jueves, 1 de diciembre de 2016

Sobre Fernando Trueba, Pascal Quignard, Eduardo Mendoza, Javier Cercas, Franz Kafka, Harold Bloom y Cronos

Al contrario que a Fernando Trueba*, a mí no me gustaría que España hubiese perdido la guerra de la independencia. 

Sin embargo, y dicho sea sin ánimo de apuntarme a esa suerte de chovinismo inverso según el cual todo lo extranjero es mejor, el premio a Eduardo Mendoza me es indiferente; justo hoy acabo de recibir los Pequeños tratados de Pascal Quignard, una maravilla editada con primor y gusto inconmensurables por Sexto Piso. Así que me voy a dedicar a leer al francés Pascal Quignard y no al español Eduardo Mendoza**. 

Apenas he hojeado el primer volumen. He estado recreándome con el objeto material en sí, antes de desvelar su contenido —los que creen que solo importa el contenido son unos idealistas, a mí me gustan los objetos, la materia— pero ya he visto que hay un tratado sobre la palabra objeto. La Ontología Orientada a los Objetos (OOO) puede haber encontrado un poderoso aliado literario.

PD: En ESTE artículo Javier Cercas se deshace en elogios a Eduardo Mendoza. Hay tantos adjetivos laudatorios que casi me mareo. Los adjetivos y los adverbios, como es sabido, aportan una valoración subjetiva de las cosas. No me parece mal, pero en este caso quizá a Javier Cercas se le ha ido de las manos. ¿Libros pudorosamente ricos, profundos, transparentes, ligeros, de apariencia superficial? ¿Puede algo ser a la vez profundo, transparente y tener una apariencia superficial? ¿Y por qué la falta de pretensiones es valiente? En fin, da igual. Nunca entiendo nada de lo que dice Javier Cercas.

*Hay que recordar que Fernando Trueba, independientemente de si se siente español o kazajistaní, elaboró una teoría sumamente cuestionable sobre el origen del arte en su afamado y polémico discurso (aunque seguramente era un chiste más que una teoría, igual que la boutade sobre la guerra de la independencia). Sostuvo que el origen de las artes es pornográfico y no tiene nada que ver con lo sagrado. La disyunción es absurda. Seguramente Fernando Trueba ignora que Samhat, la prostituta del Gilgamesh que civiliza a Enkidu, era una sacerdotisa del templo de Ishtar. 

**Se me podrá objetar que qué tendrá que ver la velocidad con el tocino. Que se puede leer a Pascal Quignard y también a Eduardo Mendoza. Y es cierto, no tengo respuesta a esa razonable objeción. Pero le tengo mucha tirria a Eduardo Mendoza. Primero dijo que Kafka era un mal escritor, luego, cuando le dieron el premio Kafka, se retractó de su absurdo intento de kafkicidio y dijo que Kafka era un grandísimo escritor. Retractarse, al no tener razón, le honra. Pero, ¿lo hizo solamente porque le dieron el premio Franz Kafka? Sea como fuere, hay muchos, demasiados escritores, y hay que escoger. El canon, como bien dice Harold Bloom, no es para nada algo arbitrario, sino el heraldo de la muerte. Es decir, la necesidad del canon se fundamenta en la brevedad de la vida. No se puede leer todo, no hay tiempo. Cronos devora a sus hijos.

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