Mis amigos no paran de decirme que tengo que ver tal serie y tal otra, así que prácticamente estoy obligado a ver series. Pero cada vez me da más pereza. Prefiero leer (no digo que sea mejor leer que ver series, solo digo que yo lo prefiero; al leer uno va a su ritmo, puede divagar, pensar, no está sometido a un ritmo impuesto desde fuera).
Ahora mismo tengo que terminar de leer Brújula de Mathias Enard, La gravedad y la gracia de Simone Weil, los Cuentos completos de Cynthia Ozick, Delirio y destino de María Zambrano, Jane Eyre de Charlotte Brönte; y además creo que estoy moralmente obligado a leer muchísima más poesía española contemporánea y tener una visión más clara de cómo está el panorama, si es que pienso seguir escribiendo poemas.
Y aparte tengo que estudiar legislación y movidas bibioteconómicas (esta es la verdadera obligación, lo anterior es ocio y disfrute).
PD: Y también me gustaría leer la trilogía Leyendas de Dune, aunque quizá sea tan infame como las precuelas de Star Wars (bueno, no hay que exagerar: nada en el mundo es tan espantoso, tan atroz, tan doloroso como los episodios I, II y III de Star Wars, excepto tal vez el episodio VII). Todavía no lo tengo claro. Leer Leyendas de Dune es arriesgarse a destruir la resonancia mítica de la Yihad Butleriana...
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Why Movies Just Don't Feel "Real" Anymore
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¡Esto sí que es empoderamiento! Degustemos las palabras de la gran Danerys en Valyrio, su lengua materna: Dovaogēdys! Naejot memēbāt...
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Ni «espíritu de sacrificio», ni «afán de superación», ni «aspiración a la excelencia». Ni ningún respeto o simpatía por tales cosas.
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