lunes, 28 de mayo de 2012

Enclaustramiento

Aunque esta sea la centésima o milésima vez que anuncio una retirada temporal de mis labores blogueras, aunque todas las anteriores veces haya incumplido mis solemnes promesas de enclaustramiento y alejamiento del mundanal ruido de esta jaula de grillos al instante, esta vez es la definitiva, esta vez me desconecto de la blogosfera, de mi marginal rinconcito, y me impongo una disciplina de estudio espartana. Eso, o me convierto en un anacoreta iluminado que camina sin rumbo por el desierto, meditando sobre la identidad del vacío y de la plenitud. La perspectiva de convertirme en un atleta del espíritu, en un místico solitario e incomprendido, tiene un potencial poético inigualable, pero es bastante probable que no lo haga porque, al fin y al cabo, en el desierto no es fácil conseguir cerveza.

Así que eso, hasta más ver; en mi ausencia sean buenos, no tomen demasiadas drogas, ni lean a Ruíz Zafón, y que la caprichosa Fortuna les sea favorable.

domingo, 27 de mayo de 2012

La lista

No quepo en mí de estupefacción y pasmo: ¿Torres y Negredo en lugar de Adrián y Soldado? No entiendo nada de nada. Nada de nada de nada.

jueves, 24 de mayo de 2012

La universalidad del juicio estético

Un tipo comenta: debo ser la única persona en el mundo a la que le gusta más Antics que Turn on the bright lights, y yo pienso: sí, eres el único, eres el ser humano más singular de la tierra, de hecho no estás en tus cabales, debes buscar ayuda médica urgentemente, tienes que ir a que te lo miren pero ya, Turn on the bright lights es, de lejos, el mejor disco de Interpol, de lejos. Pero hete aquí que otro comenta: no estás solo, a mí también me gusta más Antics que TOTBL, y pienso: Dios mío, son una plaga, la gente se está volviendo loca. Y luego aparece otro más y pienso, alarmado: la humanidad entera está fuera de quicio. Yo pensaba que el hecho de que Turn on the bright lights sea el mejor disco de Interpol era un caso claro en que la universalidad del juicio estético está garantizado por la evidencia. Así que podemos concluir, después de esta concienzuda investigación en el campo de la estética y de las artes, que la universalidad del juicio estético no existe.

Génesis

Si uno lo piensa bien, Dios crea primero al hombre, sí, pero es gracias a la serpiente y a la mujer que el ser humano es algo más que un animal. Eva no es engañada por la serpiente, Eva quiere morder la manzana del árbol de la ciencia, Eva quiere saber, posee el suficiente atrevimiento para decir sí a la conciencia, a la lucidez, y a la desgracia.

PD: Próximamente, nuevas lecturas libérrimas de la Biblia, aunque el insigne Juan Manuel de Prada nos condene al infierno.

La cosa menos poética

Un poeta es la cosa menos poética de cuanto existe, porque no tiene identidad. (...) Es cosa desgraciada confesarlo, pero es un hecho que ni una sola palabra que pronuncie puede tomarse por garantizada como una opinión que proceda de una naturaleza idéntica.
Jhon Keats
(Entrada sin título)

miércoles, 23 de mayo de 2012

Not boring/Better

John Baldessari

Ara Shirinyan

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Señor S.

martes, 22 de mayo de 2012

The Velvet Underground - Sweet Nothin'



¿Y en qué piensa Lou Reed hoy en día para hacer un disco con Metallica? ¿Y en qué piensan los de Metallica para hacer un disco con Lou Reed? ¿En qué piensa la gente, en general, hoy en día? ¿Piensa la gente hoy en día? ¿Qué significa pensar? Me he dejado llevar por las preguntas retóricas. Me gustaba muchísimo esta canción hace muchísimo años. Y me sigue gustando.

