domingo, 3 de octubre de 2010
Como en una película
Pasan las nubes como en una película, y se agitan los árboles, como en una película, y se posa un pájaro en el cable eléctrico, como en una película, una película lenta y trascendental -no son pocos los espectadores que abandonan la sala, no obstante los movimientos son hipnóticos y atrapan la mirada, porque pocas veces vemos el mundo en tanto que mundo- despojada de narración, un poco triste, sin cambios de plano, siempre el mismo plano: nubes, árboles, pájaros. Eso es todo. Y el viento, que lo mueve todo, único protagonista invisible que seguirá soplando cuando ya no estemos, seguirá soplando y soplando para nadie, obstinado y perpetuo, para siempre, para nadie, soplando, el viento que no tiene boca, beso del abismo lanzado a bocajarro por la superficie del mundo, lanzado por nadie, el viento que no tiene manos, que nos tiene en sus manos...
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