martes, 6 de marzo de 2012

El camino

Mi mente, dice, como todas las demás, es un camino serpenteante, y así mi vida, en consecuencia, a imagen y semejanza de mi mente, es también un camino serpenteante, como todas las demás, y así avanzan ambas, mi mente y mi vida, serpenteando por el camino serpenteante, un camino que es recto y curvo, uno solo y el mismo camino, recto como las líneas rectas por las que avanza la escritura, de forma sucesiva, y curvo como las curvas de las letras que forman las palabras, palabras curvas yendo siempre por líneas rectas, de izquierda a derecha, uno solo y el mismo camino, serpenteante, y recto y curvo también, y también es uno solo y el mismo camino el camino que sube y el camino que baja, depende de si tú subes o de si tú bajas, y al camino no le importa que subas o que bajes, le da igual, por él puedes hacer lo que quieras, que no se va a inmutar lo más mínimo, y cualquier camino, todos los caminos, al final van a dar todos al mismo lugar, todos los caminos, por más serpenteantes que sean, conducen únicamente a un lugar, uno solo y el mismo lugar para todos los caminantes, por más vueltas que den, y no importa lo diferentes que sean los caminos que recorren los caminantes, no importa tampoco cuándo se incorporen al camino, ni tampoco desde dónde lo hagan, que solo existe un único destino para todos los caminos y para todos los caminantes, el mismo para todos. Irremediablemente.

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