martes, 14 de junio de 2011

Desmayo

Tarde medio dormida, lánguida, ajena. No sopla el viento, creo. No ocurre casi nada. Todo se desparrama, con desgana, como sin querer, en un suave y lento desmayo que pareciera extenderse por el aire inmóvil y azul. Paquetes de cigarrillos, vacíos y arrugados, desperdigados por el escritorio. Todo se desparrama con discreción, como si diera igual, se hunde, pierde intensidad, realidad. Quizá da igual. No es fácil saberlo. El viento sigue sin soplar. Quedan horas de luz aún. A través de la ventana abierta llega el sonido de los pájaros. Libros viejos, a medio leer, desperdigados por el escritorio. Habría que tirar los paquetes vacíos, terminar de leer los libros a medio leer, pero el suave y lento desmayo se apodera de la atmósfera, envuelve la tarde, la mece en un sopor en el que casi nada ocurre y todo dormita.

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