En arché en ho lógos

De momento, antes de ordenar los libros y los cedés, que era mi intención originaria, he creado un caos apoteósico en mi habitación, desperdigando libros, cedés, deuvedés y manuscritos indescifrables por todas partes, pero intuyo una instancia topológica trascendental que instaurará el orden. Todo esto me ha hecho pensar en el logos como arché, como principio. Si bien hay un evidente caos material, la anterioridad del logos es de naturaleza trascendental, creo yo. Ahora mismo soy un demiurgo, una inteligencia ordenadora. Para que luego hablen de la inutilidad de la Filosofía. Si no intuyera, al menos, esta instancia, me vería sumido en la desesperación, incapaz de llevar al acto el orden potencial e invisible porque, de momento, como digo, positivamente, en acto, lo único que hay es un descomunal desorden.

domingo, 20 de mayo de 2012

En busca del fuego


La vida te da sorpresas, como que en Intereconomía echen una buena película: En busca del fuego, de Jean-Jacques Annaud. Que los tertulianos consideraran ciertas escenas procaces y potencialmente hirientes para con la sensibilidad del espectador es de juzgado de guardia, pero bueno, no podía faltar un toque de ese catolicismo según el cual, parafraseando al ínclito Juan Manuel de Prada, la lectura luterana de la Biblia desató la enfermedad del diletantismo y el peligro de que a algún cantamañanas se le ocurra leer el Cantar de los cantares como si de un Kamasutra finolis se tratara. Si en vez de esa catequesis absurda y ridícula que nos impartían en el colegio enseñaran Historia de las Religiones... pero bueno, que me desvío. Una gran película.

sábado, 19 de mayo de 2012

Fulgores

Qué lejos ahora, cuerpo,
del fulgor en la boca incendiada de la noche,
que nadie vio, salvo yo,
qué lejos del pájaro azul que partió
sin llevarse nuestro indigente ser,
dejándonos aquí,
bajo un cielo de metal,
cazando sombras fugitivas
que se precipitan en la nada,
ebrios de muerte y viento
y sueños feroces, con los párpados
temblando sobre la arena.

PD: Tal como yo lo veo, este poema es un engendro, monstruo frankensteiniano o remix arbitrario de los ya citados poetas preferidos.

Los siete magníficos

Alejandra Pizarnik, Arthur Rimbaud, Friedrich Hölderlin, Georg Trakl, José Angel Valente, Nacho Vegas, Leopoldo María Panero.

Creo que esos son mis poetas preferidos.

Stay gold

La segunda estrella se extinguió
y a la derecha solo quedan tinieblas
envolviendo el cuerpo de Wendy
pero tal vez el viento aviva la llama
del fuego que nunca se apaga

La canción del caos

Construir una casa en el caos
en medio del caos
en el corazón reseco y secreto
del caos
bajo la cascada
del caos
y bañarse dos veces
en las aguas del caos
y besar los labios
del caos
y caer por la escalera
del caos
cantando la canción
del caos

El juego

En una mesa situada al fondo, velados por una nube de humo espeso y dulzón, dos jugadores jugaban a un extraño juego que consistía en discutir sobre las propias reglas del juego al que estaban jugando. Uno de ellos afirmaba, incluso, que no había ningún juego. El otro replicaba que la negación del juego era una jugada perteneciente al juego.

Estatuas fugitivas

La mano que no hay de una estatua rota
nos saluda desde lejos.

Incluso la sonrisa de la estatua se erosiona con el tiempo,
se desgasta poco a poco,
gesto fugaz que el universo deshace
sin contemplaciones.

viernes, 18 de mayo de 2012

Rescoldos

Aprender a ser
el espantapájaros sin cerebro
que extiende las manos
en una habitación a oscuras
y no encuentra nada

Aprender a habitar el desgarro
a ver aún la brasa
en el corazón de las cenizas.

El poeta

El poeta aprende que lo esencial está fuera del pensamiento, está en lo que fuerza a pensar.
Gilles Deleuze

Kafka

Sus ojos negros, agudos como cuchillos luminosos,
rasgan el lienzo de lo real para mirar el otro lado
y descubren que el otro lado siempre ha sido este.

