viernes, 30 de agosto de 2013

Jonny Greenwood - Bodysong



Genio.

Declaro solemnemente que Bodysong es el mejor disco de la pasada década y que, por lo tanto, Merriweather Post Pavillion, de Animal Collective, no lo es. Digan lo que digan los de Rockdelux.

jueves, 29 de agosto de 2013

Black Sabbath - Paranoid/Iron man

Creó Dios a los jipis de los sesenta. El mundo se llenó de flores, colores chillones y demás cosas jipiosas, por lo que Belcebú, enfadado, envió a su emisario, Ozzy Osbourne, para que grabara con Black Sabbath un disco grandioso, Paranoid. 



PD: Sin ánimo de ofender a los jipis, que de todo ha de haber en la viña del Señor.

lunes, 26 de agosto de 2013

Henry Darger

La oscura vida de un pintor marginal



No hay duda de que durante más de cuarenta años vivió inmerso por completo en su mundo imaginario.
Giorgio Agamben, Ninfas 

El documental sobre Henry Darger puede verse aquí. Está subtitulado con letras azules, tal vez para que solo los tarados interesados en otros tarados tengan acceso a él, como una especie de prueba: si soportas el azul, si te dejas los ojos y eres capaz de no desesperarte ni perder la paciencia intentando leer los subtítulos, es que realmente te molan los artistas marginales; si no, vete a ver cualquier mierda mainstream. No se me ocurre otra explicación.

Tal vez fuera difícil elegir el color. Vale. Pero. ¿Azul? En cualquier caso, gracias por los subtítulos.

PD: Olviden el terrorismo cromático precedente, aquí está subtitulado con un poco más sentido común

jueves, 22 de agosto de 2013

Microrrelatos veaniegos

Le irritaba especialmente el frenético tintineo de una cucharilla de metal contra un vaso. Determinadas personas tienen la costumbre de revolver el azúcar con un ímpetu desmesurado e innecesario. De modo que, al escuchar el ruido, que irrumpía en su habitación, apoyó los codos sobre el escritorio y se tapó los oídos con ambas manos. Se dijo, con socarronería y amargura, como dirigiéndose a un auditorio imaginario: ¡contemplad, oh incautos, los ridículos estragos de la hipersensibilidad a ciertos estímulos sensoriales!

martes, 20 de agosto de 2013

En defensa de la falibilidad humana

A ver, mamelucos internetiles, gaznápiros perfeccionistas paridos por hienas, genios resentidos adictos a trolear, cabrones inmaculados, estilistas de inmarcesible pulcritud, virtuosos de excelsa sintaxis, gloriosa ortografía y vigorosa prosa, mártires de la gramática normativa, niños prodigio de la lexicografía, escrutadores incansables del sentido y de la referencia, devoradores y adoradores de diccionarios, niños que desayunabais leyendo a Wittgenstein, merendabais cuestionando a Sassure, durante la cena esgrimías irrefutables argumento en contra del innatismo de la gramática generativa de Chomsky y antes de dormir recitabais versos de Quevedo, una errata es un error involuntario, por lo que viene sobrando eso de escandalizarse y arrojar airados improperios en nombre de nuestra sacrosanta lengua. Vuestros gráciles e infalibles dedos jamás incurrirían en un imperdonable descuido, naturalmente, pero los simples mortales a veces nos equivocamos, y no va a venir Cervantes a propinarnos una soberana paliza por ello.

Tame Impala - Solitude is Bliss

lunes, 19 de agosto de 2013

Los demenciales escritos religiosos del Señor S.

Antes que nada estaba la nada, y luego vino el caos, y el caos pobló la nada, y más tarde vino el verbo, y el verbo quiso organizar el caos, y cuando el verbo calle el caos, silencioso, lucirá en todo su esplendor, y luego, al final, volverá otra vez la nada que estaba antes que el caos y antes que el verbo, y tal vez todo esto se repita una y otra vez, en infinitos ciclos que van de la nada a la nada, de la nada del principio a la nada del final, que son y no son la misma, pasando por el caos y por el verbo y por el caos.

sábado, 17 de agosto de 2013

El hombre del saco



El hombre del saco vivía en todas partes, en todas partes había peligro. De noche, en la cama: ¿oyes cómo llama a la ventana? ¡Escucha!
Truman Capote, Un árbol de noche 

El hombre del saco se lleva a los niños que no duermen

viernes, 16 de agosto de 2013

El Señor S. se arrodilla y ruega a Dios todopoderoso

Señor, ten piedad de nosotros y prohíbe los libros autobiográficos escritos por jóvenes alocados. Te rogamos, óyenos.

martes, 13 de agosto de 2013

The Kinks - Sunny afternoon



Aunque, si por mí fuera, la única estación que existiría sería el otoño. Ni frío ni calor.

