viernes, 22 de mayo de 2009

Emitiendo

Emitir no puede ser nunca más que un medio para emitir más, como la droga. El Emisor no es humano, es el virus humano.

W. S. Burroughs.

La aceleración hipermoderna de la narración adictiva de Lost no puede ser más que un medio para acelerar más, para emitir más.
Diferir el sentido.
Lost no puede acabar (quizá ninguna narración acaba)
Lost es un dispositivo, una lógica de la narración puesta en funcionamiento más que una narración, una máquina de producir misterios consumidos globalmente. Cohesión social a través de todas las pantallas del mañana que parpadean hoy.
Los adictos a Lost podrían seguir viendo Lost toda la vida.

El drogadicto no pregunta por el sentido del acto de drogarse, quiere su dosis: el espectador quiere su dosis. Homer quiere su bo-cadillo.

Burroughs lo sabía (Burroughs lo sabe todo desde siempre, Burroughs es Jacob y el amigo de Jacob y continúa sentado ante las estatuas del tiempo mítico que será recobrado en el imposible pasado mañana). Nos encaminamos al caos, a la saturación, a la confusión (confusion!!!), al silencio.
Para llegar al silencio que ya estaba antes de todo, al caos silencioso, al caos que ya no es caos sin dejar de ser caos, caos transparente, transparencia pura destilada con caos, es necesario perderse en loops de confusión y paranoia (¿soy lo suficientemente paranoico?) por flujos verbales entrópicos que se preguntan por su sentido una tarde de noviembre bajo un cielo estrellado.

El sentido no está aquí, no somos sus guardianes sino sus merodeadores, nosotros lo producimos mientras espirales de vértigo lo lanzan afuera, no sabemos dónde está, ni siquiera si está en un lugar. El misterio y el sentido coinciden en una Afuera Absoluto, eso pensamos, nosotros, la rebelión anónima de Niños Perdidos y Mutantes Melancólicos. Pero no sabemos qué sentido tiene lo que pensamos pero nosotros somos sus proletarios trabajamos incansablemente todos los días no va a llegar ni aunque corras y escribas más rápido de lo que piensas somos los hombres-máquina que fabrican sentido y el sentido se enfrenta a nosotros como lo inhóspito.
Nuestra alienación es metafísica y algunas noches de verano describimos sentimientos que revolotean en el aire y se esconden como niñas y niños jugando al escondite en parques radioactivos bajo un cielo teñido de verde y amarillo un denso humo flota y nos envuelve.

Estamos cansados. Perdidos. La sintaxis se rompe, nos deja solos, ¿quién dijo que la ceremonia de la confusión concluiría? Concluirá, sí. Nosotros no estaremos allí. No hay el allí. El silencio final no estaba antes, te mentimos, es una ilusión que altera la realidad. Allí no llega nada. Tú eres el límite. El Límite. No hay manera de no pensar metafísicamente. El verbo nos produjo extrañeza desde el día en que nos lo presentaron. No fue un día. Surgió. Aconteció. Irrumpió. Ha estado por aquí, dando vueltas. Da vueltas. Digamos: entre vuelta y vuelta hay ilusión de progreso. Nosotros nos ilusionamos. Avanzamos. Decimos: el destino no implica necesidad, o decimos la libertad y el azar y la necesidad son lo mismo. El destino es una llamada sin sujeto. Nadie nos llama. Pero hay una llamada. De repente te despiertan y suena el móvil y vas a cogerlo y todo era un sueño. Hay sueños dentro de los sueños capas infinitas capas.
Uno se aventuró, que nosotros sepamos, eso refieren las noticias desde el fondo, fragmentos alucinados de información. Podría ser mentira. Una leyenda, que uno se aventuró.

