viernes, 18 de mayo de 2012

Ian Curtis

La belleza terrible, los ángeles caídos, caminando en silencio, golpeados por la lluvia, con los ojos levantados hacia el cielo y dentro temblores indescifrables, ardientes, royendo las entrañas. Ninguna palabra podría explicarlo, porque no hay nada que explicar, solo flores mojadas, o el resplandor de una mirada que nos mira desde allí donde no hay el allí.

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