Hoy me he levantado cascarrabias, es verdad. Pero AQUÍ Rosa María Artal dice unas cuantas majaderías (me gusta la palabra majaderías más que comer con los dedos). Que una adolescente no tenga ni puta idea de qué era el muro de Berlín no es para tanto. La pobre chica no es una futura Trump. En el Instituto yo era peor que ella. Si me hubiesen preguntado por el muro de Berlín cuando tenía dieciocho años habría balbuceado y agachado la cabeza. Ni puta idea. ¿Berlín? ¿Un muro? ¿Qué?
(La verdad es que he mentido porque quería reforzar mi argumento con unas pinceladas biográficas. Pero después de oponerme ferozmente a los valores pro falsedad del anuncio de la lotería no podía ponerme ahora a mentir como un bellaco. Lo cierto es que cuando iba al Instituto me gustaba la asignatura de Historia, y particularmente la historia de la URSS. Pero en matemáticas era un desastre. Sacaba ceros o no iba a los exámenes. Y afrontemos la verdad de una vez por todas, TRIPITÍ SEGUNDO DE BACHILLERATO, cosa que esta concursante de Gran Hermano, pese a no ser un prodigio de erudicción historiográfica, seguramente no ha hecho).
PD: El título no tiene nada que ver con el post. Iba a argumentar en calidad de marxista cabal en contra de las utopías, pero no tengo tiempo*, así que baste con decir que Marx era antiutopista (como debe ser).
*He de dejar de escribir post de forma compulsiva. Es un hábito más adictivo que el tabaco.
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Ni «espíritu de sacrificio», ni «afán de superación», ni «aspiración a la excelencia». Ni ningún respeto o simpatía por tales cosas.
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