jueves, 29 de noviembre de 2012

Cosmópolis

Y Cronenberg emergió de su soso período conservador. Aunque la nueva carne ahora es mucho más verborreica que visual.

Todo son fenómenos que obedecen al azar. Aplicas las matemáticas y otras disciplinas, desde luego. Pero al final te las ves con un sistema que escapa a todo control. Histeria a muy altas velocidades, día a día y un minuto tras otro. Los habitantes de la sociedad libre no tienen por qué temer la patología del Estado. Generamos nuestros propios frenesíes, nuestra propia convulsión en masa, impulsados por máquinas pensantes sobre las cuales no tenemos en definitiva ninguna autoridad. El frenesí apenas es perceptible la mayor parte del tiempo. Es sencillamente nuestra manera de vivir.(...) 
-La cultura del mercado es total. Genera a esos hombres y mujeres. Son necesarios para el sistema que desprecian. Lo dotan de energía y concreción. El impulso que los mueve pertenece al mercado. Son productos de cambio en los distintos mercados del mundo. Por eso mismo existen, para refortalecer y perpetuar el sistema.(...) 
-El futuro es siempre una totalidad, una igualdad absoluta. Allí todos seremos altos, fuertes, felices -dijo ella-. Por eso fracasa el futuro. Siempre fracasa. Nunca podrá ser ese lugar cruelmente feliz en que aspiramos a convertirlo(...) 
-Ya sabes lo que siempre han creído los anarquistas. -Sí. -Pues dímelo -dijo ella. -El afán de destruir es un afán creador. -Ese es también el sello distintivo del pensamiento capitalista. La destrucción forzosa. Es preciso eliminar sin contemplaciones las industrias anticuadas. Hay que reclamar a la fuerza nuevos mercados. Es necesario reexplotar los mercados anticuados. Destruyamos el pasado, construyamos el futuro(...) 
-La tecnología es crucial para la civilización. ¿Que por qué? Porque nos ayuda a configurar nuestro destino. No necesitamos a Dios, ni los milagros, ni el vuelo del abejorro. Pero también es algo agazapado, no está sujeto a decisiones. Puede tirar por un lado o por otro(...) 
Y es que todo es remolino. El remolino es la dramaturgia del despojamiento. Gritan y giran hasta fundirse en un alma común. Y todo porque esta noche ha muerto alguien, porque solo ese girar vertiginoso podrá aplacar su pesar(...) 
Toda tu vida consciente es una pura contradicción en los términos. Por eso has orquestado tu propia caída en desgracia(...) 
Una persona sube como la espuma gracias a una palabra, y cae al vacío cuando tropieza en una sílaba
Don DeLillo, Cosmópolis

domingo, 25 de noviembre de 2012

Lengua y sexismo

Aquí. No entiendo mucho de griego, pero para mí que anthropos no designa el género masculino, y supongo que Protágoras escribió ἄνθρωπος.

PD: vale, ya se lo han señalado hasta el hartazgo en los comentarios

sábado, 24 de noviembre de 2012

La dura vida de los genios incomprendidos

Se sentó a fumar mientras esperaba la llegada de la inspiración. La inspiración se retrasaba y los cigarros se encadenaban uno tras otro. Puso su cara de genio incomprendido y paseó de un lado a otro de la habitación. Su cara de genio incomprendido consistía en lo siguiente: se imaginaba que se parecía a Beckett. No era cierto ni por asomo, pero bueno, así pasaba el rato. Caminaba de un lado a otro de la habitación tal como se imaginaba que caminaría Beckett, con el semblante serio y concentrado. Esto es lo que estuvo haciendo durante un buen rato. Luego escribió un párrafo. Luego lo borró. Era una mierda. Le pareció un gran adelanto haber borrado ese párrafo infame. Un acto digno del mismísimo Beckett. Una nueva oportunidad de fracasar se divisaba en el horizonte, como una caricia de luces lejanas. Estaba entusiasmado. Se sentó en su silla, estirando un poco las piernas, no del todo, con un nuevo cigarro entre los dedos, mirando a la cámara, exactamente del mismo modo en que se sentaba Beckett. Luego bajó a cenar. Los tarados que pierden el tiempo imaginando que se parecen a Beckett también comen.