Ah, pero entonces no había espectadores. Eso sí que eran héroes. Pero fueron héroes porque Alguien los narró. Produjo a los espectadores del futuro. El sentido se disemina porque el lenguaje es un virus. Los produjo, no nos mireis así. No entendemos muchas cosas. La espera. El verbo mirado desde cierto ángulo se escurre como los peces mutantes del pasado. Hablo de un pasado remoto en el que no había hombres, no había espectadores quiero decir. Así que nadie lo vio o quién sabe. Si los calamares gigantes nos leen la mente 2+2=4, esto es lógica. Tampoco sabemos cómo irrumpió la lógica, tampoco qué pensaban los espectadores de los peces mutantes, quizá advirtieron que esa mutación ni siquiera era el comienzo de una narración y que llegaban cuando ya había empezado (quizá estaba por la mitad, imposible saber) y que un poco más tarde hombres y mujeres serían los protagonistas de la narración.
Nada comienza ni termina. El verbo se hizo carne, dicen. Pero no es carne. Es el virus de la carne. Esto está mejor.

Usted corta una barra de pan y la identidad de su sustancia se divide, ahora tienes dos sustancias, aunque el sustantivo no cambia, sigues diciendo pan, pero ya no es el pan, es dos panes. ¿No es maravilloso? Pasamos años meditando sobre esta cuestión. Era para nosotros una cuestión técnica. Un problema a resolver. Nos dolió la cabeza y nos arrastramos por el suelo mirando estrellas. Que soledad pasamos. Pues bien, el verbo nos desveló y pasamos meses sin dormir, o mejor dicho, durmiendo poco y mal. Cuando ya era de día nos dábamos cuenta de que no habíamos avanzado nada: nos habíamos entretenido dibujando figuras en la arena, aplazando el momento. Era un momento importante y el temblor y la agitación convulsionaban nuestra carne que hervía bajo las estrellas. Dormíamos con rabia: la tranquilidad la aplazábamos también. Caíamos rendidos sobre la arena en una confusión (Confusion!!!) sin límites, monstruosa, la pura diferencia sin identidad, sin sustantivos a los que agarrarnos. Piénsenlo bien: un Universo sin sustantivos. Ansiábamos refugio metafísico. Parias galácticos, huérfanos. Siempre con una espesa mezcla de temor inabarcable y vitalidad extrema y desgarrada que nos dejaba un gusto agridulce en la boca.

En fin, cuando cortas una barra de pan estás tú, el sujeto, y está el pan, el sustantivo, del que puede predicarse que está duro, poco cocido, etc. Sus cualidades. Oscuramente presentíamos que la clave de todo era el verbo... pero no sabíamos, no acertábamos a, no... Beber, por ejemplo: el agua recorre tu garganta. Pero. Nos enfurecimos con la gramática. En vez de frases nos hubiese gustado lanzar al viento mordiscos y puñetazos y gritos y patadas.

Construir el sentido como máquinas averiadas, fuera de quicio. Nos sentimos estafados. Nada acontecía. Nada acontecía y si quitabas sujetos y predicados sólo quedaba el acontecimiento, el maldito verbo y no podíamos dejar de hablar como posesos yonquis enfermos: precipicios derrumbes aceleración entrópica verborraigica. Lo llamamos Principio de Aceleración Semántico-entrópica. Porque no podíamos dejar de llamar cosas, etiquetarlas, clasificarlas, ordenarlas. Luchando como titanes insomnes contra el caos y siendo vencidos una vez y otra: bucle infernal sin salida, loop maldito, ensordecedor, infinito.
El silencio, aspirábamos al silencio y si no había forma de logarlo íbamos a hablar hasta destruir el lenguaje.
El virus se ramificaba no importaba que nadie escuchara. Hablábamos para seguir hablando para no morir y morir era el silencio y el caos y fragmentos de meteoritos nublaban la pantalla chocando entre sí: planos de medio segundo, de menos aún, planos invisibles, velocidad terrorífica, pavor, esto ya no puede acelerarse más, la tendencia tendrá que revertir, volver al psado para comenzar el futuro.
Otra vez.
Siempre.
Llamadas de auxilio.
Dijimos: estamos solos.
Creo que no se entendió bien lo que queríamos decir.
El sentido.
Flotaba como una nube de gas aureolando la espiral galáxica. No era no estar con gente. nada que ver. Cómo nos gustaría saber expresarnos. Queremos decir: una soledad de derrumbe del Gran Otro Simbólico.
El Gran otro no existe. ¿Compartirán nuestros espectadores el marco de referencia? ¿Hay un marco de referencia? No hay cuestión, no hay tema, ésa es la cuestión, si se me permite lo paradojal de todo esto. No es esto. Estamos recorciendo el pescuezo del sentido. Ahora que el Gran Otro no existe, ¿podemos creer en él?.

