martes, 11 de enero de 2011

Festín

Cuando me gustaba volverme loco y escribir con la ventana abierta a la noche y bien provisto de litronas y cigarrillos y al día siguiente recorrer las calles de Salamanca con cadavérico porte la vida era un festín. Era caótica en grado sumo, pero era un festín.

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