poco.