-Tú llamas al Gran Otro deseando lo que no existe.
-No, yo aúllo a las estrellas y fumo un millón de cigarrillos porque el Gran otro se ha fragmentado y se ha disuelto en el torbellino entrópico que nos asola. El cadáver descompuesto de la ilustración.
-¿Qué significa eso?

Un Gran boca gigante ha soplado la nube de gas que aureolaba la espiral galáxica, creo que es hora de irse a dormir y mañana será otro día y luego otro y luego otro.

Voces desde el comunciador a ti confluyen, conducto de fragmentos de información.

El Gran Otro Fragmentado ha dejado de emitir señales, llamadas. Mañana nos arrastraremos otra vez, perdidos, acorralados. ¿Pasado mañana mereceremos un respiro? Nuestros nudillos sangrantes se perderán como lágrimas en la lluvia.

-Piensa en la nada no como una entidad negativa sino como una no-entidad positiva, como un agujero flotante en la Gran Pantalla Total a la que llaman Universo y piensa en los ojos de las estrellas vistos sin la interferencia de la atmósfera, piénsate como un satélite olvidado girando en torno a un planeta muerto. Construye el sentido en medio de la saturación mediática. El naufragio se ha quedado sin espectador.
-Nadie está mirando el laberinto desde arriba. Nos movemos y auto-replicamos como virus desplazando continuamente los límites del laberinto, trastocando su forma, mutándola.

Una nube de mosquitos. La droga es la mercancía definitiva y las grandes corporaciones han comprendido que la publicidad viral era el mejor medio de invertir los términos haciendo de toda mercancía una droga, el ciclo compulsivo del consumo y el retornar de las modas que nos pasan, dijo W. sintiendo el centro ausente de la noche al exhalar el humo dulce de la marihuaba.

jueves, 7 de mayo de 2009

Fuga Geométrica V

El grupo de Contra-Entretenimiento liderado por las Cheerleaders Orgullosamente Deformes, Repulsivas y Violentas (CODRV) fue fundado por la bellísima Irene Valinski, algo que más tarde le sería echado en cara como algo manifiestamente inconsistente. Irene se quejó: lógicamente no es inconsistente. Desde un punto de vista lógico, quiero decir. Es paradójico. Pero paradójico no significa contradictorio. La denominación del grupo obedece a un intención política, no a una realidad empírica. A una voluntad de lucha. El mismo discurso es un elemento de nuestra lucha. Un grito solitario y apocalíptico en la larga noche de los integrados. Asumimos la alta probabilidad de nuestro fracaso, porque si alcanzar el éxito obliga a plegarse a los valores dominantes que circulan por los anuncios publicitarios, está claro que sólo lograremos, en el mejor de los casos, un éxito parcial, una pequeña subversión minoritaria, un leve brote de lava de la nueva política extática. No somos estúpidos posmodernos. Escupimos en la cara de los posmodernos, porque no encontramos un lugar más inmundo. No nos entienden, bien, cabalgamos. Que se jodan. La opción no es entre la violencia y la paz, sino entre dos tipos de violencia: la violencia del Entretenimiento y la violencia contra el Entretenimiento. La violencia de los oprimidos no es igual que la violencia de los opresores. Que es igual, eso lo dicen los opresores, claro. Los filósofos del terror, dicen. Que hipócritas. Que grandísimos hijos de su puta madre. Anoréxicas, ludópatas, mendigos, esa es la verdad de su Entretenimiento y de su sagrada libertad individual. Su sagrada hijoputez moral, su conservadurimos político barnizado de post-ideología cool. Yonkis, parados, depresivos, suicidas. Los dientes destrozados de los cocainómanos son la negación dialéctica de las sonrisas profiden. Los cuerpos anoréxicos el resultado de la lógica Special K. Por eso nos declaramos, con solemnidad y sin asomo de ironía contrarrevolucionaria, lejos de la tiranía de lo cómico, Cheerleaders Orgullosamente Deformes, Repulsivas y Violentas, dispuestas a reapropiarnos de la violencia monopolizada por los Estados y oblicuamente ejercida por la publicidad de los cuerpos danone. Sabemos que fracasaremos. No hace falta que nos lo digan. Excluidos del mundo, escupid. Y no dejeis de bailar al hacerlo.

