sábado, 11 de junio de 2011

El hombre del saco se lleva a los niños que no duermen

Películas de Tim Burton: Eduardo Manostijeras, no te preocupes, los monstruos son los otros. La nieve y los cuentos y las noches. Los cigarrillos, la magia, en habitaciones a oscuras. Juegos infantiles, había que correr mucho y muy deprisa y no mirar atrás. El hombre del saco se lleva a los niños que no duermen.
 
La fantasía, la música, las brujas silbando en la noche. La alegría de marcar goles. Construíamos casetas de madera en el valle y robábamos herramientas de las obras y una vez nos persiguieron por todo el pueblo y nosotros nos reíamos. Los flashes, las gominolas, las pipas. El hombre del saco, niños que no duermen. Leer libros de aventuras, con una linterna, bajo las sábanas. Soñar lugares que no existen. Alicia a través del espejo y Peter Pan en el país de Nunca Jamás. Los libros de los cinco, los de leo-leo, los de animales que hablaban. Juegos infantiles, en habitaciones a oscuras. Batman. Superman nunca nos gustó, demasiados superpoderes, así cualquiera. Spiderman es Peter Parker. John lennon, voz vulnerable. Janis Joplin, voz de terciopelo ajado. La guitarra de Jimi Hendrix, rasgando el aire. Blues y tequila, noches de blues y tristeza. Una princesa atrapada en un cuento. Si no la besas se muere. Películas de terror muy viejas que veíamos en la filmoteca. El hombre del saco se lleva a los niños que no duermen.
 
Heidi, los fraggle rock, Pumuky. Los globos de agua. Tardes de verano en el parque, tu pelo mojado, calor, globos de agua. Partidos de fútbol, leer toda la noche, la magia, los cigarrillos. Las ventanas abiertas las noches de verano. Jugar a soñar en el columpio del atardecer. La música triste. Estrellas distantes. Soñar despierto. Los gusiluz, el mecano, coches teledirigidos. Las tardes de televisión y nocilla. Madrugar para ver dibujos animados. La bicicleta y las postillas en las rodillas. La pistina. El esconderite inglés. Nadar, el cloro, los ojos rojos, el cansancio. Aquella noche de San Juan, hace tanto tiempo, los fuegos artificiales, la hoguera. Más tarde cerveza en las tardes sin nada que hacer. La música ruidosa con gritos de adolescente desesperado. Nirvana. Adolescentes tristes y rabiosos. Películas de monstruos buenos que sufren y científicos locos. Frankenstein y Drácula, y cuentos de Edgar Allan Poe de muertos que vuelven a la vida. El viento de la noche. El hombre del saco se lleva a los niños que no duermen.
 
Películas de Hitchcock. Las hogueras que encendíamos con mis primos cuando nos íbamos de campo. El silencio, las noches de estrellas comiendo pipas. El gato con botas. El diablo de Tazmania. El correcaminos. El horror, tener que ir al colegio. Tan inteligente, tan tímido, qué será de este chico. Apocalipsis Now. Jugar a fútbol hasta el anochecer. Hemingway persiguiendo a un pez toda una tarde. A Proust que su madre no le da el beso de buenas noches. Contemplar el mar, muy quieto, muy callado, para que me confiara su secreto. Mallorca, el sol, la playa. Pescar cangrejos en el río. Olor a Ducados, en el coche de mi padre. Las películas de Bruce Lee, las de Rambo, las de Truffaut, las de Patrice Leconte, las de Eric Rohmer, las de Quentin Tarantino. La ciudad de los Niños Perdidos. Trainspotting. Las vírgenes suicidas. Millones de series de televisión. Los Caballeros del Zodiaco. Henry Miller, Bukowski. Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas, pecado mío, alma mía. Recordar tu rostro, tu rostro de entonces que ya no existe. Borges, laberintos, bibliotecas de babel que son el universo, sistemas de signos que nos atrapan. Metáforas, para poder caminar. Las pesadillas. Este niño sueña demasiado, no puede ver Conan, ni pesadilla en Elm Street, ni se le puede contar el cuento de Caperucita Roja, tiene miedo del lobo. Las pesadillas, despertarse en medio de la noche e ir corriendo a la cama de tus padres. El hombre del saco se lleva los niños que no duermen.
 
El miedo. Poemas de Alejandra Pizarnik, de Georg Trakl. El mar, el verano, leer por la noche, en verano, junto al mar. La lluvia, su secreto escondido bajo siete llaves. Escuchar música en el coche, el olor a Ducados. Me gustaba ese olor, tanto que los coches sin olor a Ducados me parecían lugares inhóspitos. Cómo pasa el tiempo. Aún me acuerdo, tu rostro ya no existe y parece mentira. Los cuentos de Cortázar, qué raros. Cernuda, qué triste. Ángeles caídos, Kurt Cobain, Arthur Rimbaud. Los peligrosos: Antonin Artaud, el conde maldito, Leopoldo María Panero. Pipi calzaslargas, que vivía sola y tenía un caballo. Oliver y Benji. Lanzar bolsas llenas de agua desde un cuarto piso. Preparar minibombas con bolitas de aluminio y aguarrás. Los escritores alcohólicos. Los poetas lunáticos. Leyendas urbanas. La música de Radiohead, la música de Los Planetas, la música de Joy Division. Si a las doce en punto te haces así tres veces con una tijera se te clavan solas en la barriga. Los fantasmas que no existen, la enorme casa abandonada que exploramos hace tanto tiempo. El hombre del saco se lleva a los niños que no duermen. 

A este niño lo dejamos aquí solo, mirando el mar, y ni se acuerda de nosotros. El niño que no duerme en busca del tiempo perdido. El hombre del saco se lleva a los niños que no duermen.

PD: Este texto también es del 2005

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