Escarbar con los dientes la noche
y a continuación dejarse caer,
tan ligero, como bañado en el océano
narcótico en el que por fin
se lleva a cabo la destrucción del yo
y sonreír tumbado boca arriba
mientras la tormenta
te azota las mejillas y la boca y los ojos
y poco a poco la amable serenidad
cede el paso a la furia desatada
y no hay nada más sublime que el poder
Y el mono desquiciado es dinamita
y su explosión una música terrible
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