El resto del grupo aplaudió enfervorecido. No sabían si Irene se había vuelto loca o qué, pero en ese preciso momento los sentimientos eran de identificación con su éxtasis confusamente revolucionario. Un discurso indeterminado, eso es cierto. Alguien dijo: demasiado politizado, hay humor en Acción Mutante(1). ¿Para qué luchar si vamos a fracasar? No luchar ha dejado de ser una opción, o al menos ha dejado de ser una opción neutral, dijo Irene cuando la entrevistaron en la cárcel. Los medios lograron sin problemas ofrecer la imagen de una perturbada de extrema izquierda. Irene, con tristeza, sabía que esa era la imagen de ella que iban a ofrecer los medios. Quizá no estaba tan preparada como ella se había figurado para asumir la derrota.

1. La fundación del CODRV tuvo lugar tras un visionado informal en casa de Irene de la película de Alex de la Iglesia. Por supuesto, Alex no tiene la culpa de las derivas violentas del grupo.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Fuga geométrica IV

Pablo pablito se clavó un clavito. Se lo decían cantando, para fastidiarle, pero muchas veces se equivocaban y por tanto el efecto de la burla no sólo quedaba desactivado sino que se volvía en contra del burlador; el burlador burlado agachaba la cabeza y fijaba los ojos en el suelo del patio de recreo y entonces Pablo incluso llegaba sentir cierta lástima por su estrepitoso y vergonzante fracaso, pero tampoco podía acercarse a su lado y darle una palmada en el hombro y decirle que no pasaba nada, porque, al fin y al cabo, había intentado burlarse de él y humillarle cantando el trabalenguas al que desgraciadamente se prestaba su nombre, y la intención es lo que cuenta; no obstante, empatizaba lo suficiente con aquel chico sucio y marginado socialmente que había intentado escalar posiciones en el complejo ránking de popularidad del microcosmos axiológicamente confuso que representa el patio del colegio arriesgándose a cantar el complicado trabalenguas como para no lanzarle piedras a su raquítico cuerpo de colegial acomplejado. Las batallas de piedras eran habituales. Pablo, en la medida de lo posible, intentaba escabullirse y no participar en ellas, pero todo el mundo sabe que hay situaciones de las que sencillamente no es posible escabullirse, situaciones en las que ni el más redomado pacifista podría evitar la necesidad de luchar. Hay que pelear y entonces más vale que tengas reflejos y un mapa mental del patio señalado con cruces en los escondites clave y buena puntería y rapidez para escapar a los gritos de retirada. Una vez casi se desmaya al ser golpeado en el ojo izquierdo con una piedra de tamaño mediano, pero esa vez le dieron sin querer, ni siquiera se trataba de una batalla. Alguien tiró un piedra contra una farola estando sentado en la hierba del parque y Pablo frenó su bicicleta en el momento justo, cortando la trayectoria ascendente de la piedra.

martes, 5 de mayo de 2009

La tierra no es un satélite artificial creado por seres extraterrestres

El viajero del espacio aterrizó asustado sobre el desierto de Sonora(1) y salió de su nave mirando hacia todas las direcciones. Los restos de la batalla entre La Tierra y los Platillos Volantes(2) yacían desperdigados aquí y allá(3). Se sintió solo. Se quitó su traje espacial y dejó que el mortal oxígeno acabara con su vida.

1. Este desierto se cita tres veces, a lo largo de las primeras 427 páginas de La Broma Infinita. Todavía no he leído más, así que quizás se cite más veces en total. La utilidad de este dato aparantemente es nula, pero podría, por ejemplo, ser la última pregunta de ¿Quieres ser millonario?

