miércoles, 10 de marzo de 2010

El ser fuera de sí mismo: de la fructífera porosidad de la literatura

No hay ningún, pero ningún-ningún, tema que no pueda ser abordado por la literatura, o visto desde una perspectiva literaria, o se erija, dada la exageración congénita de todo escribiente, en metáfora de la literatura. Por ejemplo, Ricardo Pligia dice en un artículo que la literatura tiene que ver con la natación, claro que luego habla de psicoanálisis, tragedia y del género policial y no dice nada sobre el arte de la natación, pese a titular así el mentado artículo.

Pero cambien natación por danza, por ejemplo. También funciona. Cambien danza por batalla. Ídem. Cambien batalla por submarinismo. Cambien submarinismo por senderismo. Cambien senderismo por viaje espacial. Cambien viaje espacial por boxeo. Cambien boxeo por puzzle. Cambien puzzle por detective. Cambien detective por funambulista.

Etc.

Es curioso. Es como si la esencia de la literatura consistiera en una multitud de cosas que ella, propiamente, no es, como si su auténtico ser estuviera fuera de ella misma.

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