domingo, 5 de abril de 2009

Diario de Irene Valinski

Seguiré siendo frívola y pretenciosa y juguetona y me teñiré el pelo de verde y compraré un montón de chapas poppys y me moriré de gusto comprando la ropa más fashion en la tienda de segunda mano y escucharé a los Strokes y a grupos revival y adoraré a la Velvet Underground y ensayaré poses de frío distanciamiento ante el espejo y leeré a Rimbaud y colgaré una foto suya en mi habitación y saldré a la calle con gafas de sol y me tumbaré en el suelo de la plaza mayor entre guiris rubias de piel rosada a punto de abrasarse a saborear un helado del McDonalds y por las noches beberé cachis de cerveza en el Paniagua cantando Morrisey Morrisey Morrisey y les pondré unos cordones negros a mis Converse rosas sucias y desgastadas y caminaré por Gran Vía con el Ipod a todo volumen observando a la gente como si fueran marionetas ridículas contoneándose sobre el abismo de fauces negras con una sonrisa en los labios y despreciaré el vértigo que a veces, de repente, sin avisar, me entra en el estómago y me marea y me asusta, ese vértigo que se inventa abismos por los que despeñarse inconscientemente, borracha y a toda prisa, como si ya no hubiese tiempo, como si el tiempo se hubiese vuelto loco y girara descontrolado, cada vez más deprisa: danza entrópica de una realidad fuera de quicio que observa en un espejo el espectáculo hipnótico de su propia fiesta de autodestrucción, fiesta frenética con coros trágicos exaltados y retorcido barroquismo y al final una honda serenidad de simplísima paz minimalista y meditación sobre el vacío primordial. Recta final del tiempo de la modernidad, línea simbólica quebrada en miríadas de micronarraciones sin centro vertebrador, caos y frenesí y fumaderos de opio de la India.

No sé lo que estoy diciendo. Mañana haré algo productivo, lo prometo. Promesas que no valen nada nada nada, como cantaban Los Piratas. Quizá. Miraré y admiraré una vez más el cielo nublado, los árboles de figura triste, el paisaje melancólico, sabiendo que el melancólico no añora un objeto perdido sino una falta, algo que nunca ha estado en ningun parte: la verdadera vida ausente.

5 comentarios:

  1. Canary Woman11:14 p. m.

    Joder... la Irene es clavada a mí a partir de la línea 13. xD

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  2. Fantástico, es increíble...

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  3. Señor S., no se porque me aparezco por aqui para comentar una publicacion del año 2009. Sucede que recientemente me entero de la existencia de tan "fantastica" persona (usted), disculpe si soy algo... Algo.
    Quisiera saber si puede pasarme un mail al cual pueda escribirle, gracias.
    Soy de Argentina y a decir verdad me esta costando demasiado este intento de comentario formal.
    Saludos!

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  4. Hola... sí, es vieja esta entrada ya jeje

    Me puedes escribir a sergiogrobles@gmail.com

    Saludos

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