De hecho, como es sabido, Marx critica ferozmente al Estado y a la burocracia estatal. En La guerra civil en Francia, por ejemplo, alaba a La Comuna por convertir en realidad el sueño de un "Gobierno barato" al destruir las dos grandes fuentes de gasto: el ejército permanente y la burocracia del Estado. En algún otro sitio llama ente parasitario al Estado.
No obstante, Marx no critica sin más a los trabajadores del Estado (que pueden contribuir a la reproducción del capital social, como los que trabajan en educación, por ejemplo) sino a los funcionarios que sacan provecho de sus cargos en el Estado.
Para escapar de la deuda, dice Marx, es preciso que el Estado limite sus gastos y —¡mucha atención, queridos minarquistas antimarxistas!— gobierne lo menos posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario