Herman Hesse es un escritor para adolescentes. Hay algo muy turbio en la gente que tiene más de veinte años y le da por leer novelas de Hesse. Lo siento, pero se te pasó el arroz. A Hesse se le lee exactamente con diecisiete años. Se le disfruta con entusiasmo feroz. No se le vuelve a leer nunca más. Se le recuerda con cariño. Se conserva intacto el entusiasmo de su lectura en el recuerdo.
PD: Bah, no me hagáis caso, leed a Hesse si queréis, a la edad que sea. Pero es cierto que en mi caso, y en el de muchos más (se trata de una experiencia muy generalizada) Hesse fue un rito iniciático, algo así como la pérdida de la virginidad lectora.
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¡Esto sí que es empoderamiento! Degustemos las palabras de la gran Danerys en Valyrio, su lengua materna: Dovaogēdys! Naejot memēbāt...
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Ni «espíritu de sacrificio», ni «afán de superación», ni «aspiración a la excelencia». Ni ningún respeto o simpatía por tales cosas.
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