2. Película de ciencia-ficción no excesivamente interesante: vienen los Platillos Volantes, luchan contra la tierra. Cumple lo que promete, eso sí.

3. No es probable que los restos de la batalla acabaran en el desierto de Sonora. La batalla se libra entre los edificios emblemáticos de EEUU, que quedan destruidos: el mayor atractivo de la película son los efectos especiales terriblemente desfasados, para quien guste de esa delicatesen retro, claro. Hay quien opina que la amenaza de los extraterrestres destructores en este tipo de películas representa la paranoia anti-comunista de los estadounidenses durante la guerra fría. Es posible. Respecto a esta lectura, señalamos que un significativo porcentaje de personas(a) contestan que si la Tierra Media fuese Europa, Mordor sería Rusia.

a. Hasta el presente, y que sepamos, a este tipo de preguntas sólo responden personas (y no todas)

Fuga Geométrica III

Pablo siguió hablando, haciendo caso omiso de las miradas francamente hostiles que dirigían contra él y de los bostezos y de los gestos de asombro o de incredulidad que expresaban muy elocuentemente un deseo imperioso de que por favor se callara de una vez, diciendo que estaba más o menos claro que existía una conexión más o menos evidente entre los movimientos y tensiones de la geopolítica mundial y el desarrollo tecnológico, porque el desarrollo tecnológico se conectaba a su vez con el desarrollo económico y que lo que no estaba tan claro era que el último grito tecnológico fuera el más eficiente, y que la eficiencia era el valor por antonomasia asociado a la tecnología y que a él, por ejemplo, le parecía más eficiente un reloj de cuerda, al que hay que darle cuerda, por supuesto, hay que acordarse de darle cuerda, eso es cierto, pero que desde el punto de vista de la autonomía energética, piedra de toque de todo el revuelo geopolítico, pues qué quería que les dijera, que era más eficiente y más inteligente porque empleaba la fuerza motriz humana para funcionar, y que la producción de obsolescencia planificada era una estratagema, o una necesidad, eso también puede ser, de una economía que pivota sobre el consumismo, columna vertebral o espina dorsal, como cada cual prefiera, cada uno es cada cual, de nuestras vidas, de la formación de nuestras identidades o subjetividades, no hay tiempo para sutilezas y diferenciaciones precisas, no ya simplemente alienadas sino confudidas con nuestra alienación hasta el punto de que querer separarlas se vuelve un ejercicio ilusorio más propio de tiempos remotos o pretéritos, y que entonces qué hacemos, eso sí que no está claro en modo alguno, está oscuro y turbio, todos vamos en el mismo barco, esa metáfora ya la usaba Sófocles, ni más ni menos, cuyos libros, por cierto, son auténticamente sagrados, la interpretación de Hegel de la esencia de la tragedia es muy interesante, ahí se ve también la esencia de la dialéctica, pensada como tragedia, no se trata de que se opongan dos verdades igualmente válidas, la única verdad es la contradicción, el conflicto, la verdad en sí misma es pura tragedia, y el ser es tragedia y por lo tanto la verdad de nuestras vidas es la tragedia, y si pasamos de Hegel a Nietzsche veremos que o somos capaces de afirmar la tragedia, de decir sí a la vida, aunque sea difícil, o somos capaces de bailar y danzar y ensanchar nuestra voluntad de potencia, que no es otra cosa que nuestra capacidad de obrar, o que bueno, pues nos vamos a la mierda, así de claro, sin medias tintas, eso es en el fondo lo que quiero decir, que la vida es como una tirada de dados, a unos les toca un seis, a otros un uno, bien, cada uno avanza lo que le toca en la partida, tú sólo tiras los dados, esto no suena muy bien, no sé, ¿pedimos más cerveza? y si a los que les toca un uno se unen y van a por los del seis por ser unos auténticos hijos de puta pues que bueno, eso también forma parte de la partida, bien, voy a salir un rato a la calle, me estoy mareando, aunque, claro, Nietzsche no es dialéctico, bueno, da igual, salgo un rato.

lunes, 4 de mayo de 2009

Esperando, eso es todo (incluye notas a pie de página que dificultan la lectura!!)

