viernes, 12 de noviembre de 2010
100% libre de autobiografía
Todo debe estar ordenado, en su sitio, el vaso de agua en la mesita entre dos pequeñas columnas de libros, el paquete blando de tabaco Ducados rubio en la columna más próxima a la cama, el cenicero en la más lejana, las gafas al lado del paquete de tabaco, el móvil en el escritorio. Cualquier pequeña variación en esta disposición supondría la imposibilidad de conciliar el sueño. Los actos también deben ser ejecutados en un orden preciso y preestablecido inquebrantable. Al ir a la cama usar el baño de la planta baja. Al despertarse el de arriba. Lavarse la cara con agua fría antes de desayunar. La adhesión compulsiva a rituales disfuncionales es más fuerte que la razón. De nada sirve decir da igual dónde estén el paquete de tabaco, las gafas o el móvil, te dormirás igual. No, no lo harás.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario