sábado, 1 de diciembre de 2012

Algo: retrato de un sonámbulo (I)

Sonámbulo despierto, ciego capaz de ver
Georges Perec, Un hombre que duerme 


Mis manos se extienden mecánicamente, chocan contra la puerta. Afuera la noche, el frío, las farolas envueltas en la niebla que todo lo abarca. La puerta está cerrada con llave con el fin de evitar que salga a la calle y camine por ahí, profundamente dormido, expuesto a innumerables peligros, como un autómata al que han dado cuerda y no puede parar una vez activado el mecanismo que lo mueve, un resorte oculto en su sistema nervioso. Enciendo luces y las apago, sin ningún propósito aparente. Me desplazo hasta la cocina, abro y cierro unos cuantos armarios. A mi madre le preocupa que alguna noche me caiga por las escaleras, pero eso no sucederá. Camino con los ojos muy abiertos, pero no veo nada, no soy consciente de nada. Mi mirada está fija en un punto que no pertenece a este mundo. Algunas noches me visto y me desvisto. Mis actos son absurdos y repetitivos: encender y apagar luces, vestirme y desvestirme. No perturbo el orden de las cosas. Lo dejo todo como estaba al principio. El final es idéntico al principio. Al día siguiente mi madre me dice: te levantaste otra vez, tuve que llevarte hasta la cama. No recuerdo nada.

Hablo, pero mis palabras son ininteligibles. Ni siquiera son palabras, es un murmullo, un caótico torrente de sonidos desarticulados que nada significan, un flujo subterráneo que no alcanza la superficie del lenguaje.

Me dicen que es peligroso despertar a un sonámbulo. Imagino que si me despiertan mientras vago en sueños de los que al día siguiente no recordaré nada algo terrible puede ocurrir. Lo cierto es que es mentira, lo único que pasa si un sonámbulo se le despierta es que estará confuso y desorientado hasta que despierte del todo. Ningún oscuro peligro amenaza la vida del sonámbulo, pero tengo once años y aún no lo sé y por eso mi fantasía se alimenta de enigmas: algo, indeterminado, impreciso, ocurrirá si te despiertan.

Nos vamos de vacaciones. Duermo en la litera de arriba. Me caigo en medio de la noche. Me hago daño en el hombro, en la cadera y en la cara. No vuelvo a dormir en la litera de arriba. Ni siquiera cuando deje de ser sonámbulo. Ya no me gustan las literas de arriba.

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