Estoy sentado esperando a que cese la lluvia ácida(1). El exceso de canales de televisión dispersa mi atención: cambio continuamente de canal, cada tres segundos, sin expectativas y sin la capacidad requerida para seleccionar algún programa determinado del flujo constante de programas que desfilan por la pantalla y concentrarme en su visionado. Ha sido necesario cerrar las ventanas y bajar las persianas Anti-radiación (AR). Un exceso de ofertas que paraliza la capacidad de decisión(2). Espero. Para describir mi estado psíquico es necesario acudir al símil de las ruinas arquitectónicas. Mi mente es como un edificio en ruinas(3). También: como una máquina averiada. Como un animal deslumbrado por las luces de un coche, incapaz de apartarse, consciente de la inminencia de la catástrofe. Como un espantapájaros sin cerebro(4). Como una pequeña laguna de agua estancada. Espero. La certeza de que el retorno al estado de fluidez y agilidad mentales es un acontecimiento independiente de mi voluntad me deja en la incómoda posición de tener que acudir al rezo (a algún dios bailarín) como último, desesperado e inútil recurso. Como una marioneta guardada en un viejo baúl de madera. Afuera sigue lloviendo. La lluvia ácida deshacía la carrocería de los automóviles antiguos. Se estropearon millones. Gracias a la lluvia ácida la industria del automóvil pudo recuperarse y rebasar su tasa de ganancia anterior a la crisis, ya que fue necesario fabricar nuevos coches con protección anti-lluvia-acida (PAA). Una bendición caída del cielo. La mayoría de los canales de televisión tienen la función de fomentar, canalizar y difundir el rencor y la ira. El Espectáculo grotesco de una discusión permanente que se alimenta de discusiones anteriores y proyecta hacia el futuro nuevos horizontes de exabruptos y malentendidos. Emitiendo las veinticuatro horas del día. Desde todos los alatavoces y desde todas las pantallas. Un bucle sin punto de fuga. Apago el televisor y me quedo mirando la pantalla vacía. Se escuchan durante unos segundos unos chisporroteos supongo que electromagnéticos. Un extraño vacío me eriza la piel: quizá se trate de un nudo en el estómago, que es una forma de decir que no me encuentro muy bien y que todo me asusta. Deja de llover. La sensación de que todos los transeúntes se fijan en mí sin duda se debe a un estado de conciencia alterado, pero el hecho de saberlo no es suficiente, la sensación persiste: una sensación viscosa, desagradable, paranoica. La ansiedad es como un barranco. Como caer por un barranco, mejor dicho, porque a un barranco como tal la verdad es que no se parece en nada. Si estás cayendo a veces lo único que se te ocurre es cerrar los ojos y confiar en que lo imposible irrumpa en el mundo de los hechos, una variante de creo porque es absurdo(5). Fabricar dos alas de cartón y pegártelas con celo en la espalda y correr por la carretera solitaria salpicada de farolas crepusculares y seguir corriendo aunque notes el pulso latiendo en la sien y sientas que tus piernas van a doblarse en cualquier momento dejándote tirado en la cuneta. Una carretera en el desierto. De noche tu cuerpo se encogerá por culpa del miedo adoptando la posición fetal (regresión infantil) y enviarás mensajes al móvil de desconocidos pidiendo ayuda. Nadie contestará(6). Como un muñeco de nieve en agosto. Espero. Me siento en un banco. Hay restos de pipas y colillas en el suelo. Un hombre toca un violín. Sonríe. La vida no es tan mala. Al fin y al cabo, hay momento buenos. Eso pienso. Me doy ánimos. Eso es todo lo que soy capaz de pensar en mi estado psíquico de ruinas prematuras. Eso es todo, eso es todo. Repito que eso es todo hasta que deja de tener significado. Hago un gesto con las manos abarcando la totalidad del universo. Me encojo de hombros. La multitud que circula por la calle justo delante del banco en que me he sentado hace que me sienta más solo. Dos chicas me miran y luego hablan entre ellas y luego se ríen y luego se acercan al banco en el que estoy sentado mirando con ojos