Post cuántico

El posmodernismo no existe, son los críticos.

Específicamente, los críticos cuánticos.

Los críticos cuánticos son los que usan la palabra cuántico como un significante vacío y molón que puede aplicarse a lo que a ellos les de la real gana porque, total, quién demonios sabe qué narices es la mecánica cuántica. El crítico cuántico puede dar por sentado, para acrecentar su delirio hermeneútico, que la teoría de los multiversos es la única interpretación correcta de la mecánica cuántica (sea esta lo que sea), lo cual es obviamente falso: lo de los multiversos es molón, qué duda cabe, y más si tenemos en cuenta que el padre del cantante de Eels fue uno de sus teóricos, pero la triste verdad es que es la interpretación más delirante.

Triste y cierto es también que decir del autor de Canción de hielo y fuego que es un creador cuántico viene siendo una bobada que no aporta absolutamente nada.  

lunes, 12 de agosto de 2013

Las antiguas pisadas

I hear the ancient footsteps
like the motion of the sea,
sometimes I turn, there's someone there,
other times it's only me.
Bob Dylan, Every grain of sand 

viernes, 9 de agosto de 2013

Hacerse mayor

He oído un ruido de cristales rompiéndose, he abierto la ventana y un chavalín, al verme, ha salido corriendo. Qué triste verse en la posición de la autoridad. De ganas le hubiera gritado: ¡romped todos los cristales, acabad con todo, sigo siendo uno de los vuestros! Pero no me ha parecido procedente. Ni cuerdo.

La casa

Esas luces, lejanas y trémulas, brillan como ojos cansados, escrutando la oscuridad circundante, sin entusiasmo pero con perseverancia. Falta poco para que lleguemos. Casi habíamos perdido la esperanza, pero ahora, por fin, ya se ven, al fondo. Parece que sonríen, con una de esas sonrisas que emergen de un fondo de melancolía, como si nos reconocieran y nos dieran la bienvenida. Si las luces están encendidas, no hay duda: también deben de estar ellos dentro de la casa, esperándonos o no, eso no importa tanto, con tal de que estén. Eso es lo que importa en realidad, claro. Si no, no tendríamos nada que hacer. Excepto morir como perros, evidentemente. Parece que sonríen, pero las sombras que proyectan adoptan formas amenazantes. Eso de que las ventanas parezcan ojos es algo levemente perturbador, creo yo. Ojos en llamas.
La casa es pequeña, de madera, construida por manos inexpertas, en la falda de la montaña. El pico se alza por encima, con un semblante rígido, severo. Como si la casa fuera una especie de niña triste sometida a la voluntad cruel de un amo resentido. El pico debe estar cubierto de nieve, aunque es de noche y desde aquí no puede apreciarse.
Estamos llegando, pero aún estamos lejos.
Miriam camina a mi lado. Tiene frío y no habla para que el frío no se le meta dentro del cuerpo. Piensa que una vez dentro, el frío ya no se iría. Por eso tiene miedo y, como tiene miedo, no habla. En todo el tiempo que llevamos juntos, caminando en busca de la casa, solo ha pronunciado dos o tres palabras, y yo no he sabido qué significan. A veces me coge la mano y aprieta fuerte. Es más pequeña que yo. Su cara, pálida, angulosa, refleja el brillo de las luces, o eso me parece. El pelo, muy corto y moreno, se confunde con la oscuridad.
Hace unos días, tuve un mareo y me desplomé sobre la nieve. Cuando recobré la conciencia, noté que Miriam estaba echada encima de mí; su boca presionaba mi pecho y sus manos me agarraban el pelo, muy fuerte. Ya estoy, susurré, no te preocupes. Me mordió una oreja, que es algo que hace cuando está nerviosa. Ya vale, dije, no pasa nada, vamos a seguir el camino. A modo de respuesta, sonrió, con los ojos llorosos. Luego se los secó y asintió. Me puse en pie y seguimos.
Caminamos cogidos de la mano durante horas. Estaba convencido de que nunca llegaríamos. O, peor aún, de que, aunque algún día llegáramos, no valdría para nada. Estaba convencido de que sería totalmente decepcionante e inútil y doloroso. No se lo dije, naturalmente. Con que uno de los dos esté desesperado es suficiente. Puede que Miriam también esté desesperada, pero, de todos modos, simula creer. Lo hace por mí. Y yo simulo creer, por ella. De esta forma avanzamos. Si no, pues nos tenderíamos en la nieve y esperaríamos. No sé cuánto tiempo tardaríamos en morir.
Ahí están las luces, cada vez más cerca. Es la única casa de por aquí. Se oyen algunos ruidos que no logro identificar. Me tiemblan las manos. Miriam camina pegada a mí. Son una especie de crujidos, o aullidos, o susurros. No lo sé. La casa, pequeña y medio podrida, está ya a menos de cien metros. Las luces, encendidas.
Cuando al fin llegamos, nos paramos enfrente de la puerta. Nos miramos. Yo no me atrevo a llamar. Casi suplico que no lo hagamos, que demos la vuelta, que vayamos a cualquier otro sitio, por favor, que huyamos, y rápido, pero hemos caminado tanto tiempo, buscando precisamente este lugar, que ahora sería absurdo proponer algo así. Así que, tras unos instantes de vacilaciones silenciosas, Miriam llama a la puerta.

