miércoles, 12 de junio de 2019

12/06/2019

Leo un libro sobre innovación en las bibliotecas en el que se dice que hay que acabar con la anacrónica idea del silencio en las bibliotecas. Está claro que la autora no ha trabajado jamás como auxiliar, de lo contrario sabría perfectamente que son los propios usuarios los que demandan silencio en las bibliotecas y que la mayoría de las quejas se deben al ruido que se produce cuando hay actividades como cuentacuentos, de manera que con lo que deberíamos acabar es con la absurda idea pseudoprogre de que las bibliotecas no deben ser silenciosas. Por supuesto, esto no significa que las bibliotecas no tengan que hacer actividades. Simplemente habría que aislar bien las zonas dedicadas a actividades de las salas y de las zonas de estudio. 

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