jueves, 25 de noviembre de 2010

Dejar de contener el aliento

Casi nunca leo poesía
pero miro todo
con afán pulverizador
y fumo mucho
mientras espero
a que vengan las palabras
y sonrío
y me muero de miedo
y quiero saltar
y arañar la luz
y posar ante este instante
entregar mi carne
a la claridad del día
que hoy ruge sin ocultar
la serenidad imperturbable
donde me pienso instalar
y lo único que hago
es mirar
por las ventanas
de mi habitación
del coche
del autobús
y entregarme
al deleite melancólico
del ensimismamiento
y al regodeo silencioso
de las sensaciones
moldeadas por la imaginación
y poco más
la verdad
asaltar quizás
el mundo de los hechos
con los retazos de la maravilla
eso sería bonito
y merecería la pena
porque que en el mundo hay
tanto cínico hijo de puta
que un poema debiera ser
un combate por conquistar
cierta libertad:
la capacidad para vivir
sin contener el aliento

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