jueves, 19 de marzo de 2020

19/03/2020

Depués de comer me he duchado y puesto, emulando al bueno de Maquiavelo, mis mejores galas (chandaleras, por supuesto), para estar en presencia de los clásicos. He leído un rato a Kant. Creía haber entendido bastante bien la distinción entre trascendente —lo que está más allá— y trascendental —las condiciones de posibilidad de algo— porque uno de mis profesores insitía en esta cuestión continuamente, pero ahora ciertos pasajes de la Crítica de la Razón pura se me antojan un tanto oscuros al respecto. Los conceptos puros de la razón, dice Kant, son ideas trascendentales, pero las ideas están más allá de la experiencia posible, y en este sentido son trascendentes

En fin, tiempo —la condición formal de todo conocimiento— habrá estos días de seguir dándole vueltas al asunto.


También he estado leyendo Prins, de César Aira. En esta novela, un escritor de novelas góticas se retira de la actividad literaria para ocupar su tiempo dedicado al consumo de opio. En un momento dado, el protagonista tiene visiones ordenadas alfabéticamente. El azar objetivo de sus visiones es ordenado por el inconsciente, que está estructurado como un lenguaje (tesis lacaniana que yo no acabo de pillar pero que ahí está).

También leí, hace unos días, El Santo, también de César Aira. Una maravilla total de novela. Me habría gustado que el Gran Confinamiento me pillara con más libros de César Aira. Y con más libros, en general. El 99% de ellos están en León y los echo de menos. Aunque tengo varios que quiero leer y aún no he leído. Europa Central, de William T. Vollman y Hombres en el espacio, de Tom McCarthy, por ejemplo. 

Es difícil abstraerse del inquietante ruido de fondo con el que todos convivimos estos días, pero no creo que sea mentalmente saludable estar constantemente pendiente de las noticias, así que  aprovechar estos días para leer —y para escuchar música y ver películas y series, al fin y al cabo las actividades a las que yo ya dedicaba casi todo mi tiempo libre— me parece una buena opción.

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