En un cuento de Grimm se celebra un concurso de fuerza entre un gigante y un sastrecillo. El gigante lanza una piedra que tarda mucho en caer. El sastrecillo suelta un pájaro que no cae. Lo que no tiene alas acaba siempre por caer. Dado que la voluntad es impotente para operar la salvación, la noción de moral laica es un absurdo. Pues lo que se llama moral no apela más que a la voluntad y a lo que esta tiene, por decirlo así, de más muscular. La religión, por el contrario, corresponde al deseo y el deseo es lo que salva.Simone Weil
viernes, 19 de febrero de 2016
Lo que no tiene alas acaba siempre por caer
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¡Esto sí que es empoderamiento! Degustemos las palabras de la gran Danerys en Valyrio, su lengua materna: Dovaogēdys! Naejot memēbāt...
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Ni «espíritu de sacrificio», ni «afán de superación», ni «aspiración a la excelencia». Ni ningún respeto o simpatía por tales cosas.
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