sábado, 29 de junio de 2019

29/06/2019

Las monsergas moralistas, fanfarronadas revolucionarias y repliegues identitarios de algunos izquierdistas —yo soy marxista, dicen, como si eso significara algo, como si declarar ser x tuviera algún efecto en la realidad— solo pueden recibirse con una sonrisa sardónica. 

Muy bien, el Capital es el Mal, pero quizá habría que concretar un poco más, ¿no? Además, como todo el mundo sabe, excepto los pobres diablos conspiranoicos que tienen el cerebro frito, el Capital no tiene agencia, no es un sujeto intencional malvado, oculto tras la cortina, que mueve los hilos de la Historia.

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