domingo, 11 de diciembre de 2011

Un poema (o algo así)

El aire es gélido frente al crepúsculo. Nubarrones inciertos en un horizonte huidizo. Tus labios de metal ardiendo en la oscuridad. Rosas muertas en el tejado. Y yo me abrazo a la caída y me despido, carreteras perdidas me llevan hacia el mar.

Y allí, cuando te vi, en el mar, silueta inasible, te perdí, sí,
por última vez.

Aún lo recuerdo.

Aromas de sirenas muertas inundaban la escena
como suspiros desmayados
y si reí o lloré no lo sé.

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