miércoles, 25 de marzo de 2020

25/03/2020

El miedo y la esperanza son, como nos enseñó Spinoza, las dos pasiones ético-políticas fundamentales. Ambas se orientan hacia un futuro incierto. Pero tal vez habría que invertir el famoso dictum «ni miedo ni esperanza» y afirmar ambos a la vez: miedo y esperanza. 

Hay muchas razones para tener miedo —la crueldad criminal de la Unión Europea, que se niega a emitir eurobonos y pretende, una vez más, machacar a los países del sur de Europa— pero también algunos signos esperanzadores: ingenieros colaborando a nivel internacional para fabricar respiradores, por ejemplo, y todo tipo de iniciativas cooperativas y solidarias.

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