catatónicos a la desfilante y caótica multitud como si desfilaran por la pantalla de un televisor gigantesco de alta definición. Me siento completamente aterrorizado. Quizá mi terror las espanta, porque me saludan y se van y se dan la vuelta y se ríen. El corazón me late como un doble bombo arrítmico y feroz. Me pongo rojo de vergüenza, examino mi ropa, mi pelo, buscando algún detalle del que haya que avergonzarse, pero no encuentro nada y no entiendo nada y quisiera dejar de ser yo, aunque sólo sea durante un rato(7). Espero sentado hasta que me recupero y entonces me levanto y camino a la deriva. Las afueras de la ciudad conforman una especie de cementerio industrial, viejas fábricas en ruinas que emiten una fantasmal luminiscencia(8) de nostalgia y silencio, de abandono y resistencia estoica(9). Llueve otra vez. Me refugio en un portal. Espero. Quiero que mi cerebro vuelva a su sitio y desaloje el miedo. Eso es todo. No encuentro las baldosas amarillas.
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1. Causada por los gases contaminantes que emiten los motores de los coches: óxidos de nitrógenos (NO y NO2), así como el azufre, en forma de dióxido de azufre (SO2). Información obtenida de Manual de normas, señales y seguridad vial (incluye contenidos de seguridad vial y onducción de motocicletas).
2. Una experiencia similar a la del ser-arrojado-en-el-supermercado. Esto lo escribo deliberadamente en contra de las teorías que celebran la acumulación de mercancías como una ampliación de la libertad. Quizá incluso contra cierta tosca concepción de la libertad.
3. No obstante, la metáfora de la mente como un edificio no podría estar más equivocada. Sacrificamos, a nuestro pesar, la dimensión cognitiva de la metáfora en aras de su dimensión expresiva, porque los estados de ánimo no se expresan solos. Aprovechamos la ocasión para desaconsejar lecturas subjetivistas: creemos en los estados de ánimo como singularidades impersonales. Con esto queremos decir que un estado de ánimo, por muy singular que sea, no es una propiedad exclusiva de un sujeto.
4. Clara referencia a El Mago de Oz. Imaginen la versión en modo dirty realism: el espantapájaros pierde su cerebro por culpa de una resaca de campeonato.
5. Según Slavoj Zizek, la verdadera fórmula de la creencia
6. Lógico, no te conocen.
7. Típico misticismo resacoso.
8. Existen varios tipos de luminiscencia, clasificados en función de la fuente de excitación lumínica: fotoluminiscencia, electroluminiscencia, y dos tipo de fotoluminiscencia, clasificados en función de la duración del fenómeno: fluorescencia, fosforescencia, siendo ésta última la que dura más tiempo una vez ha sido removida la fuente de excitación. Los materiales fotoluminiscentes requieren la siguiente estructura: ZnS, CaWO4, Zn2SiO4, que no tengo ni idea de lo que significa. Las pantallas de televisores a color requieren de cuatro colores catoluminiscentes. Estos son: (a) rojo, para el cual se usa frecuentemente YVO4:Eu3+ . (b) azul -ZnS:Ag+ (c) verde -ZnS: Cu+. Para pantallas blanco y negro, se usan mezclas de la emisión azul ZnS:Ag+ y la emisión amarilla (Zn, Cd)S:Ag+. Aquí, no obstante, me limito a un uso metafórico que conlleva un vagabundeo semántico por las connotaciones de la nostalgia y el abandono y no precisión científico-química, pero me apetecía introducir una nota a pie de página emulando a David Foster Wallace (DFW).
9. El atributo estoico creo que puede ser transferido a un edificio, con base en el vagabundeo semántico que implica (veáse nota 1) el uso metafórico del lenguaje. Pueden detectarse ciertas manías de la estética expresionista o romántica(a) en dicha transferencia. Dicho vagabundeo incluiría un recorrido por ciertos términos del conjunto semántico del estoicismo, tales como la serenidad, la ataraxia, etc(b), así como una especie de vapor connotativo no verbalizado.
a. Nos referimos a la proyección de estados de ánimo sobre el paisaje (veáse nota 3 sobre los estados de ánimo).
b. Cualidades del tipo de resistencia al que nos referimos.