Probablemente me metí en una especie de espiral invertida, quiero decir una espiral cuyos anillos, en vez de ir ampliándose, se fueran reduciendo.
Beckett, El innombrable

jueves, 22 de noviembre de 2012

Persecución del instante

Retrocede el astro y se retira, ha fenecido el día,
pero corre hacia otros lugares, a fomentar nueva vida.
¡Ay, que no me levanten del suelo unas alas
para lanzarme hacia él y siempre hacia él!
Vería, a través de un eterno destello vespertino,
un mundo silencioso postrado ante mis pies,
encendida toda cima, calmado todo valle,
el argentado río corriendo en áureos caudales.
Mi marcha, equiparable a la de los dioses,
no sería detenida por la salvaje montaña con todas sus quebradas;
y pronto el mar, con sus bahías caldeadas,
se abriría ante los sorprendidos ojos.
Goethe, Fausto.

martes, 20 de noviembre de 2012

Poesía

La definición más sencilla y atinada de la poesía que se me ocurre es ésta: se trata de un arte que pone en juego a la imaginación mediante las palabras.
Schopenhauer
Yo sé que la poesía es imprescindible, pero no sé para qué. 
Jean Cocteau
La poesía es más profunda y filosófica que la Historia.
Aristóteles
Si físicamente me siento como si me levantasen la tapa de los sesos, sé que eso es poesía. Esta es la única manera que tengo de saberlo. ¿Hay alguna otra?
Emily Dickinson

sábado, 17 de noviembre de 2012

La mosca de Breaking Bad

Aquí, por Vila-Matas. No sabía que el capítulo fuera polémico. Para mí siempre ha sido evidente que se trata del mejor capítulo de Breaking Bad, que Fly es una suerte de vórtice simbólico que aglutina todo el significado de la serie, un corte magistral de la narración, el punto de fuga que convierte la serie en una verdadera obra de arte.

PD: A algunos amigos míos, cuyo juicio respeto, no les gusta nada, pero yo sigo en mis trece de considerarlo una kafkianada genial, de significado ambiguo, enigmático, como corresponde a toda representación artística que alcanza un valor simbólico.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Procrastinar es un arte

Procrastinar es un arte, como todo, y yo lo hago especialmente bien. La palabra es, desde luego, hórrida: causa pavor y dentera. Pronunciar esa palabra es como masticar cristales (iba escribir: mastricrar cristrales). Bien, dejemos este tormento fonético. El caso es que después de madrugar para estudiar, tomar café para estar despierto y tomar más café para poder estudiar estando bien despierto, que es la mejor forma de estudiar, sigo pensando que no estoy lo suficientemente despierto para estudiar y que necesito aún más café y, en lugar de estudiar, he estado la mayor parte del día perdiendo el tiempo y dejando para luego el estudio, y lo último que he hecho ha sido calcular mentalmente si me queda tiempo o no, si puedo o no dejar para mañana lo que tendría que hacer hoy.

Creo que puedo, aunque anteriores experiencias lo desaconsejan vivamente. Cierta ley dice que siempre se tarda más de lo esperado en hacer cualquier cosa, incluso teniendo en cuenta dicha ley. La ley es cierta, incluido, por supuesto, su autorreferencial e irónico corolario.

Incluso he tardado más tiempo de lo esperado en escribir este post.

El café, además, pasado cierto umbral, deja de ser eficaz en cuanto a estudiar se refiere. Yo diría que es una gran droga nootrópica* que despierta los impulsos cognitivos del ser humano, pero que tampoco conviene abusar.

*Esta palabra mola, así que la pongo, sea verdad o no que el café es una droga nootrópica.

Ley

Salus populi suprema lex

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Cuentos

El nadador, John Cheever

En lo alto para siempre, David Foster Wallace

Una navidad, Truman Capote

Levitación, Cynthia Ozick

Cara de luna, Jack London

Chicle de menta, José Balza

PD: Los criterios que rigen esta selección son la arbitrariedad de mi gusto, la arbitrariedad de mi memoria y (este sí es un criterio objetivo) la disponibilidad de los cuentos. Iba a poner solo cuentos norteamericanos, por acotar un poco la cosa, pero luego me acordé del cuento de José Balza, que me gusta mucho, y también lo puse. Así que no hay criterios válidos, pero creo que todos los cuentos están muy bien.