Tentación

La luz tentada por sinuosas sombras anhelantes
lanza dentelladas furiosas y moribundas
mordiscos de luz enloquecida cavando
la imposible transparencia de nuestros cuerpos
demasiado opacos y demasiado ciertos
sangrando en esta batalla sin enemigo a la vista,
pero es hermosa la sangre fluyendo en lo dorado
del crepúsculo que desde siempre se avecina.

Ian Curtis

La belleza terrible, los ángeles caídos, caminando en silencio, golpeados por la lluvia, con los ojos levantados hacia el cielo y dentro temblores indescifrables, ardientes, royendo las entrañas. Ninguna palabra podría explicarlo, porque no hay nada que explicar, solo flores mojadas, o el resplandor de una mirada que nos mira desde allí donde no hay el allí.

La voz disfrazada

En el inevitable vencimiento de la noche
la luz araña aire y cuerpos tristes.


Busco tu nombre en los signos de las nubes,
ninguna palabra nos cobijará más,
desnudos bajo la tormenta escucharemos
melodías impronunciables.

jueves, 17 de mayo de 2012

La potencia del pensamiento

Aquí. Brillantísimo Agamben. A los listos les parecerá un impostor, pero ¡qué nos importan a nosotros los listos, que solo sabemos que no sabemos!

miércoles, 16 de mayo de 2012

Arte

El arte no tiene leyes generales, pero en cada una de sus fases hay prohibiciones vinculantes. Irradian desde obras canónicas. Su existencia ordena lo que a partir de ahora ya no es posible.
Adorno, Teoría Estética 

martes, 15 de mayo de 2012

Deleuze


El imperio idealista contraataca con su cúmulo de significaciones hipostasiadas y su metafísica dogmática, pero desde aquí resistiremos los torpes embates de la reacción conservadora, permaneciendo superficiales e intrascendentes, abiertos a las singularidades nómadas, al esplendor del se impersonal, de las estrellas danzarinas. Sería un buen gesto filosófico escupir en el rostro inmundo de los que lanzan acusaciones morales contra Deleuze, llamándole impostor. Diógenes, el socrático enfurecido, lo aplaudiría.

