sábado, 1 de diciembre de 2012

Algo: retrato de un sonámbulo (II)

Los días transcurren con normalidad, una tras otro, como el goteo rítmico de un grifo mal cerrado. Ir al colegio, regresar, jugar a fútbol, hacer los deberes, cenar, irse a la cama. Una rutina armónica, un orden preestablecido, límites claros enmarcan todos los actos, todo transcurre de manera regular, precisa, limitada y hermosa. Más tarde, será preciso despertar de ese sueño, pero por ahora no. La amenaza del caos, de la variación continua, la comedia sin gracia de la incertidumbre aún no extiende su sombra alargada sobre el seguro refugio de los días de la infancia.

Un montón de canicas de todos los colores ganadas inesperadamente constituyen un valioso tesoro que hay que conservar a toda costa, pero hay que seguir jugando, arriesgarse a perder. De hecho, perder es inevitable.

Las burbujas estallan. También es inevitable.

Los días dichosos son todos iguales, pero las noches se diferencian mucho unas de otras. Los despiertos comparten un mundo común, pero el que duerme se vuelve hacia su mundo particular, de manera que todos somos, a nuestra manera, solipsistas en nuestros sueños y pesadillas. Solía despertar, en una fase de sueño lúcido, antes de saber el desenlace de la narración onírica que escribía mi cerebro al margen de mi consciencia que, sin embargo, se asomaba tímidamente al borde del sueño para saber qué estaba ocurriendo, tratando de no perturbar con su presencia el desarrollo de las imágenes, porque si se asomaba demasiado entonces la consecuencia no era otra que despertar. La duermevela solo existe en un equilibrio frágil que a la mínima se rompe y te ves impulsado hacia un lado o hacia otro. En este intersticio se esconde el enigma de la realidad y pensaba que había que explorarlo. En este intersticio hay pasillos, largos corredores oscuros, polvorientos, pero también grandes llanuras y horizontes. Por ahí pasea el sonámbulo, aunque luego no lo recuerde. Mi propósito era convertirme en un sonámbulo consciente, en un ciego que ve.

5 comentarios:

  1. Que gracioso, a veces suelo sentirme de la misma forma, parecieras escribir desde el interior de cualquier persona que se parece mucho a ti.

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  2. Y eso que no tenemos nada en común con nosotros mismos, como dijo Kafka :)

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  3. Anónimo7:33 a. m.

    Deberías convertirte en un hombre que duerme, y soñar que no eres un sonámbulo inconsciente... xD

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  4. jeje, no está mal, pero creo que me estoy haciendo un lío con tanto vaivén entre vigilia y sueño XD

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  5. Anónimo4:50 p. m.

    En un ciego que ve.

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