PD2: A posteriori podríamos trazar algunas conexiones (bastante fortuitas, eso sí) y paralelismos entre los cuentos, dejando a un lado Cara de luna y Chicle de menta. Ahí van: piscinas, agua (El nadador, En lo alto para siempre). Altura, elevación (En lo alto para siempre, Una navidad, Levitación). Dios (Una navidad, Levitación).

sábado, 10 de noviembre de 2012

La sonrisa sórdida del capital

Pincho en un enlace titulado Hacia una revolución molecular, de William Burroughs, y leo el texto y me parece bien, y me digo sí, luchemos en la calle por este mundo, y me encuentro, justo debajo del texto, con un montón de anuncios que prometen más de setecientas marcas de zapatos, más de treinta mil modelos, y anuncios de Converse, Reebok, Adidas, Kawasaki, Bensimon, New balance, Ascis, entrega gratuita. El texto está etiquetado Bajo control. La intención del blog es desbaratar al acrítico hombre masa.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Joan Didion


Llevo un rato intentando averiguar por qué la prosa de Joan Didion es tan fascinante, tan adictiva, tan luminosa. No lo he averiguado, pero no importa. Lean a Joan Didion.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Angeles







Entrevistas breves con hombres bastante serios y convencionales que adoran incondicionalmente a DFW

-Soy un tipo bastante serio y convencional. Cuando estaba en el instituto, llené mi libro de historia del arte de comentarios pretendidamente irónicos y chistosos. Al verlo, años después, me he estremecido de horror ante mi estupidez y los he borrado todos. La ironía pueril es un cáncer en estos tiempos. Demuestra nuestra mezquina recepción de las obras del pasado, nada más. Es una actitud narcisista, en el fondo. Nosotros, los modernos, somos más listos. Y es triste. Somos los últimos hombres, desencantados, indiferentes, siempre con un comentario irónico guardado en la manga. Y es cobarde. Es como si necesitáramos una coraza protectora, o un filtro que diluya cualquier emoción. Es, por decirlo de un modo pedante, la deconstrucción devenida ideología dominante.

-Puedes reírte de las obras de arte comentando cosas como "Señora en bolas mandando a un ángel a por tabaco", y no digo que me parezca mal, solo que termina por ser cansino y que la parodia no deja de ser parasitaria de lo parodiado. Vale, lo hemos desmitificado todo, somos fríos, distanciados, superautoconscientes e inteligentísimos, ¿y ahora qué?

-Creo que los lectores de DFW lo tenemos muy mal. Imitarle, pero en versión subnormal, me parece catastrófico. ¿Puede ser una influencia nefasta? Puede, claro que sí. Los que dan vueltas a la manivela pueden echarlo todo a perder. Yo qué sé.

-Bien, adoro incondicionalmente a DFW, pero pienso que tal vez ahora mismo el reto no sea hacer explícita la mediación de la conciencia en el texto, sino todo lo contrario: eliminarla. Esta entrevista sería un ejemplo de lo que no hay que hacer: imitar en modo subnormal a DFW y no parar de plantearse el tema de la autoconciencia.

-Que el ombliguismo narcisista en la literatura escrita por jóvenes, esos entes que solo saben hablar de sí mismos, es un cáncer, lo sabe todo el mundo, creo yo. Supongo que debe de haber una explicación sociológica de todo este asunto, pero no sé cuál es.

-Soy consciente de que soy consciente y etcétera.

-Estoy convencido de que la emoción que siente, digamos, una adolescente semianalfabeta ante un grupo de cantantes al que claramente habría que encerrar en una mazmorra y encadenarles y negarles el pan y el agua no es inferior a la que siente un erudito melómano ante una excelsa pieza tocada por la filarmónica de no sé dónde. Estoy inmerso en un proceso de deconstrucción de mis opiniones pueriles de antaño. Ahora mismo no creo que la copla sea un género inferior al grunge, por ejemplo. Está claro que esa opinión no era nada más que el fruto de la necesidad de diferenciarse de la tradición y señalar la diferencia generacional entre nuestros abuelos carcas y nosotros, los nihilistas gritones y melenudos de vaqueros rotos. Tampoco estoy seguro de que esta dinámica de, digamos, parricidios hermenéuticos sucesivos siga una lógica eterna o ajena a la historia y que se repita siempre. Esta lógica reactiva no creo que se diera en la edad media, por ejemplo.  La lógica misma es un producto de la modernidad. No sé si me estoy explicando. Pero lo que quería decir es que cuando nos metemos con chavales a los que les gustan cosas que a nosotros nos parecen horripilantes no estamos, en primer lugar, empatizando con ellos y, en segundo lugar, hay un odioso trasfondo narcisista según el cual consideramos que nuestro gusto es superior, que sabemos más y somos más listos. Por otra parte, porque siempre hay otra parte, si solo dejamos en pie la emoción como criterio, el desastre no podía ser mayor. ¿Qué podríamos responder a alguien que dijera que Cuéntame es mejor serie que Breaking Bad porque a él le emociona más la historia de los Alcántara que la de Walter White? ¿La diferencia solo reside en que un grupo de esnobs queremos diferenciarnos de una masa ignorante? No sé.

