martes, 7 de diciembre de 2010

Porque sí

Cada mes de diciembre pienso en todas las piscinas que estarán ahora vacías y me entra una rara nostalgia. Quizá ahora una chica envuelta en su bufanda las contemple, sus ojos se tiznarán de tristeza, pero lo más probable, desde luego, es que no haya ninguna chica asomada a una piscina vacía. Da igual. Estará viendo la tele. O tomando un café. O qué sé yo. Sus dedos serán blancos y finos. Es mejor que sonría. Eso siempre es mejor, lo sabe todo el mundo. Y mejor aún es que lo haga sin motivo. Sin más. Porque sí. Como un desafío a la furia y a la estupidez del mundo.

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