martes, 31 de agosto de 2010

El otro lenguaje de la naturaleza


De los árboles brotan
palabras desmayadas
que el viento recoge
en sus manos ahuecadas

Memorias


Vivía pegado a la ventana
espectador solipsista
de mi mundo
cuyos límites amaba:
el viento era mi viento
y la noche insondable
me hablaba sólo a mí
borrando mi rostro
y deshaciendo el mundo

Qué fácil entonces


Pero qué fácil entonces
alcoholizado
desequilibrado
y feliz
aquello de dejarse atravesar
por la noche el viento
cualquier cosa
con tal de que el éxtasis ardiera
y ardiera sin más
consumiéndose a sí mismo
fin y no medio
ardor bárbaro
sin palabras
grito o suspiro
o arañazo trágico y bello
daba lo mismo

Temblor de luz y agua


Y todo es temblor de luz y de agua
y lejanía inconcebible
susurro estrellado
polvo galáctico
trenes desbocados
surcando la estepa
con pies descalzos
y ojos de cristal nítidos y fríos
como la nieve
que se deshizo
hace ya miles de años

Otoño (Waiting for...)


La sombra del otoño se asoma ya con pasos sigilosos
y yo me alegro:
promesa de cobijo y cazadoras de cuero color marrón.
La presiento.
Lejana aún, pero planeando ya
sobre los árboles
que se estremecen 

de placer suicida.

Desvarío lingüístico-vitalista

Quién sabe si la transformación total de la vida nos aguarda en las trémulas ascuas de un lenguaje que vibra ensoberbecido invitándonos a asaltar la realidad como si a nosotros, los últimos hombres, los efímeros, los póstumos, los peces del pantano nihilista, nos cupiera aún descubrirla, conquistarla, agitarla en el aire y saltar y gritar "¿así que era esto?, ¿así que iba en serio? Pues venga, ¡otra vez!".

sábado, 28 de agosto de 2010

Just Oates

"Margaret, hay un modo correcto y un modo incorrecto de hacer las cosas", me dice, y yo me echo a reír y le digo lo que un día se me ocurrió durante la clase de mates: "No, abuela, hay un solo modo correcto pero hay mil modos equivocados y por eso la gente lo jode todo continuamente".


¿Sabes lo que voy a echar de menos cuando me muera, Maddy? Noches como éstas en las que aquí abajo todo se ve tan claro, frío y nítido como allá arriba en el cielo, de manera que no te importa sentirte completamente sola, ¿sabes a lo que me refiero?


Joyce Carol Oates, Puro fuego: confesiones de una banda de chicas.

viernes, 27 de agosto de 2010

Feliz Nuevo Mundo Veloz

Y es que este es un mundo veloz, feliz, el Feliz Nuevo Mundo Veloz. Sean bienvenidos. Acomódense en sus butacas. No hace falta que se muevan. Los haremos todos por ustedes. Ustedes no son nada, pero no se alarmen, no ser nada es algo bueno. Sonrían. Proyectaremos sobre ustedes, en nuestras pantallas, todo tipo de imágenes. Somos un Sujeto misterioso. Si atraviesan las pantallas no nos verán. No somos seres ahí. Somos el río que fluye por sus venas. Os chuparemos la sangre. Reclamamos atención. Aparten la mirada de las cosas feas. Emitimos únicamente cosas bellas y, por lo tanto, buenas. No sean idiotas, no hay nada fuera de la caverna. Tenemos reglas, podrán jugar todo el rato que quieran, a lo que quieran. Diviértanse. ¿Qué clase de perturbado no amaría a un amo benevolente que no está en ningún lugar? Satisfacemos todos sus deseos y, como sabemos que desear es difícil, les ahorramos el trago de averiguar por ustedes mismos qué desean. Se lo indicaremos a continuación.

El tiempo acelerado

Quieres mojar elegantes magdalenas en tazas de té súper finas y volverte a tu interior, a tu sagrada subjetividad delux, agasajarte con los meandros de recuerdos líricos, envolverte en ensueños acariciadores y vaporosos, mecerte en ellos como en los brazos primordiales de los que no guardas recuerdo alguno, pero ahora sólo venden bollos repletos de grasas saturadas y tiras el plástico a la calle para que se joda el planeta, en un gesto de rabia desesperada, pero es un gesto insulso carente por completo de grandilocuencia, ni siquiera una pizca. Tú y tu escuálida memoria desapareceréis de la faz de la tierra mucho antes que el plástico. El plástico tiene más futuro que tú. Tú ya no tienes un mundo interior singular. Te puedes comprar uno, un mundo cualquiera, estándar, que pasará de moda la temporada que viene. Tienes que adaptarte, estar atento, acomodar tus ritmos a la balada triste del capital, que el deseo no pare de fluir. A nadie le gustan los aguafiestas. Basta con que emitas un montón de signos festivos. Mira los anuncios, aprende de los anunios, todo el mundo es feliz en los anuncios, el mundo debería ser como un anuncio. He aquí la utopía. El motor infatigable del deseo sin fin, el mundo en perpetua revolución de las mercancías siempre renovadas. Viva la fiesta, viva la velocidad, viva la moda: el futuro ya estuvo aquí.

martes, 24 de agosto de 2010

El libro electrónico

Yo era un entusiasta defensor del libro electrónico hasta que en la Fnac tuve la oportunidad de sostener uno entre mis manos, día en que me convertí en un conservador resignado que espera en silencio el estallido sordo de la catástrofe por venir. Por supuesto, la cuestión no es, ni mucho menos, moral: se buscarán en vano valores trascendentes asociados al objeto libro, pero sí es profundamente ética: el encuentro entre el libro electrónico y yo no fue un buen encuentro. Esto quiere decir que no entramos en relaciones de composición. Ningún juicio moral, como se ve. Para otros la catástrofe será una bendición.

martes, 17 de agosto de 2010