martes, 23 de marzo de 2010

Zeitgeist carpetovetónico

En España desde que hemos dejado de trabajar y de estudiar nos levantamos a la hora que nos da la gana y permanecemos en una suave modorra procastinadora, en un dulce ensueño anestésico, confeccionando nuestra particular reinvención del tedio moderno, ríadas de seres vacíos pululando por bares y conciertos ingiriendo cantidades desmesuradas de litros, diríase que nos hemos puesto en huelga metafísica, aunque por culpa de nuestra falta de sofisticación francesa más bien hacemos el vago tocándonos los huevos a dos manos y, gracias a nuestra histórica crueldad inquisitorial, en Semana Santa "matamos judíos" como si no fuera a haber mañana, pero que nadie se lleve a engaño, no queda otra tras la disolución de todos los lazos afectivos a manos del capitalismo líquido. ¿No queríais muerte de los meta-relatos? Pues toma dos tazas. La posmodernidad no es Baudrillard, es la masa exangüe de ninis volviendo de los after con los ojos castigados por un sol nada platónico que sigue brillando como si nada, impertérrito, ajeno a la sorda catástrofe. Las ruinas del futuro brillan en la oscuridad como gusiluz encogido de hombros.

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