Plagio de Leopoldo María Panero

Oh Leopoldo María Panero
¿En qué galaxia tu nombre ha encallado?
¿En qué cuento de brujas
susurran tu nombre los sapos,
los sapos babosos que cantan a la nada?

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Llueve sobre Nunca Jamás
y lloran los niños perdidos
por la muerte de Nunca Jamás.

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Y tu alma hecha de lluvia, tú lo dijiste,
hecha solo de lluvia azul,
gotea sobre las páginas heladas,
las páginas heladas de la nada
donde como sobre nieve corren los ciervos.

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Oh Leopoldo María Panero, dinos
qué viene ahora, después del fin,
después de haber escrito cuando ya todo
estaba escrito y palabras póstumas
como flores pálidas
sembraban los poemas de sepulcros.

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Consummatum est (Jesucristo dixit)

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Y la cerveza es el símbolo de Jesucristo,
tú lo dijiste. La cerveza
que riega las gargantas de la nada,
que se bebe frente a la nada
y se escupe sobre el vientre de la nada.

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El vientre de nieve rosada de la nada
que lameremos en el último día
cuando la llama de la lámpara eterna
-«naranja contra el invierno»-
se encienda al fin.

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«Su vientre pareció nieve en la que hubiese,
mientras un rayo vuelve a dorar el bosque,
caído el nido musgoso de un alegre jilguero».
Mallarmé lo dijo.

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Y Shakespeare nos dijo al oído
que la vida es un cuento de brujas.

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Pero brilla el pájaro de la ruina,
arde en el cielo y arde en el abismo,
arde como si fuera el tigre de Blake
y las estrellas lágrimas ardientes,
sollozando por la tierra baldía.