domingo, 14 de noviembre de 2010

From Hell

Cuando llega el frío, mi casa, curiosamente, se convierte en un horno sólo habitable por criaturas criadas en el maldito centro de la tierra. Uno lo pasa mal, pero no puede mandar sus naves a luchar contra el elemento matriarcal, porque no sirve de nada. La dictadura sobre la temperatura es férrea. El golpe de calor infernal que sufres al llegar de la calle te deja medio atontado, mareado y con ganas de mudarte al frigorífico. Así que aquí estoy, en manga corta y con la ventana abierta, y hace bastante frío afuera.

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