-Movidas como superar el ego y tal suenan a rollo new age hipiesco, lo sé, y no se me ocurre nada más odioso que el rollo hipiesco, pero, claro, ahora soy consciente de mi falta de empatía con una colgada descalza que no se lava y pretende acabar con el capitalismo fundiéndose en un abrazo cósmico con la madre naturaleza y también soy consciente de que esta descripción paródica abunda en esa falta de empatía y de que las parodias son casi un signo que refleja el cinismo actual de la conciencia ilustrada que ya no cree en nada y ridiculiza cualquier creencia, aunque algunas creencias merecen, efectivamente, ser ridiculizadas.

-En mi defensa, he de decir que antes de leer a DFW ya escribía diálogos autoconscientes y potencialmente inaguantables, digresivos y pedantes.

-Odio que me pregunten cosas como: ¿vas a tomar otro café ahora, antes de comer? ¿Acaso no es evidente? ¿Crees que voy a tirar el café por la ventana? Esta clase de preguntas retóricas son odiosas en muchos niveles. No son preguntas, sino mandatos morales encubiertos, intentos de regular la conducta. Este tipo de detalles intrascendentes tal vez estén jodiendo esta entrevista.

-Una opinión no es interesante por el hecho de ser tuya.

-El lector no sabe lo que hay en tu cabeza. Esto es obvio, pero es importante tenerlo en cuenta, asumir lo que implica. En términos de DFW, implica pasar de una escritura expresiva a una escritura comunicativa y que echar la culpa al lector de no entenderte es pueril. Creo que la mayoría de lo que he escrito, desgraciadamente, es pueril en este sentido.

-No sé qué escritora empezó a escribir con cuarenta años. Me doy once años de plazo para aprender a escribir bien. Quiero decir escribir algo auténtico y, desde luego, sé que esta palabra es ambigua, pero ahora pienso así: escribir algo auténtico, que comunique algo.

-Santo Tomás de Aquino, al final de su vida, se refirió a todo lo que había escrito como a algo carente de importancia, por no decir pueril, palabra que he repetido no sé cuántas veces. Pienso que había visto algo, había sentido algo, había comprendido algo, y que ese algo era lo verdaderamente importante. Tal vez los libros, la lectura, funcionen como la escalera de Wittgenstein. Sirven para subir, para llegar a algún sitio, pero la escalera en sí no es lo importante. ¿Se entiende lo que digo? Virginia Woolf también expresó una idea semejante. Los libros, ¿a quién le importan? Al escritor no, el escritor busca otra cosa. No quiero que esto suene demasiado esotérico o paradójico.

-Marcho a comer. Soy consciente de que digo marcho, en lugar de me voy, porque soy de León, por cierto.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Nacho Vegas - El salitre


La boca de ballena de la noche me engullirá como a un Jonás cualquiera

Estrellas que caen

Hay una amenaza indefinida y una promesa de luz y transparencia, algo incomprensible que se insinúa tímidamente, que se muestra sin mostrarse del todo, un rostro velado, acaso un grito en la noche que recorre los milenios y encuentra eco en las letras impresas. Paseas, con las manos en los bolsillos, contemplando las viejas farolas, de regreso a casa, levantas unos segundos la vista hacia la oscuridad del cielo y un espasmo eléctrico te atraviesa. ¿Qué estrella cae sin que nadie la mire? No sabes por qué, pero la pregunta de Faulkner de repente te parece triste y desgarradora y, sin embargo, también, y con más fuerza aún, te une con ese cielo estrellado, por medio de hilos invisibles. Ahora eres el guardián del cielo, aunque sabes que un montón de estrellas caerán, solitarias, sin que nadie las mire. Eres, como todos, un guardián imperfecto. Podrías hablar de revelación, pero, en cualquier caso, se trataría de una peculiar revelación, puesto que no revela nada, no da ninguna respuesta. Una loca energía a punto de estallar. El orgasmo del arte. El fantasma de la electricidad. La estrellas caerán, no podrás evitarlo, y seguirán cayendo cuando ya no quede nadie para mirarlas, pero habrás percibido esa luz capaz de sortear las tinieblas, esa luz que brilla como un don gratuito, rodeada de oscuridad.