sábado, 9 de junio de 2007

Superpoderes

Tengo superpoderes: puedo hacer que los árboles despeguen del suelo, puedo beberme el cielo gris, puedo hacer el pino sobre la cuerda floja, puedo beberme una botella de tequila y salir a caminar solo por el mundo sin llorar ni asustarme ni protegerme de la lluvia ni nada, puedo sentir la música silenciosa del mundo antes de dormirme en un callejón sucio y maloliente, puedo escuchar la hierba cómo crece, puedo correr a la pata coja los cien metros lisos y ganar a los atletas dopados, puedo meterme debajo de las sábanas y esperar dos siglos antes de abrir un ojo si el monstruo que se esconde detrás del armario me asusta mucho, puedo hacer surf por un mar encrespado llorando y riendo a la vez y dejándome atrapar por la inmensidad del horizonte, por su inmensa serenidad, puedo hablar con las ballenas cansadas y conversar con ellas sobre cómo pasa el tiempo, tan pronto se viene la muerte, tan callando, puedo irme a vivir en la copa de un árbol, puedo convertirme en el rayo de una tormenta, en unos ojos emocionados por una película muy trágica y muy cierta, en las hojas de un libro colgado de la cuerda de tender, en el paraguas roto que protege nuestros pasos delirantes de sonámbulos cantando bajo la lluvia, en algo que pasa de repente sin avisar y trastoca todo y nada vuelve a ser lo mismo, en viento, en agua, en cucaracha, en trampolín, en ciempiés con las botas rotas.

Puedo escribir estas palabras y soplártelas al oído muy despacio.