En su exégesis de las Escrituras, Joachim de Fiore interpretó la historia como un ascenso en tres edades sucesivas, cada una de ellas presidida por una persona de la Santísima Trinidad. La primera edad era la del Padre o de la Ley; la segunda la del Hijo o del Evangelio y la tercera la del Espíritu, que sería con respecto a las anteriores como la luz del día comparada con la de las estrellas y la aurora o como el ardiente estío comparado con el invierno y la primavera. La primera época había sido la del temor y la servidumbre, la segunda la de la fe y la sumisión filial, y la tercera sería una época de amor, alegría y libertad en la que el conocimiento de Dios sería revelado directamente en los corazones de todos los hombres. La época del Espíritu sería el sabbath o el día de descanso de la humanidad, y el mundo se convertiría en un vasto monasterio en el que todos los hombres serían como monjes contemplativos en éxtasis místico unidos en sus alabanzas a Dios. Esta nueva versión del reino de los santos duraría hasta el Juicio Final.Norman Cohn, En pos del milenio: revolucionarios milenaristas y anarquistas místicos en la Edad Media
miércoles, 14 de diciembre de 2016
La edad del espíritu
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Why Movies Just Don't Feel "Real" Anymore
Menuda clase maestra de Estética y Filosofía de la Percepción PD: Observen las imágenes de las películas de Terrence Malick, el mayor genio ...
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¡Esto sí que es empoderamiento! Degustemos las palabras de la gran Danerys en Valyrio, su lengua materna: Dovaogēdys! Naejot memēbāt...
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Ni «espíritu de sacrificio», ni «afán de superación», ni «aspiración a la excelencia». Ni ningún respeto o simpatía por tales cosas.
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