lunes, 14 de mayo de 2012

Literatura y maldad I

Juraría que Kafka, nada menos que Kafka, dijo en alguna ocasión (esto es redundante, es imposible decir algo en ninguna ocasión) lo siguiente (no sé si esto es redundante, pero es innecesario, por evidente, lo siguiente alude al orden sintáctico sucesivo en que estoy estructurando este post (olviden lo que acaban de leer; en serio, no hagan caso)): soy escritor y, por lo tanto, no soy buena persona. Juraría que dijo lo anterior (queda ahora perfectamente situado el dictum kafkiano dentro (no fuera, claro está) del orden de este post, ¿eh?), incluso pondría la mano en el fuego, aunque, en el fondo (no en la superficie, por tanto) no estoy seguro de que lo dijera (o dijese). En cualquier caso, Kafka tiene razón. ¿Por el mero hecho de ser Kafka? Pues sí, porque para eso era Kafka. (Me irrita mucho la gente que se niega a considerar dogmáticamente un genio a Kafka. Son dogmáticamente antidogmáticos, muy cansinos. Quieren explicaciones, razones. Pero, diría Nietzsche, ¿acaso es que hemos nacido ayer? Ya hace mucho que hemos vivido las razones de nuestras opiniones. Aquí vendría el típico filósofo aburrido a acusarnos de irracionalismo. Pero yo iba a hablar de otra cosa, si es que he hablado de algo). El caso: ¿por qué dijo Kafka esto? En caso de que lo dijera, claro. Supongamos, por hipótesis, que lo dijo. ¿Qué quiso decir? (Con esto del querer decir podríamos enredarnos en disquisiciones derrideanas autodiseminantes, pero, por el bien de todos, no lo vamos a hacer, que ya bastante autoconsciencia textual potencialmente irritante hay por aquí, eso sin contar con que la expresión disquisiciones derrideanas autodiseminantes sería motivo suficiente de asesinato para más de uno, así que eso). ¿Qué quiso decir Kafka? No lo sabemos. Aquí podría terminar el post, pero va a continuar. (Dicho en derrideano: va a diferir su imposible clausura durante un rato más en busca del también imposible sentido del dictum kafkiano. La imposibilidad del sentido seguramente guarde algún tipo de afinidad con la imposibilidad de la clausura, o directamente sean lo mismo, aunque lo mismo lo mismo no, alguna diferencia habrá). Bien, si aún quedan lectores, prosigamos (proseguiré igual, aunque no queden; además mientras escribo no tengo la menor idea de si van a quedar o no lectores una vez llegados a este punto). ¿Qué quiso, pues, decir, el escritor de El proceso, o sea, Kafka? Quizá quiso decir lo que dijo, literalmente: los escritores no son buenas personas. Con esto no solucionamos nada, en realidad, porque la frase reclama interpretación como los campos el agua de mayo (creo que los campos necesitan agua en mayo). ¿Por qué los escritores no son buenas personas?, ¿qué tipo de maldad es la suya? ¿Se puede generalizar? Esta última pregunta siempre me ha parecido un poco estúpida. Por supuesto que se puede generalizar, la cuestión es si es correcta o no la generalización, sabiendo que es una generalización. Si digo: todos los escritores son rubios, ciertamente la generalización es una idiotez, refutable empíricamente. Pero decir que los escritores no son buenas personas no es lo mismo (esto lo sabe Alejandro Sanz de sobra). Aquí los hechos no refutan ni confirman nada. Lo que Kafka dice no es una proposición empírica (llámenme loco, pero no creo que la bondad sea un dato positivo susceptible de comprobación; está cargado teóricamente, por decirlo de algún modo, o mejor dicho, los conceptos morales no son lo mismo que los conceptos de la naturaleza, o por decirlo de un modo mucho más pedante y probablemente equivocado: no hay isomorfismo estructural entre ambos dominios ontológicos), sino que alude (en mi opinión, y esto sí que es irritante e innecesario, ¿por qué hay que explicitar que lo que alguien escribe lo escribe en su opinión, cuando resulta evidente?) a una posible relación entre la escritura y la maldad. ¿Qué tipo de relación? ¿Qué tipo de maldad? No lo sabemos. (Ahora se me impone la necesidad de hacer un inciso respecto a la manía de sobreintelectualizar a Kafka con interpretaciones filosóficas que bien podrían prescindir de la lectura de los textos kafkianos, si bien esto se explica por la esencia misma del símbolo, creemos nosotros, el exceso del significado respecto del significante, o algo así, lo que sea; en este texto ni siquiera estamos seguros de que Kafka dijera lo que estamos analizando (es un decir) así que todo él es sobreintelectualización, tendencia contra la cual prevenía David Foster Wallace, aunque seguramente estemos sobreintelectualizando la sobreintelectualización misma al citar a DWF, qué sé yo). Bernhard dijo: sencillamente, no soy buena persona, pero no relacionó directamente el no ser buena persona con el hecho de escribir. Otro tipo, Julián Herbet que no sé quién es, ni he leído nada de él, ni nada, dijo: escribo porque no soy buena persona. Este sí que lo relaciona. Podríamos pensar: hombre, lo dicen de coña, en plan cínico y gracioso. De acuerdo, lo dicen de coña, en plan cínico y gracioso, pero eso no agota su sentido, ni explica por qué lo dicen, aunque sea de coña, en plan cínico y gracioso (el sentido no se agota, según nuestras fundamentalistas creencias hermeneútico-metafísico-literarias, así que esto es un sin vivir).  Bueno, con tanta chorrada al final me he cansado y voy a dejar para mañana la (imposible, diferida, perpetuamente desplazada... yeah, we are derrideans!) conclusión del post (o su comienzo, si quitan los paréntesis apenas hay un esbozo). (Además, muchos paréntesis están puestos al azar, después de haber escrito el post)

PD (para que este post no sea totalmente inútil): Lean La carretera, de Cormac McCarthy, un gran libro.

domingo, 13 de mayo de 2012

El triunfo de la voluntad

Este título tan nazi viene a cuento porque hoy, en un arrebato de valentía, o quizá de temeridad, he decidido no comprar tabaco y conformarme con solo dos cigarros en todo el santo y larguísimo día. Aunque no es improbable que dentro de un par de horas me arrepienta y vaya corriendo al bar. De momento, resisto la tentación.

