sábado, 6 de diciembre de 2014

La casta-nostra

La casta-nostra pone el ventilador, Jorge Moruno

Que sigan lanzando mierda ciertos infames filosofastros que ya chochean, vocingleros de tres al cuarto, perritos falderos y muy ladradores de Rosa Díez. Que sigan.

4 comentarios:

  1. Que si hombre, que sí; que Errejón, Pablo Iglesias y Monedero nunca fallan. Todo pertenece a un contubernio neoliberal, ¿eh?

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  2. Si un fallo administrativo es equiparable a los grandes casos de corrupción de este país, apaga y vámonos. Obviamente hay una campaña de desprestigio contra Podemos. Una campaña feroz, que no tiene en cuenta ni la verdad ni se detiene a argumentar nada. ¿Los medios no se deben a sus accionistas, vinculados estos a los bancos y a capital transnacional? Me parece obvio.

    Claro que pueden fallar. Pero esa no es la cuestión. Además, hasta ahora, ¿cuáles han sido esos fallos?

    Es sintomático el desprecio con el que se ha recibido el documento elaborado por Navarro y Torres. Los periodistas ni se lo han leído, o no han sabido entenderlo. Lo han caricaturizado. No propone ninguna revolución marxista ni colectivización forzosa. Propone, hablando en general, recuperar el papel del Estado -desmantelado, sí, por el neoliberalismo, para que viva quien se lo pueda pagar, y quien no que se joda- como garante de la demanda. Algo absolutamente lógico y sensato en la actual coyuntura. Si tienes una crisi de sobreproducción y bajas los salarios estás ahondando en la crisis, aunque a corto plazo para cada empresario individual parezca una solución razonable bajarlos, pero no lo es en el conjunto de la economía, y por lo tanto tampoco, en el fondo, para los empresarios.

    Pero todo esto da igual porque Errejón es un genio del mal y Monedero un bolivariano y Pablo Iglesias un peligroso comunista, ¿eh?

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  3. Lo decía Gramsci, y no le faltaba razón: el poder es como un centauro. Tiene una parte animal (estructura, coerción) y una parte humana (producción cultural, ideológica, a través de los medios de comunicación). Al contrario de lo que pudiera pensar la ortodoxia marxistas, la supremacía de una clase social no se deriva directamente de su papel predominante en el proceso productivo, sino que ha de construirse en el terreno cultural y político y se manifiesta como hegemonía (hasta ahora, que empieza a resquebrajarse, el neoliberalismo era hegemónico, y la caza de brujas contra Podemos hay que enmarcarla aquí, en esa lucha por la hegemonía, que están perdiendo, o al menos está empezando a ser seriamente cuestionada, y están desesperados).

    Naturalmente, la lucha hegemónica no ocurre en el vacío, sino sobre una estructura social. ¿Contubernio neoliberal? Pues casi que sí.

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  4. La última cosa que digo sobre el neoliberalismo: si su hipótesis, en los años 80, era que la desregulación, la reducción de impuestos, el debilitamiento de los sindicatos y todas estas cosas que les gustan a ellos para forjar el nuevo hombre libre, era que estimularían a los desfavorecidos a ganarse la vida por sí mismos, gracias a la autocnfianza emprendedora de la que tales políticas sociópatas les investirían, el resultado es empíricamente falso. Las desigualdades de clase aumentaron (se puede comprobar, insisto, empíricamente), los desempleados y los trabajadores pobres fueron, como diría Kymlicka, 'desciudadanizados' (lo son ahora mismo, esto tampoco veo cómo puede ser refutado) al ser incapaces de participar en la nueva economía de la derecha.

    Entonces, insistir en seguir como hasta ahora, con un desempleo que en España, además de ser estructural es escandaloso, me parece algo cuanto menos cuestionable. ¿Que el cuestionarlo implica soportar las arremetidas ideológicas de una casta que no va a renunciar fácilmente a sus privilegios? Supongo que habrá que aceptarlo y tomárselo con calma.

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