Mi ventana es un fortín. Sigo aquí
atrincherado, resistiendo
contra algo
y, de vez en cuando, levanto la mirada,
le agradezco al viento
que pase sin más,
sin decir nada,
que se vaya y vuelva siempre.
Ahora ya no le insulto
por no llevarme con él, le saludo
cuando viene.
Así es mejor.
Y el silencio vibra, sereno,
punteado apenas por el rumor de los coches,
persianas bajándose.
Quizá sea hora de cerrar la ventana.
Hace frío. Hace tanta soledad,
pero las palabras, hoy, no quieren suicidarse,
quieren trepar
hacia las nubes.
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Ni «espíritu de sacrificio», ni «afán de superación», ni «aspiración a la excelencia». Ni ningún respeto o simpatía por tales cosas.
Machado dice...
ResponderEliminarTodo llega y todo pasa.
Nada eterno:
ni gobierno
que perdure,
ni mal que cien años dure
Podemos hacer una antología, "El imperio de la alternancia" :)
ResponderEliminarpanta rei