DeLillo & Co.

A menudo comparan a Don DeLillo con Bret Easton Ellis, leo por ahí, un poco -tirando a bastante- sorprendido. ¿Quién hace eso? Malherido dijo, según parece, que Ellis era el mejor escritor estadounidense desde DeLillo, pero eso no es una comparación interna, por decirlo de algún modo. El propio Ellis dijo, refiriéndose a Palahniuk, que tal vez nuestra generación haya encontrado otro Don DeLillo, lo cual tampoco me parece una comparación interna, por seguir diciéndolo del mismo modo que antes.

Lo único que queda claro es que aquí quien de verdad sabe escribir es DeLillo.

viernes, 11 de mayo de 2012

Veruca Salt - Seether



Clasicazo. Es decir, videoclip grabado en VHS, hace más de una década. Junto a L7, Hole (odiados, lógicamente, en aquel entonces), Nirvana (los más grandes, sin discusión posible), Mudhoney, Pearl Jam, etc.

Temblores del pensar

Temblores del penssar: Nietzche, Blanchot, Derrida, por Mónica B. Cragnolini

jueves, 10 de mayo de 2012

Una voluntad que no se determina no es real

No más inercia indolente bajo el sol. Se acabó la languidez. Se acabó el transcurrir indiferenciado de los días. Se acabó la parálisis. Se acabó la desidia. Se acabó la procastinación. Cronos devora Humanos.

Y, al decir esto, pensó en leer y en escribir de una vez en serio, signifique en serio lo que signifique.

Esencialismo blockbuster

El uso publicitario de criterios antimodernos en el contexto de una estrategia de venta de productos culturales. Si esta estrategia funciona es por dos razones. En primer lugar, porque sigue vivo y coleando el presupuesto romántico sobre las capacidades redentoras de la creatividad. Por redentoras se entiende no solo "salvíficas", sino también "significativamente distintas de la la experiencia tangible". De ahí la segunda razón, que Umberto Boccioni explicó de manera modélica hace ahora un siglo en su artículo "Público moderno en la vida, retrógrado en el arte". En los primeros días de la vanguardia Boccioni se lamentaba al constatar que el ciudadano que vive en un mundo futurista (¡trenes, aeroplanos, ruido y velocidades!) es también, voto a Bríos, un espectador passatista: prefiere los novelones decimonónicos y los melodramas teatrales a las nuevas creaciones artísticas que representan su mundo. Mutatis mutandis, el diagnóstico de Boccioni sigue siendo válido para nuestra época: el público que vive en el ciberespacio, en los blogs y en los iPhones suele esperar de la experiencia estética que le muestre otro mundo temporal.
Eloy Fernández Porta, Homo Sampler: tiempo y consumo en la era afterpop 


PD: Yo también soy bastante passatista, en este sentido. Además, mi religión me impide considerar el arte una representación del mundo, pero, de todas formas, es interesante lo que dice Eloy Fernández Porta. El programa idealista ese tan antiguo de reunir todas las ideas bajo la idea de belleza lo ha llevado a cabo la publicidad, para vender perfumes, así que... A Hegel solo le leen los publicistas, parece.

miércoles, 9 de mayo de 2012

¡No, Sokal otra vez no!