jueves, 8 de agosto de 2013

Interpol - Lights

Entrevistas breves con hombres que rechazan la cursilería y al final siempre acaban hablando del alma, de la muerte y de cierto escritor norteamericano

-Hay que expulsar a los cursis de la literatura. Sin piedad. Aunque eso pueda incluirme a mí. Hay que prohibir expresiones como seducir a una mujer es que te quiera desnudar el alma. No, el alma no se desnuda. Los cuerpos se desnudan. Punto. Tenemos que ser un poco más literales. Las metáforas son sagradas. No se pueden usar así, a la ligera. No se pueden usar tópicos de mierda ni gilipolleces tan manidas como esa de desnudar el alma. Mi alma, además, es una fortaleza infranqueable. No, perdón, eso también es un tópico. Lo de la fortaleza infranqueable. Hay que tener cuidado con los adjetivos. Los verbos son orgullosos y fuertes, están hechos de otra pasta. Los adjetivos son tan delicados como peligrosos, los muy cabrones. Y tampoco es verdad. Que mi alma sea una fortaleza, digo.
Mi alma se resquebraja como un vidrio golpeado por una piedra, y los pedazos refulgen a la luz de la luna, y grita y se desboca y se despliega anhelante y oscura, buscando con ferocidad algo que no existe. Puede que haya una buena ración de tópicos en lo que acabo de decir. Sigo, de todos modos. Mi alma revolotea en el cielo gris, como un copo de nieve que se demora unos segundos en el aire y luego cae y se deshace de inmediato en la capa de nieve sucia que cubre el suelo. Mi alma es esa quietud amenazada de ahí afuera, la luz arañando tiernamente las copas de los árboles y filtrándose por la persiana medio bajada, y esta inquietud que navega por mis venas.
Bien, será mejor que vayamos acabando con esto del alma.
El alma es una flor extraña, escupida por un montón de reacciones químicas que suceden en el cerebro. Una flor que, a saber por qué, de repente cobra conciencia de que el tiempo la va a marchitar, de que se va a morir. La conciencia consiste básicamente en saber que la vas a diñar.
La conciencia es la pesadilla de la naturaleza, decía cierto escritor norteamericano. Cierto escritor cuya muerte lloré amargamente, porque su muerte me arrancó, de una dentellada dolorosa, un pedazo del alma. Porque era el mejor de todos. Porque ni su portentosa (he aquí otro adjetivo manido) inteligencia ni su sensibilidad (exquisita, cabría decir) pudieron salvarle. Así que leí la noticia, bajé la escalera con la cara desencajada, incapaz de creerme que fuera verdad (otro tópico aquí) y le dije a mi madre: se ha muerto, se ha suicidado. Y mi madre, asustada: ¿quién? Y yo: un escritor. Se ha ahorcado.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Reacciones de sentido común

-¡No, Dios mío, una película de René Zellweger! ¡Cambia rápido de canal! ¡Date prisa! ¿Dónde diablos está el mando? ¡Ya es tarde! ¡Oh no, no... Noooooo! ¡Arráncame los ojos, por favor!

PD: Nada en el Universo, ni siquiera Russian Red, ni siquiera Girls, es tan estremecedor y atroz como una película de René Zelllweger.

lunes, 5 de agosto de 2013

Canícula

Ardor e incertidumbre.

Tiempo de perros enloquecidos: ladran, lastimeros, al final de la calle.

El polvo de los senderos: esa llovizna hosca, hermosa, que revolotea y reluce bajo la mirada furiosa del sol.

Un clima seco, inhóspito.

Tierra roja y amarilla: brama, palpita, sacudida por una voz que todavía no se escucha.

Porque solo hay silencio: pasos que no vienen, gritos ahogados.

Y miradas que se pierden, devoradas por esa grieta que lo atraviesa todo, todos los seres y todas las cosas.

Fanfare Ciocarlia - Born to be wild



No todo va a ser oscuridad post-punk y lamentos postindustriales

viernes, 2 de agosto de 2013

Aquí el autor


Quiero decir el autor de verdad, el hombre de carne y hueso que sostiene el palo, no una máscara narrativa abstracta.

PD: El calor del verano reblandece el cerebro, como es sabido, de manera que esta variación totalmente absurda del principio del capítulo noveno de El rey pálido es todo lo que se me ha ocurrido.