jueves, 2 de junio de 2011

Relativismo ontológico, epistemológico, lingüístico... y algún otro, probablemente

-Va a llover esta noche.
-Está lloviendo ahora -dije.
(...)
-Mira el parabrisas -dije. ¿Es eso lluvia o no?
-Me limito a repetir lo que dijeron.
-El hecho de que lo digan por la radio no significa que tengamos que dejar de prestar crédito a la evidencia que nos proporcionan nuestros sentidos.
-¿Nuestros sentidos? Nuestros sentidos se equivocan con mucha mayor frecuencia de la que aciertan. Se ha demostrado en el laboratorio. ¿Acaso no has oído hablar de todos esos teoremas que afirman que nada es lo que parece? El pasado, el presente y el futuro no existen fuera de nuestras mentes. Lo que llamamos leyes de la dinámica no son más que un timo monumental. Hasta el sonido puede engañar a la mente. El hecho de que no oigas un sonido no significa que este no se produzca. Los perros pueden oírlo. Otros animales también. Y estoy seguro de que existen sonidos que ni siquiera los perros consiguen oír. Pero existen en el aire, en las ondas. Quizá nunca se interrumpen. Con una frecuencia alta, alta, alta. Procedente de quién sabe dónde.
-¿Está lloviendo -insisití yo- o no?
-No quisiera tener que responder.
-¿Y si alguien te pusiera una pistola en la sien?
-¿Quién, tú?
-Alguien. Un tipo con gabardina y gafas ahumadas. Te pone una pistola en la sien y pregunta: "¿está lloviendo o no? Lo único que tienes que hacer es decir la verdad, y yo me guardaré la pistola y tomaré el próximo vuelo que salga de aquí".
-¿Qué verdad es la que quiere? ¿La verdad de alguien que viaja a través de otra galaxia casi a la velocidad de la luz? ¿La velocidad de alguien que gira en órbita alrededor de una estrella de neutrones? Quizá si esa gente pudiera contemplarnos por un telescopio nos vería con sesenta centímetros de estatura y estaría lloviendo ayer en lugar de hoy.
-Tiene su pistola apoyada en tu sien. Quiere tu verdad.
-¿De qué sirve mi verdad? Mi verdad no significa nada. ¿Y si ese tipo de la pistola procede de un planeta situado en un sistema solar completamente distinto? A lo mejor él llama jabón a lo que nosotros llamamos lluvia. Llama lluvia a lo que nosotros llamamos manzanas. ¿Qué se supone que debo responder?
-Se llama Frank J. Smalley, y es de St. Louis.
-¿Quiere saber si está lloviendo ahora, en este crítico instante?
-Eso es. Aquí y ahora.
-¿Existe algo que podamos llamar ahora? El ahora viene y se va tan pronto como lo has dicho. ¿Cómo puedo decir que está lloviendo ahora si lo que llamamos ahora se convierte en entonces nada más decirlo?
-Acabas de decir que no existían el pasado, el presente ni el futuro.
-Sólo en nuestros verbos. Ése es el único lugar en el que los encontramos.
-La lluvia es un nombre. ¿Existe lluvia aquí -en este lugar en particular- en cualquier momento que elijas para responder a la pregunta durante los próximos dos minutos?
-Creo que el problema de esta discusión es que intentas hablar de este lugar en particular mientras viajas en un vehículo que, evidentemente, se encuentra en movimiento.
-límitate a responderme, ¿quieres, Heinrich?
-Como mucho, podría aventurar una opinión.
-O está lloviendo o no lo está -dije.
-Exacto. Eso es precisamente lo que intento decir. Sería cuestión de adivinar. Si quieres seis, seis, y si no, media docena.
-Pero puedes ver que está lloviendo
-También ves el Sol desplazándose en el firmamento. Pero, ¿es el Sol el que se desplaza a través del cielo o la Tierra la que gira en torno a él?
-No acepto la analogía.
-Pareces convencido de que eso es lluvia. ¿Cómo sabes que no es ácido sulfúrico desprendido por las fábricas que hay al otro lado del río? ¿Cómo sabes que no es lluvia radiactiva procedente de una guerra desencadenada en China? Quieres una respuesta aquí y ahora. ¿Puedes probar, aquí y ahora, que eso que cae es lluvia? ¿Cómo puedo saber yo que lo que llamas lluvia es lluvia de verdad? ¿Qué es la lluvia, en cualquier caso?
-Eso que cae del cielo y hace que termines lo que llamamos mojado.
-Yo no estoy mojado, ¿Lo estás tú?
- De acuerdo -dije- muy bien.
-No, en serio; ¿estás mojado?
-Fantástico -proseguí-. Una victoria de la incertidumbre, el azar y el caos. Un momento estelar para la ciencia.
-Ponte sarcástico, si quieres.
-Un momento estelar para los sofistas y los quisquillosos.
-Sigue. Muéstrate sarcástico. No me importa.

Don DeLillo, Ruido de fondo.

4 comentarios:

  1. Anónimo7:46 p. m.

    mmm... ¿está bien este libro? DeLillo está entre los autores que quiero empezar a leer este verano, junto con Foster Wallace y Kurt Vonnegut, no sé por cuál empezar...

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  2. Pues sí, no lo he terminado -lo empecé ayer por la noche, vaya- pero me está gustando mucho...

    De Foster Wallace a mí me gusta todo, quizá La broma infinita es un poco heavy para empezar... mejor La niña del pelo raro, o Entrevistas breves con hombres repulsivos, que son libros de relatos

    Ah, yo también quiero leer a Vonnegut, que no lo he leído

    saludos

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  3. Anónimo7:24 p. m.

    Gracias por contestar.

    Yo de Foster Wallace me leí el de las langostas y tampoco es que sean ensayos que aporten una idea clara sobre la narrativa del autor, lo cual es lógico, la inexistente coyuntura temática entre los artículos tampoco ayuda; lo mismo habla de porno que de Kafka, empezaré por el primero que encuentre de los dos que recomiendas.

    Saludos.

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