sábado, 31 de diciembre de 2016

Nacho Vegas - Ámenme, soy un liberal



Algún día me haré liberal.

Mientras las discusiones entre izquierdistas degeneran rápidamente en moralina barata y extravagancias terminológicas cada vez más delirantes —el heteropatriarcado fonologocéntrico puede tener la culpa de todo, y no Yoko Ono, pero a ver quién es el guapo que lucha contra un enemigo tan abstracto y nebuloso— Juan Ramón Rallo al menos tiene la decencia de definir aquello de lo que habla.

Frente a esa democracia mística y soteriológica que invocan ciertos ideólogos de la izquierda —y que es un poco como el Mesías, que está siempre por venir pero no llega nunca*— Rallo dice que simplemente se trata de un imperfecto mecanismo de decisión grupal.

Y frente a las discusiones politizadas sobre las restricciones de tráfico, Rallo se limita a decir que la polución supone un problema de externalidades negativas que debe ser solucionado.

Muy razonable.

PD: De todas formas, yo creo que en la igualdad, pero no de oportunidades —eso es un mito— sino de posiciones, lo cual dificulta mi conversión al liberalismo, claro.

PD2: También creo que Canciones populistas es lo peor que ha hecho Nacho Vegas. Unas letras panfletarias e insulsas, impropias de su genio, a miles de millones de años luz de la poesía salvaje de Cajas de música difíciles de parar o de canciones tan hermosas y violentas como El fulgor.

PD3: Pero hay que decir Nacho Vegas tiene derecho a hacer lo que le de la gana, independientemente de los que opinemos algunos de sus fans. Solo faltaría.

*Según los cristianos sí llegó. Jesús era el Mesías. Pero la segunda venida no se produjo nunca, y en vez del Reino de los Cielos vino la Iglesia.

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