No puedo evitarlo, siempre que leo alguna mención acríticamente laudatoria de Alan Sokal me hierve la sangre. En fin, la discusión es vieja, aburrida hasta el punto de arrancar lágrimas de dolor y, además, inútil. Aún así, si hay alguien interesado, dejo algunos enlaces. Yo ahora mismo casi preferiría arrancarme la piel a tiras que tener que discutir otra vez sobre Sokal, pero, en fin, con la débil esperanza de que aquellos que le aplauden dogmáticamente lo hagan, al menos, con un poco de espíritu crítico, ahí van:

La paja en el ojo ajeno, la insuficiencia de pruebas, la resistible ascensión de Alan Sokal, A propósito de Alan Sokal

lunes, 7 de mayo de 2012

Un hombre sentado en el interior de la caverna II

Un hombre sentado en el interior de una caverna en la cual hay, probablemente, una pequeña abertura semejante a una ventana  a través de la cual observa el incesante mundo, para ser exactos. Un drama solipsista con abundantes dosis de lirismo trasnochado y especulaciones ociosas. El espectáculo trepidante de una conciencia abstracta dirigiéndose a sí misma en segunda persona. La arriesgada aventura de un héroe catatónico desgajado de sus circunstancias. Un viaje que va de ninguna parte a cualquier sitio, o a la inversa. El discurso del protagonista deconstruye tópicos como el tiempo o el sueño y establece paralelismos con la mecánica cuántica, mientras toma café y cree que Georges Perec intenta comunicarse con él.
Texto redactado expresamente para la contraportada ficticia de Un hombre sentado en el interior de la caverna 

Un hombre sentado en el interior de la caverna

Todo el tiempo ha estado transcurriendo el tiempo, sin que te dieras cuenta. Inexorable y afilado, implacable y silencioso. Al margen de tu conciencia, pero no de tu cuerpo, porque tu cuerpo, de alguna forma, es tiempo, y tú eres tu cuerpo y quizá, entonces, tú eres tiempo. El resplandor matinal penetra por la ventana, atenuado por las plomizas nubes grises. Has estado soñando toda la noche, inquieto, y no recuerdas nada de lo soñado. Nada concreto. Sensaciones borrosas, sin contornos precisos, remolinos de recuerdos nimios, girando dentro de tu cabeza, una frase aquí, una mirada allí. Más o menos eso es todo lo que puedes decir de tus sueños. Cascadas sucesivas de imágenes incongruentes. Algo así. Te gustaría ser más preciso, pero no puedes. Ahora llueve con una cadencia parsimoniosa, una lluvia fina, delgados y oblicuos hilos de agua discontinuos que se estrellan sobre los tejados y sobre las aceras. Has pensado sobre tu vida como si no te perteneciera. No has pensado mucho, la verdad. Frenesí, ilusión, farsa, apariencia, sombra. Sentado en la caverna, esperando.

Cuando ya salías de tu sueño, pero aún no habías ingresado del todo en la vigilia, en este intersticio fugaz de la duermevela, su rostro aparecía y no aparecía, porque lo recordabas y no lo recordabas. Intentabas definir su rostro, su imagen, pero se escabullía sin remedio, huía, se disolvía como una gota de agua en un charco, perdía su identidad, su singularidad, aunque en tu memoria quedaba algún retazo suelto de su expresión, al que intentabas agarrarte mentalmente, con la esperanza de que no cayera en el olvido para siempre. Este empeño que amenazaba con tornarse obsesivo y que claramente estaba destinado al fracaso, o al menos a un fracaso parcial, obedecía a una particular tensión fronteriza. Si recordaras, sin más, su imagen, no pensarían tanto en ella, y si no recordaras nada, tampoco pensarías en ella, en este caso porque no podrías, pero al haberse quedado en ese espacio intermedio, indeterminado, se transformaba en enigma y acosaba tu mente, que estaba y no estaba despierta.

Solo los enigmas sin solución perduran. El tiempo, el sueño, la muerte, por ejemplo. Piensa en tu vida como si fuera el sueño de otro, como si otro, a una distancia enorme de ti, te soñara, y ambos estuvierais entrelazados cuánticamente y repitierais los mismos gestos, perfectamente coordinados, y desconocidos el uno para el otro. Esto no parece tener mucho sentido, pero suena bien. Ya no llueve. Los charcos son la memoria de la lluvia, quizás. Esto también te suena bien. ¿Tu vida como el sueño de las gotas de lluvia en los charcos de la carretera? Esto ya es pasarse de la raya. ¿Son tus sueños, por tanto, la vida de otro, de otro que vive a una distancia enorme de ti, en otro apartado rincón del universo centelleante? Tu doble, esa inversión simétrica de ti mismo, para quien, a su vez, tú eres su doble. ¿Estará pensando él también, ahora, lo mismo que tú?

