lunes, 19 de septiembre de 2011

Apolo, Dafne y DFW


Es probable que sea infinitamente rebuscado por mi parte encontrar correspondencias entre La Broma Infinita y casi cualquier cosa, por todas partes, no lo niego, pero como mecanismo expansivo sin fin que es, la novela de Wallace no acaba nunca.

Aquí está Apolo persiguiendo a Dafne. La ninfa prefirió convertirse en un árbol antes que dejarse atrapar por Apolo. Había jurado que jamás pertenecería a ningún hombre. Apolo decide entonces rendirle culto al árbol... Probablemente sin meditar mucho la cuestión. En la novela de Wallace aparece un tipo enamorado de un árbol:

En una ocasión Schitt le contó a Mario (...) que cuando él tenía la edad de Mario, él, Schitt, se había enamorado de un árbol, un sauce que visto a la luz de un crepúsculo húmedo le había parecido una misteriosa mujer rodeada de un torbellino de gasas (...). Schitt le contó a Mario que había sufrido mucho por ese árbol.
-Iba allí todos los días. A estar con el árbol.
David Foster Wallace, La Broma Infinita, pág. 100

2 comentarios:

  1. Bernini, qué grande, como la historia de Dafne y Apolo en sí. Un saludo, colega, interesante y variado blog el tuyo.

    ResponderEliminar
  2. Barroco italiano, yeah... estaba hojeando mi libro de historia del arte de bachillerato. Suspendí esa asignatura, pero me quedé con un libro buenísimo, muy caro, de tapa dura XD

    Buen blog el tuyo, nada más llegar me suena Pearl Jam...

    un saludo

    ResponderEliminar