Cómodamente sentado en la caverna, fumando un cigarro, mirando las sombras que pasan, instalado ya y habituado al ambiente, amigo de algunas de las sombras que pasan, que te dicen cosas bonitas y todo, y tú se lo agradeces, y sabes que, aunque oscuridad y silencio es el triste destino de todo, no se está tan mal aquí, porque de vez en cuando encuentras sombras simpáticas, sombras que sonríen, y las sombras que sonríen no pueden ser del todo sombras, eso está claro.

Te quedas mirando absorto los árboles, una vez más. Se diría que los espías. Ni siquiera sabes sus nombres. ¿Cómo se llaman esos árboles de allí? En cualquier caso, no responderían, aunque les llamases por sus nombres. Carecen de nombre propio, el lenguaje los engloba en universales, pero los universales no existen. Ahora descubres que Perec ha hablado de los árboles, abriendo al azar un libro suyo, y que lo ha hecho mucho mejor que tú, y te fascina esa coincidencia aunque, todo hay que decirlo, te fastidia un poco, porque querrías haber sido tú el que hubiera escrito esto: jamás dialogarás con un árbol. Lo de que no responderían si les llamases es casi igual, pero no estabas pensando en Perec cuando lo has escrito. Quizá inconscientemente, en tu memoria, habitaban sus palabras. Todo esto te parece muy raro. ¿Plagias sin darte cuenta? ¿Y por qué, precisamente, has abierto Un hombre que duerme justo por la parte en que habla de los árboles y justo en el momento después de escribir tú sobre los árboles? ¿Se comunica Perec contigo? ¿En serio te parece mínimamente cuerda esa idea? ¿Un nuevo y delirante caso de entrelazamiento cuántico?

Ahora te has preparado un café, así ligerín, según tus propias palabras, y tratas de imaginar un diálogo con Perec ya que, según parece, él insiste en comunicarse contigo. Te hace muy feliz que Perec, nada menos, quiera hablar contigo. No es algo que suceda todos los días. Te pones un poco nervioso porque, en fin, es Perec, un puto genio, con su pinta de chiflado y su perilla estrafalaria y su expresión traviesa. Así que dialogas con Perec, ya que los árboles son mudos y jamás dialogarás con ellos, durante un rato bastante largo.

Dejar ecos, huellas, trazos, signos desperdigados, migas para el camino de vuelta, voces en la niebla. ¿Volver a dónde? ¿Y qué dicen las voces?

Ha salido el sol, se ha abierto paso entre las nubes, poderoso, el astro rey, la estrella más cercana, obviamente, la estrella que de tan obvia se nos olvida que es también una estrella. El tiempo sigue transcurriendo, todo este tiempo el tiempo ha estado transcurriendo, la tierra no ha parado de girar alrededor del sol.

Los bárbaros

Ya llegaron, ya están aquí, como a estas alturas, por desgracia, es más que evidente. 

domingo, 6 de mayo de 2012

Frustrados

La teoría de que la mayoría de los editores son escritores frustrados.
A lo que Eliot añadió: también lo son la mayoría de los escritores.
David Markson, Punto de fuga 

Estrellas distantes

El beso de las estrellas apagadas
cae como un rumor sobre el mundo
desde la lejanía oscura
desde el pasado que no existe
cae la luz entrelazada con tus ojos

y late el mundo aún
el polvo estelar diseminado
aún no ha desaparecido del todo
sobrevuela el vacío
dibujando tenues figuras de luz
impresas en el aire
arrojadas al frío sin fin del universo

martes, 1 de mayo de 2012

Ceniza

Siempre se me cae la ceniza del cigarro sobre el teclado, entonces la soplo y se transforma en una nube inquieta de partícula diminutas que revolotean en el aire y tratan, sin éxito, de sortear la gravedad, hasta que finalmente caen, como una suave lluvia fracasada, sobre el suelo.